
Vuelta a los orígenes santibañejos
elena gómez
Sábado, 18 de abril 2015, 11:55
La localidad de Santibáñez de Béjar, en la comarca de Béjar, es un ejemplo más de municipio que, con el paso de los años, ha ido perdiendo su población, que se ha visto mermada por el éxodo de sus antiguos habitantes, que se marcharon principalmente en la década de los años 40 para buscar trabajo en otros lugares, volviendo algunas familias solo de vez en cuando y, con el paso del tiempo y de las generaciones, no volviendo a pisar el pueblo en el que están sus orígenes.
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Dos ejemplos claros son las familias Díaz Benito ySánchez García, cuyos antepasados provienen de la localidad de Santibáñez de Béjar, aunque son pocos muy pocos los que hoy en día siguen viviendo en la localidad.
El resto, como ha pasado en incontables ocasiones en pueblos de nuestra provincia, se extendieron por la geografía española, especialmente por Extremadura, Madrid, la Comunidad Valenciana y las grandes ciudades de nuestra provincia. Sin embargo, también hay algunos familiares que acabaron en Francia, Portugal o incluso Alemania, algunos de los cuales no han pisado nunca Santibáñez de Béjar, algo a lo que se pondrá solución durante la jornada de hoy.
Yes que, tal y como explica Marcelino Díaz, uno de los promotores del encuentro de hoy todo empezó un día en el que, en su círculo familiar más cercano, se propuso hacer una reunión y visitar el pueblo en el que nacieron y vivieron sus antepasados, idea que decidieron hacer crecer y expandirla al resto de la familia, que cuenta con algunos miembros que, por la distancia y el tiempo, ni siquiera se conocen.
Una buena excusa para verse las caras, contarse anécdotas y, sobre todo, hurgar en los propios orígenes familiares que hará que hoy, en Santibáñez de Béjar, se reúnan alrededor de 265 personas de estas dos familias, que tienen su punto en común en Martín Díaz Benito y Nicolasa Sánchez García.
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«Son los abuelos de la parte de la familia que vivimos en Almendralejo y que propusimos esta jornada, por lo que todos los que vienen son primos en algún grado nuestro, pero en algunos casos, entre ellos, no son familia, lo cual no ha supuesto ningún problema, al contrario, están encantados de conocerse y el origen es el mismo», señala Díaz.
Origen arriero
«El origen secular de nuestra familia, desde la Reconquista hasta el siglo XX, fue Santibáñez de Béjar», explica Marcelino Díaz, quien se ha encargado de recopilar todos los datos genealógicos que él tenía y que le han ido facilitando otras ramas de su familia y los documentos que ha ido encontrando hasta crear un árbol de más de mil familiares y con el que ha logrado remontarse hasta el año 1770.
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«Al ser un pueblo serrano, con recursos agropecuarios limitados, y a causa del aumento de la población en el siglo XIX y sobre todo a principios del XX, se convirtieron en un pueblo arriero, trajinante, siendo éste uno de los principales factores del desarrollo económico, pero como consecuencia de tener que comprar los alimentos y el resto de bienes en diferentes regiones hicieron que acabaran estableciendo sus lugares de residencia en los lugares de origen o destino de las mercancías con las que trabajaban», explica Díaz, quien asegura que fue en ese momento, en la primera mitad del siglo XX, cuando «se rompió la tradición de nacer, casarse y morirse en Santibáñez de Béjar», empezando la dispersión de sus vecinos por otros territorios.
Expectación
«Los días previos a la reunión no he dejado de recibir llamadas de unos y otros, hay mucha expectación con este encuentro, por parte de los mayores porque nos volvemos añorantes y en el caso de los jóvenes porque tienen curiosidad por conocer a la familia de sus padres y sus orígenes», señala el organizador, quien reconoce que ha recibido una gran ayuda por parte de sus familiares, puesto que ha contactado con un representante de cada rama que, a su vez, se ha encargado de contactar con el resto.
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Así, con el trabajo de todos, hoy se reunirán en Santibáñez de Béjar cuatro generaciones diferentes de una misma familia, teniendo el mayor de ellos 90 años (el pintor bejarano Félix Bueno) y los más pequeños apenas algunos meses. Casi un siglo de diferencia entre unos y otros que no solo revivirán su propia historia, sino que son la viva imagen de la historia de los pueblos de la provincia de Salamanca.
Esta iniciativa podría ayudar además a que vuelvan a reconectar con sus orígenes y, quizá, retomen un vínculo con el pueblo que, en algunos casos, era inexistente. «Ojalá consigamos que algunos vuelvan más veces, para tratar de recuperar algo de lo que queda antes de que se pierda del todo», sentenciaba Díaz.
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