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REDACCIÓN / WORD
Martes, 10 de marzo 2015, 12:42
Salvador Sánchez-Terán y Marcelino Oreja, exministros de los gobiernos de Adolfo Suárez, se mostraron ayer convencidos de que el consenso en los momentos actuales «es posible» en España siempre que los partidos emergentes acepten los principios básicos de la Transición: democracia y concordia, según informó la agencia Efe.
Sánchez-Terán y Marcelino Oreja, junto al exdiputado socialista Ciriaco de Vicente, participaron en el Aula Unamuno en las jornadas de estudio que la Universidad de Salamanca ha organizado en torno a Suárez, con motivo del primer aniversario de su muerte y que ha tenido como antesala la exposición fotográfica Adolfo Suárez, figura y fondo (1977-1982).
En declaraciones a los periodistas, los tres políticos ya retirados coincidieron en resaltar el interés de Suárez por «encontrar una colaboración con los otros partidos y, sobre todo, con el PSOE», explicó Oreja. De hecho, se mostró convencido de que esa cooperación «permitió avanzar en la forma en cómo se hizo la Transición a través de los principios de lealtad a España, a la democracia y a la Corona».
Desde su punto de vista, el mérito «no sólo fue de UCD sino también del resto de partidos que tenían conciencia de lo que significa trabajar en favor de España». Ahondando en la cuestión, Sánchez-Terán subrayó que ese consenso será posible en los momentos actuales siempre que los partidos emergentes «acepten los dos principios básicos de la transición y de Suárez: democracia y concordia».
Admiración
Respecto a lo que para él significó Adolfo Suárez, Oreja reconoció que guarda «un recuerdo admirable» de lo que es un político y que «el recuerdo es memoria, pero también esperanza». A su entender, «no sólo basta con recordarlo, sino hay que pensar en lo que nos aportó y lo que puede aportar de cara al futuro». De ahí, que a los que «ahora están en política» les «corresponde y les obliga a seguir adelante con aquella memoria y esta esperanza», apostilló Oreja.
Además, el expolítico guipuzcoano apuntó que Adolfo Suárez aseguró que tenía «las ideas claras», pero eso no le impidió que quisiera siempre encontrar una «colaboración» con los otros partidos y como ejemplo citó que en el primer Consejo de Ministros celebrado después de las elecciones de junio de 1977, se acordó abrir las negociaciones con las comunidades europeas, pero no se hizo sin antes reunirse con el PSOE y con su secretario general, Felipe González, y con el máximo dirigente del PCE, Santiago Carrillo.
Por su parte, el exdiputado socialista Ciriaco de Vicente aseguró que a él le «resultaba difícil estar frente a Suárez porque políticamente te ganaba», pero sin embargo afirmó que su labor histórica «es inexcusable», y le ha parecido importante lanzar «una cierta reflexión a futuro en una situación como la actual».
Del mismo modo, Sánchez-Terán insistió en que a un presidente del Gobierno «hay que juzgarle por su obra» y que la del desaparecido político abulense fue «cambiar radicalmente la estructura política de España en menos de un año». Finalmente, resaltó «la visión de futuro, la capacidad de comunicación excepcional en la corta distancia y su simpatía adorable».
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