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Silvia G. Rojo
Domingo, 12 de abril 2015, 12:51
Primero Bañobárez, luego San Felices de los Gallegos y finalmente, Olmedo de Camaces. Estas son las tres localidades de la zona del Abadengo en las que desde el pasado mes de enero se vienen sucediendo los ataques de uno o varios lobos, pues según los propios afectados, la patrulla correspondiente ha reconocido que se trata de este animal.
El último de los ataques se produjo ayer mismo en Olmedo de Camaces donde dos lobos, según Sebastián Arroyo, mataron cuatro ovejas y una más desapareció, todas, en su explotación.
Arroyo explica que «cuando hemos ido hacia las 8:30 horas, hemos visto lo que había pasado y la propia patrulla de Medio Ambiente asegura por las mordeduras y por las huellas que son dos lobos, uno más grande que otro».
Los ganaderos del pueblo, después de las noticias llegadas un día antes de Bañobárez, o el ataque que se produjo en San Felices de los Gallegos el pasado uno de abril en el que murieron 17 ovejas, aseguran que «habíamos comentado que pronto nos tocaba a nosotros y así ha sido, y lo más llamativo de todo es que ha estado metido prácticamente dentro del pueblo».
Sebastián Arroyo es de los que reconoce que la situación produce «desasosiego», y en la tarde de ayer, todavía no sabía qué hacer esa noche con las ovejas.
Pero sin duda alguna, el que peor parte se ha llevado hasta el momento en la zona ha sido Salustiano García Luffiego, un ganadero de Bañobárez.
A finales del pasado mes de enero, su rebaño recibió la visita del lobo y el saldo fue de cuatro ovejas muertas y cinco heridas.
Como siempre, esos son los daños inmediatos y que se podrían considerar como absolutos, pero desde estos hechos, y los que se han sucedido después, Salustiano explica que «en un rebaño de 300 ovejas con tres sementales, no se ha vuelto a cubrir ni una oveja y es que no es solo las ovejas que te matan, son las consecuencias que arrastras».
Salustiano García, a sus 62 años, es de los que manifiesta que «lo último será tirar la toalla», por lo que se ha molestado y ha invertido, con los consiguientes costes, en cercar sus propiedades con mallazo ganadero de 1,40 metros que se supone, iba a evitar que el lobo entrara. Pero el lobo dio con la técnica y «saltó a la pared y desde ahí se impulsó a donde duermen las ovejas, perdiendo el respeto al mallazo».
Pero esto no es todo. La semana del 19 de marzo, García recibió otros tres ataques, de hecho, de una solo vez, el camión de retirada de animales se llevó 44 ovejas muertas. Eso sí, después han ido falleciendo algunas más.
Es tal la situación que el ganadero indica que «estuve toda una noche guardando un rebaño y atacó al otro rebaño que tengo».
Y la sucesión de hechos sigue: 17 ovejas muertas el uno de abril en San Felices de los Gallegos, en ese caso parece que fruto de la hazaña de dos lobos; hace unos días a escasos 150 metros de la propiedad de Salustiano apareció otra oveja de leche muerta, días después en ese entorno otras tres ovejas muertas y tres heridas, y en la madrugada del jueves al viernes donde en el camino de Olmedo aparecieron tres ovejas muertas y dos mordidas, a 80 metros escasos del pueblo.
Salustiano es de los que opina que «la patrulla sigue haciendo su trabajo» y que «está clarísimo que es el mismo animal y a todas las ovejas las tiene la tráquea diseccionada».
Su experiencia le ha obligado a adaptarse y ahora ya, su mallazo se eleva hasta 1,90 metros. «Él me ha visitado pero no ha tenido opciones; come donde quiere o puede pero además de comer, le gusta divertirse, está agresivo y también quiere destruir».
Como el resto de ganaderos de la zona, este hombre comenta que «a las dos de la madrugada ya estás despierto pensando en qué te encontrarás mañana y esto también es un coste para la salud».
Él mismo ha tenido que pasar noches a la intemperie, vigilando, al tiempo que matiza que «nunca pensé que iba a tener que encerrar los animales por la noche».
El presidente de Asaja en Salamanca, Luis Ángel Cabezas, conoce perfectamente la situación porque él mismo, vive en San Felices de los Gallegos, donde desarrolla su labor como ganadero y agricultor.
Cabezas recuerda que «Asaja ya pidió hace tiempo contundencia a la administración pero parece que la administración sigue sin hacer frente al problema y ahora que estamos en campaña electoral y que parece que nos van a resolver todos los problemas, aquí tenemos uno».
El presidente de Asaja habla de «merma de ganado y grandes pérdidas económicas por lo que hay que tener preparadas soluciones políticas». Su conclusión es que «si se sigue apostando por la expansión del lobo, acabará echando a los ganaderos de las comarcas ganaderas».
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