Solo los barrios de la periferia conservan vecinos a costa de un centro envejecido
La tasa de envejecimiento de la ciudad ha aumentado cinco puntos porcentuales en siete años, llegando al 27,61%
Cecilia Hernández
Martes, 4 de agosto 2015, 12:06
El principal problema de Salamanca es la despoblación o, al menos, la consecuencia más directa de otros males que afectan a la provincia y a la capital y que son de sobra conocidos. En esencia, si no hay trabajo, no hay arraigo poblacional y lo que desde hace décadas ha sido una tendencia evidente se ha convertido, en los últimos años, en una hemorragia sin control que pone las cosas muy difíciles de cara al futuro.
Basta echar un vistazo a los últimos datos publicados en el Observatorio Urbano y Económico de Salamanca, que se puede acceder a través de la página web del Ayuntamiento. Si en 2007 la tasa de envejecimiento de la capital del Tormes se situaba en un 22,27%, en 2014 había aumentado hasta un 27,61%, más de cinco puntos porcentuales de crecimiento en apenas siete años, una tendencia solo rota entre los años 2009 y 2010, en los que la tasa descendió unas testimoniales 19 décimas.
Hay que explicar en este punto que el Índice de Envejecimiento se define, según la metodología aplicada por el Instituto Nacional de Estadística, como el porcentaje que representa la población mayor de 64 años sobre la población menor de 16 años. Esto es, si aumenta, aplicando las normas algebraicas, puede ser por dos motivos: o porque aumentan las personas mayores de 64 años o porque descienden las de menos de 16. O por las dos causas a la vez.
De hecho, los nuevos datos aportados por el Observatorio, fechados a diciembre de 2014, ofrecen peores perspectivas y realidades que los que dejó el INE a principios de año. Si las tablas estadísticas del instituto nacional dejaban 148.042 los habitantes de Salamanca ciudad, el informe del Ayuntamiento sitúa ese dato en 148.003. No mucho menos pero, en una situación como la que tiene la capital, cada habitante cuenta. Y es que en una década la ciudad ha perdido más de 12.000 habitantes, pasando de los 160.331 de 2005 a los 148.003 de 2014, y dejando por el camino la cifra histórica, por lo que representa, de 150.000, que se perdió hace poco tiempo, entre los años 2012 y 2013, cuando la sangría de población casi alcanzó las 3.000 personas.
Ciudades dormitorio
Los más optimistas en estas cuestiones señalan que no toda esa población se ha marchado a otras ciudades, sino que en Salamanca se ha dado el fenómeno de las ciudades dormitorio, ya que los municipios del alfoz no han parado de crecer en los últimos años, recogiendo a todas esas familias jóvenes que salían de la ciudad. Los altos precios de las viviendas y la menor comodidad han alejado a la población del centro de la ciudad.
Así, prácticamente todas las zonas céntricas salmantinas han perdido población en los últimos dos años, y aquellas que han ganado, lo han hecho de modo testimonial. El barrio más poblado de la capital, Garrido Norte, ha pasado de 12.739 habitantes en 2012 a 11.344 a finales de 2014, según los datos recogidos por el Observatorio municipal. Esta tendencia se mantiene en el resto de barrios, como, por ejemplo, Carmelitas-Oeste, que ha pasado de 8.971 a 8.811 y Pizarrales, de 8.656 a 8.209.
Si se dirige la mirada, sin embargo, a los barrios más periféricos, esos que están cerca del alfoz, se observa como en ellos la pérdida poblacional se contiene y se quedan en los mismos números que hace dos años. Es el caso del Arrabal, que ha pasado de 526 a 521, de la Fontana, de 667 a 656 o de Vistahermosa, que apenas ha perdido tres habitantes en dos años, pasando de 1.885 a 1.882. En la misma situación está el Teso de la Feria, que se mantiene en cerca de 1.400 habitantes, o la Platina (que contiene a Huerta Otea), que incluso crece de los 2.168 a los 2.179 habitantes.
Periferia
Esto es, los barrios periféricos resisten el envite de la pérdida de población y, sin aumentar destacadamente, al menos no pierden como si pasa en el centro. Esta particular idiosincrasia se observa también si regresamos al índice de envejecimiento. Mientras en el centro el porcentaje de mayores de 64 años sobre los menores de 16 supera con creces a la media de la ciudad (27%), con San Isidro (44,47%) y Carmelitas-Oeste (38,79%) en los primeros puestos de los barrios más envejecidos, en la periferia, los barrios de La Platina y Vistahermosa sorprenden por la juventud de su población, con índices de envejecimiento por debajo del 10%, seguidos por el Teso de la Feria, con un 15,7%, muy por debajo de la media local.
Esta situación ya se contemplaba en el Plan Municipal de Personas Mayores elaborado por el Ayuntamiento de Salamanca en 2012 y que llega a su caducidad en este 2015. Continuación del realizado en 2010, este plan habla de características de los barrios y la ciudad que no han hecho sino incrementarse con los años. Destaca la inexistencia de «homogeneidad» en cuanto a la distribución por edades en determinadas zonas de la ciudad, una mezcla que se debe a «diferentes factores sociodemográficos», como la convivencia entre partes de nueva construcción, con un alto porcentaje de residentes jóvenes, y partes más antiguas, en las que «está presente el síndrome del nido vacío: hogares en los que la descendencia ha volado para formar sus propias familias en otros lugares de la ciudad».
En general, las notas predominantes de la población salmantina vienen marcadas por el fuerte descenso de la natalidad y la fecundidad, la escasa capacidad de reemplazo de la población activa a medio y largo plazo, ya que no hay jóvenes, la elevada proporción de la población de más de 65 años, con respecto al total, el envejecimiento progresivo de la población y, por último, la feminización de la población, sobre todo en las franjas de mayor edad, debido al aumento de la esperanza de vida entre las mujeres con respecto a los hombres.
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