«Es un premio especial por venir de mis compañeros»

Hace más de cincuenta años, en Frades de la Sierra, Ignacio Rivas Alba comenzó su andadura profesional con la cría de pieles finas tales como la chinchilla, el visón y el zorro. Y desde finales de los años setenta del siglo pasado dejaron de vender a diferentes peleteros las piezas de piel para comenzar ellos a fabricar las piezas de cuero encurtido que se encuentran, junto a las pieles finas, presentes en sus dos tiendas en dicha localidad salmantina desde las que reciben compradores de toda España y de parte del mundo que buscan la exclusividad y el buen hacer de esta fábrica tan especial.

Organizan desfiles para presentar sus piezas, venden a algunas tiendas en momentos puntuales y trabajan con las mejores pieles, con abrigos que parten desde los cien euros y que buscan la mezcla perfecta entre la belleza del buen trabajo y los mejores materiales con el estilo propio de aquellas personas que acuden a sus locales. Y desde los años noventa también se hacen un hueco en la industria alimentaria con una fábrica de jamones que ha elegido la bellota, tan característica de las grandes llanuras charras, como buque insignia de su fábrica.

La familia Rivas posee de esta forma, una fórmula casi mágica que combina dos grandes placeres que alcanzar en la vida: el de disfrutar, mediante el paladar, de la mejor sintonía del sabor; y el que te hace disfrutar mediante el sentido de la vista de una pieza bien realizada.

Y gracias a esta gran trayectoria profesional, la Cámara de Comercio de Salamanca reconoció ayer la vida empresarial de Ignacio Rivas con el premio de la Cámara de este 2015, que define este grande de las pieles como «muy importante para la empresa porque te lo dan compañeros que saben lo difícil de la vida comercial», reconociendo así «la gran labor de un empresario» de una forma que no compite con el reconocimiento de los clientes, que «te lo dan día a día».

Asegura también que en sendos sectores se nota la crisis porque «afecta a todo tipo de empresas», aunque reconoce que «al cliente que consume las pieles de gran lujo como el visón no le ha afectado tanto la crisis como al que tiene menor poder adquisitivo».

Acerca de las pieles, dijo también que «no hay una específicamente por zona geográfica» más o menos los gustos son iguales en España» y que gracias a la gran cantidad de materiales «se pueden conseguir grandes acabados sin tener que recurrir a especies salvajes».