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ELENA GÓMEZ / WORD
Lunes, 11 de mayo 2015, 13:01
La figura de Santa Teresa de Jesús ha sido, a lo largo de la historia, fuente de inspiración para investigaciones y creaciones artísticas. Su persona y en especial su parte más mística ha levantado auténtica devoción por muchos, un sentimiento que este año se ve exaltado gracias a la celebración del V centenario de su nacimiento.
En este marco, el grupo de teatro Lazarillo de Tormes de la ONCE está llevando a numerosos rincones de nuestra provincia y de otras cercanas la obra Teresa, la jardinera de la luz, una puesta en escena que, con mucho tacto y sensibilidad, nos descubre la parte más humana de Santa Teresa de Jesús a través de anécdotas contadas por personas que le acompañaron durante su vida.
La jardinera de la luz llegó ayer hasta Calvarrasa de Arriba, concretamente hasta su iglesia que, en estos días, está, curiosamente, convertida en una especie de museo con obras de pintura y escultura realizadas por numerosos autores que encontraron su inspiración en la figura de Santa Teresa de Jesús.
En este marco inmejorable, que evoca a la esencia de la santa por todos los rincones, más de un centenar de vecinos se rindieron ante los pies de esta delicada puesta en escena, cuyos profesionales actores algunos de ellos invidentes lograron transmitir con su cuerpo, su voz y su expresión multitud de sensaciones y sentimientos que calaron hondo entre el público.
Así, los asistentes a esta representación pudieron reír con las ocurrencias de las carmelitas, hijas de Teresa, que narran su historia ante el inquisidor que la investiga. Y es que las anécdotas de la niñez y la juventud de la santa, parecidas a la de cualquier otra muchacha de su edad, hicieron soltar más de una carcajada por su cercanía y naturalidad.
Las épocas felices dieron paso a la enfermedad de Teresa, poco después de empezar su vida religiosa, y a repasar los episodios más importantes que vivió durante la creación de sus fundaciones.
Todo ello intercalado con un recital de sus poemas más importantes, mientras el ambiente se va volviendo triste, pues la muerte de la Santa se va acercando. Un momento cúlmine en el que no solo los actores derramaban lágrimas y emitían sollozos, sino que también entre el público los pañuelos hicieron su aparición para secar algunos ojos.
Un aplauso unánime y largo puso el punto y final a la obra, aunque los halagos del público hacia los actores continuaron, ya fuera de la iglesia, intercalándose con agradecimientos por haber permitido conocer mejor a Teresa y disfrutar del buen teatro.
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