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Ricardo Rábade
Martes, 20 de enero 2015, 13:02
Familiares de las dos víctimas mortales del trágico doble atropello acaecido el 14 de agosto de 2011 en el municipio de Casillas de Flores escucharon indignados las respuestas del futbolista asturiano Álex Arias, cuyo juicio comenzó ayer y se sienta en el banquillo como presunto autor de un delito de doble homicidio imprudente. El desfile de testigos hasta un total de 23 habían sido citados por el Juzgado de lo Penal número uno se prolongó toda la mañana y prosigue hoy, cuando el juicio quedará visto para sentencia.
Álex Arias, que militaba entonces en el Marino de Luanco y juega actualmente en el Real Avilés cedido por el Numancia, no ocultó que había bebido «dos copas» en aquella fatídica noche, aunque aseguró que cuando regresaba al pueblo, después de haber conducido su vehículo, donde viajaban también su hermana Ana María A. y su amigo Álvaro H.R. circulaba, como mucho, «a 80 o 90» kilómetros por hora. No obstante, algunos testigos, como su propio amigo Álvaro, llegaron a asegurar a las pocas horas del doble atropello mortal, según rememoró ayer el fiscal, que Álex circulaba a 170 kilómetros a la hora. El acusado también manifestó que no se percató de las señales de límite de velocidad de 70 y 50 kilómetros situadas junto al pueblo.
El acusado reconoció que se puso «nervioso» y desistió «de coger la curva para intentar evitar atropellar a los peatones». Aseveró que sufrió un shock como consecuencia del accidente y, a pesar del alcohol ingerido, no dudó en indicar durante el juicio que aquella noche se encontraba en condiciones óptimas y y «en perfecto estado para coger el coche». Sin embargo, el test de alcoholemia marcó 0,63, claramente por encima del límite legal del 0,25. El futbolista asturiano insinuó también que pudo haberse equivocado de pedal y, en vez de frenar, acabó acelerando.
Además y según expresó uno de los guardias civiles que intervino en el atestado, el acusado les llegó a confesar que no era capaz de recordar nada, debido al estado de embriaguez en el que había estado. Este mismo agente indicó que el test se pudo hacer, pese a que un tío del futbolista y abogado de profesión se opuso inicialmente a la realización de la prueba. Además, el perito y la Guardia Civil sostuvieron que el vehículo no efectuó ninguna maniobra evasiva.
Una testigo directo del accidente, M.C.G.V., que se encontraba a esas horas en el pueblo como tantas otras decenas de personas celebrando las fiestas de la localidad, recalcó que el conductor circulaba a gran velocidad. El BMW de Álex Arias acabó impactando contra otro vehículo, un Citroen estacionado en la Plaza Mayor y al que destrozó por la mitad, saliendo después despedido contra la fachada de la biblioteca del pueblo, con la que chocó y acabó provocando un boquete de dos metros de ancho. Las dos personas a las que atropelló y a las que sesgó sus vidas eran dos ciudadanos franceses, Christophe y Carole, pero con estrechas vínculos familiares con Casillas de Flores.
Otra de las testigos enfatizó que no tuvo ninguna duda sobre que Álex Arias era el conductor del vehículo a pesar de la confusión originada en aquella noche trágica. También remarcó que en su interior viajaban Álvaro de copiloto, y Ana María en el asiento de atrás, y que si no se hubiera apartado a tiempo, ella habría sido arrollada también.
El acusado se enfrenta a una condena de cuatro años de prisión que le solicita la Fiscalía por dos delitos de homicidio imprudente, así como tres años más por conducción temeraria y bajo la influencia de bebidas alcohólicas. Se piden también seis años de retirada del carné de conducir. 410.000 euros de indemnización para las víctimas y 27.000 euros para el Ayuntamiento de Casillas de Flores por los destrozos ocasionados.
El futbolista se defendió alegando que, una vez ocurrido el accidente, regresó a los dos días de su Avilés natal para prestar declaración voluntariamente ante la Guardia Civil en Ciudad Rodrigo, entregando el carné de conducir y poniendo a disposición de los familiares de las víctimas 15.000 euros que tenía ahorrados, además del piso en propiedad cuya hipoteca está pagando.
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