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Jorge Holguera Illera
Viernes, 15 de mayo 2015, 12:50
«Las cebadas han pasado de verdes a blancas», comentaba ayer con gran disgusto Jesús Sánchez Torres, agricultor de Cantalapiedra. Lo hacía junto a su hermano José María Sánchez Torres, que también lamentaba que «se está poniendo la cosa muy mal».
Los agricultores cerealistas tenían buenas esperanzas este año, pero la campaña «se está quedando como el año pasado», tal y como relata Jesús Sánchez. Tanto él como su hermano están poniendo remedio antes de que les pase al resto de cereales lo mismo que a la cebada, pues se están se encargando de segar en verde cultivos como las avenas. Ambos comentan que este año aun no hay precio para el forraje, pero que el año pasado rondó los 17 céntimos el kilo.
En cuanto al resto de cereales, los cultivadores que tienen la suerte de tener regadío y agua están regando estos días intensamente. En el canal no hay problema, pero hay en zonas de sondeo donde los riegos están muy limitados y sucede como lo que estaba contemplando ayer el agricultor Miguel Ángel Pro Dávila de Villaflores, quien mientras regaba la cebada con el cañón comentaba que «según riegas, este calor seca más que lo que se riega».
Las esperanzas aún permanecen vivas para otros cultivos como los trigos, que aún están verdes, pero si no llueve correrán la misma suerte.
En opinión de Aurelio Pérez, coordinador de La Alianza UPA-COAG, «estos días de calor han destapado las miserias que tenía la cosecha, la cosecha tenía un problema de falta de agua». Pérez considera que este invierno ha sido demasiado cálido, algo que ha originado que la raíz del cereal quedara muy superficial y no profundizara, a lo que se ha unido el efecto de las nieblas en el mes de abril, «que hicieron daño, sobre todo en las cebadas», anota.
Esto, argumenta, ha originado que estemos viendo que en una cosecha que estaba bien planteada se estén viendo los síntomas de espigas que están amarilleando y no van a granar. «Ese daño se están viendo sobre todo en cebadas», apunta. Aun así, Aurelio Pérez considera que los agricultores habían trabajado muy profesionalmente para obtener cosechas de 5.000 ó 6.000 kilos por hectárea, algo que lo mermará fuertemente los calores y la sequía. «En función de que haya lluvias o no las producciones variarán, aunque nunca es bueno que ese amarilleamiento tan repentino, no es bueno, porque nunca es bueno que se produzcan las cosa de golpe y porrazo», considera.
Luis Ángel Cabezas, presidente de Asaja que hoy asistirá a la misa de San Isidro, organizada por ésta Organización Profesional Agraria, a las doce del mediodía en la iglesia de San Pablo de la capital, pedirá al santo patrón de los agricultores, que llueva cuanto antes, pues sabe de los estragos que han causado estos días de temperaturas de hasta 35 º centígrados, con aires escaldadores que lo secaban todo a su paso.
«Estamos en un momento en que si las previsiones del tiempo que anuncian que no va a llover no cambian, vamos a pasar de poder haber tenido una buena cosecha si hubiera llovido estos días, a tener una cosecha mala o muy mala», lamentaba ayer Luis Ángel Cabezas.
En la voz de este representante de los agricultores se podía intuir la tristeza que transporta de todos los hombres campesinos de estos lares, que tras una campaña nefasta tenían puestas las esperanzas en una buena cosecha para este verano.
Ahora «se está secando todo», afirma Cabezas e incluso añade que «estos calores están arrebatando los pastos ya», por lo que considera que, «si en pocos días esto continua así, termina la primavera y empieza ya el verano».
Capacidad de producción
Juan del Pozo, agricultor de La Armuña, en concreto de Cabezabellosa de la Calzada, también se expresa en los mismos términos, al declarar que «los cereales están perdiendo capacidad de producción día a día, ya que hay mermas claras en la cebada y si el tiempo sigue así, va a haber en todos los cereales», considera.
Este agricultor salmantino asevera que «la cebada es el cereal más perjudicado», pero que en el caso de los trigos en cuanto pasen unos días, si no llueve, les va a pasar igual, con el agravante de que les va a pillar todavía más traseros y les perjudicará más. Juan del Pozo explica que se está notando la sequía con más incidencia «sobre todo en terrenos fuertes que no se han calado en invierno, entonces acusa la falta de humedad de una manera más clara». «Estamos en un punto en que si llueve en muy pocos días ¡vaya!, pero si no la cosecha pasará a bajar de un 20 a un 30 por ciento de lo que estaba prometido», concluye.
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