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Jorge Holguera Illera
Domingo, 22 de febrero 2015, 13:15
«La equinoterapia es una terapia cuyo principal protagonista es el caballo», comienza Mamen Hernández Criado, terapeuta de la Asociación Salmantina de Equinoterapia, Asade. Y añade que, «el caballo tiene unas facultades especiales para transmitir a la persona que está encima unas sensaciones físicas pero también emocionales».
Estas virtudes equinas son las que hacen posible la existencia de esta disciplina terapéutica.
«El que sube encima del caballo tiene la sensación de caminar aunque no camina realmente, porque el caballo tiene un movimiento en tres dimensiones, que eso aumenta muchísimo la autoestima», detalla Mamen Hernández. Por otro lado, según esta terapeuta, el caballo también, «transmite calor y eso favorece que los músculos se relajen y que al mismo tiempo se vayan tonificando, las dos cosas». Pero el factor más importante que reseña Mamen Hernández de los equinos, es que, «ayuda a tener una coordinación muy importante de la espalda y de la cabeza, algo fundamental para el movimiento de bipedestación, sin eso no se puede caminar. La persona que esta encima del caballo tiene que estar equilibrándose continuamente buscando el centro si no se quiere caer, y eso a nivel cognitivo, favorece la atención». Esta es un factor que favorece mucho el que los niños dispersos o con problema de atención, casi de manera involuntaria tengan que estar atentos, indica Hernández.
Asade surgió en 2013 como iniciativa de las madres de dos niñas, una de ellas tiene Melanosis de Ito y la otra Prader de Willi. Estas madres buscaban algo distinto para sus hijas. Empezaron a practicar la equinoterapia, con beneficios muy positivos, pues «las niñas estaban más felices y mejoraban».
En la actualidad, esta asociación ha crecido y funciona con las cuotas de sus 15 usuarios. Su desempeño es posible gracias a una especie de contrato que tienen con una empresa hípica de Pelabravo sin ánimo de lucro. La otra mitad necesaria para el necesario funcionamiento de esta asociación, es el aporte de los voluntarios.
Al principio consiguieron una ayuda de La Caixa para acondicionar las instalaciones, pero desde entonces no cuentan con ayudas ya que, «el Ayuntamiento considera que somos una asociación de servicio y de momento no piensan concedernos ninguna ayuda», relata Hernández. Uno de los planes a futuro de Asade es llegar a personas con otra clase de enfermedades relativamente más comunes como es el caso de las depresiones, por su validez para paliarlas. De hecho, les gustaría trasladar al resto de asociaciones de ayuda mutua y salud las virtudes de esta terapia y que puedan beneficiarse de las mismas.
En las sesiones tienen que participar tres personas más el usuario. Uno guía al caballo, otro ayuda en las actividades y está al tanto de la seguridad del niño junto al terapeuta. Este último es el que lleva la sesión y va diciendo lo que el niño tiene que hacer.
La terapia se realiza de forma totalmente personalizada en atención a las dificultades de cada persona con periodicidad semanal. Comienzan sin silla de montar. La primera fase es la que denomina hipoterapia, cuando el proceso avanza, pueden pasar a la equitación adaptada y cuando hay más destreza se pasa a la equitación deportiva.
Cada sesión consta de tres partes, el saludo al caballo, con acciones como el cepillado, equipamiento; la terapia en sí, con la monta y los ejercicios; y la despedida, en la que se desequipa y premia al equino.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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