Descubriendo los secretos de la famosa piedra de Villamayor
Los escultores que estos días están trabajando con ella en la feria de la localidad relatan su experiencia en el evento
ELENA GÓMEZ / WORD
Viernes, 8 de mayo 2015, 11:47
La fama de la piedra de Villamayor ha traspasado las fronteras de la provincia e incluso de nuestro país.
Su inclusión en los elementos más emblemáticos de la arquitectura salmantina, componiendo los cientos de detalles de fachadas tan emblemáticas como la Universidad o la Catedral, han hecho que otras ciudades (como Gifu, en Japón) hayan querido tener réplicas de estos edificios hechas en este mismo material tan especial.
Además de su alta calidad estética, la piedra de Villamayor cuenta con unas características que la hacen especial.
Y es que su composición arenosa la hace mucho más blanda que otras piedras con las que suelen trabajar los canteros y los escultores, como puede ser el granito o el mármol.
Esta característica hace que, los que trabajan por primera vez con ella, se vean inmersos en una contradicción a la hora de definirla.
Es lo que les pasa a muchos de los quince escultores que estos días participan en la Feria de la Piedra de Villamayor, tanto en el certamen para alumnos de Bellas Artes y de la Escuela de Artes de Salamanca, como en el certamen libre o en la exhibición (no competitiva) de escultores internacionales.
Samia Abdel Monsef, participante egipcia de la exhibición internacional, señala que «es la primera vez que trabajo con una piedra como ésta, tan blanda, que es fácil y difícil de trabajar a la vez. Fácil porque no tienes que hacer mucha fuerza para trabajarla, pero difícil porque puedes romperla», y añade que le gusta participar en este tipo de actos porque «me gusta conocer nuevas culturas y como ésta, la historia o la religión influyen en el arte y en la manera de trabajar».
En el mismo sentido apunta la rusa Vasilisa Chugunova, quien asegura que en su obra «intento reflejar los sentimientos románticos en mi escultura y todas las emociones que la gente con la que estoy o el lugar donde estoy me transmiten», señalando que la piedra de Villamayor le ha dado una «buena impresión, aunque es difícil de trabajar porque se puede romper».
«Esta piedra es un desafío para mi, porque estoy acostumbrada a trabajar con otro tipo de material como el mármol», añade Susanne Paucker, alemana de nacimiento que reside actualmente en Italia. En su opinión, «es bueno estar en un sitio así, porque aprendes sobre el material y sobre cómo lo trabajan los demás».
Ayhan Kayapinar, llegado desde Turquía, también apunta en el mismo sentido, asegurando que «es bueno coincidir con artistas de otros países, para ver diferentes tipos de arte y de escultura».
Todos los escultores internacionales han sido invitados por el escultor salmantino Valeriano Hernández, encargado de coordinar esta parte de la feria. Una coordinación que Eugen Petri, participante llegado desde Rumanía, destaca.«Me gusta este sitio porque es tranquilo, la organización es muy buena y no hemos tenido problemas en conseguir la piedra o cualquier material que necesitáramos», asegura.
Levon Tokmajyan, uno de los escultores más veteranos y experto en este tipo de eventos internacionales a los que acude desde su Armenia natal, señala que «en cada lugar recibes nuevos conocimientos sobre técnicas y sobre maneras de pensar el arte».En su opinión «las esculturas reflejan la forma de pensar de cada lugar. Cada persona, según su edad, sus vivencias o su empleo trabaja de manera diferente la piedra, poniéndole sus sentimientos», algo que sin duda puede verse en el trabajo que realizan todos ellos durante estos días en Villamayor.
Opinión nacional
Los escultores nacionales de la Facultad de Bellas Artes, de la Escuela de Artes y los del certamen libre tienen un mayor conocimiento sobre cómo es la piedra de Villamayor, aunque algunos, como las alumnas de la facultad de Bellas Artes, nunca habían trabajado con ella.
«Esta piedra es bastante fácil de trabajar, pero dentro de lo que cabe es piedra», señala Carmen Mateos de Andrés, una de las estudiantes de segundo curso de la facultad que logró que su proyecto Contradicción fuera seleccionado de entre más de 160. «De momento vamos bien, a ver cómo terminamos», señalaba riendo en conversaciones con este periódico.
Su compañera, Adriana Barral Peliz es otra de las seleccionadas con su obra Plano contra plano, explica que el proyecto «era un trabajo para clase, nos mandaron hacer bocetos en barro y a partir de ese boceto nos fueron seleccionando y aquí estamos». «Me sorprendió estar seleccionada, ya que no me lo esperaba para nada, y es mi primera vez tallando piedra, así que a ver qué tal», sentencia asegurando que el hecho de ser su primera vez tallando hace que «me duelan las muñecas».
Este síntoma también lo sufre Carla Abejón Tamargo, otra de las estudiantes de Bellas Artes, seleccionada por La Dama, quien asegura que se sorprendió al ser seleccionada. «En Bellas Artes participó prácticamente todo el mundo porque era medio obligatorio, ya que teníamos que presentar una escultura en barro que entraba dentro del programa y que es la que presentamos al concurso. Se presentaron unas 170 personas, así que ¿quién va a pensar que le van a seleccionar?», se pregunta esta participante.
David Miedes Casas(con su trabajo El Reposo)y Arancha Arruen Anhila (con Paternidad) son dos estudiantes de la Escuela de Artes, aunque previamente ya han pasado por la Facultad de Bellas Artes. «Me metí en la Escuela de Artes Escénicas para especializarme en escultura», señala Miedes, quien añade que «me gusta la piedra de Villamayor, aunque prefiero otras más duras, pero es la que tenemos autóctona» y valora esta feria porque «siempre me ha gustado trabajar en grupo, en equipo y compartir experiencias».
Arrue, por su parte, señala que desde la escuela «nos incitan a que participemos y aunque andamos pillados de tiempo por todas las cosas, nos lo planteamos y presentamos un boceto», añadiendo que, al formar parte del ciclo de escultura, esta actividad «entra muy bien en la dinámica de clase».
El más experto de todos los escultores participantes de la feria que hablaron con este periódico es Jesús García Quintas, que estos días trabaja en su obra Fecundidad. «La experiencia es buena y siempre participo», señala este escultor, que ya ha ganado en alguna ocasión el certamen libre de la feria. «Además de que me gusta creo que es necesario participar, porque los escultores a veces nos quejamos de que no hay concursos, actividades y certámenes y luego cuando hay alguno en éste la verdad es que hay mucha gente, muchas maquetas, por lo que es una ventaja que te seleccionen».
Para García Quintas, la piedra de Villamayor «es fácil de trabajar, porque te emocionas quitando, pero difícil porque como no te des cuenta quitas demasiado o rasga, sobre todo la gente que mete la radial». Y es que, aunque alguna vez usa herramientas como la radial o el martillo hidráulico «para ahorrar algo de trabajo», prefiere usar la maza, el escoplo o los cinceles, «como los antiguos canteros».
Todos estos escultores, y hasta un total de quince que participan en esta feria, tendrán que tener listas sus obras mañana, momento en el que se desvelará el resultado obtenido y se hará público cuáles son las obras mejor consideradas por el jurado.
Lo que está claro es que todos finalizarán la feria habiendo descubierto o aprendido más sobre la particular piedra de Villamayor.
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