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Réplica de la habitación de la venerable sor Angela María de la Concepción en el museo que las madres trinitarias tienen en el monasterio fundado por ella en El Toboso.
La ‘Segunda Teresa de Jesús’ nació en Cantalapiedra

La ‘Segunda Teresa de Jesús’ nació en Cantalapiedra

La venerable Ángela María de la Concepción, reformadora de la orden de las trinitarias, «poseía un calco excepcional con la Santa abulense»

Jorge Holguera Illera

Sábado, 3 de enero 2015, 12:31

La Segunda Teresa de Jesús nació en Cantalapiedra. En un año en que se celebra el quinto centenario del nacimiento de la Santa abulense, se hace merecida la mención a una mujer muy similar a ella en su parecido físico, espiritual y virtudes, entre otras cuestiones.

La venerable Angela María de la Concepción fue luchadora, fundadora y reformadora, al igual que lo fuera Santa Teresa, a quien la venerable llamaba cariñosamente su «madre». A pesar de todas estas similitudes en la que destacaba el fuerte componente místico, cada una de estas siervas de Dios era única e irrepetible.

Una de las diferencias más visibles fue la congregación a la que pertenecieron cada una, Santa Teresa era carmelita y Sor Angela María, aunque sí probó a seguir los pasos de su «madre Santa Teresa», descubrió que esa no era su vocación y sí la de ser monja de clausura de la Orden de la Santísima Trinidad.

Este año también es propio de recordar a la venerable Angela María de la Concepción, fundadora del convento de la Purísima Concepción y San José en la villa de El Toboso por encuadrarse dentro del Año de la Vida Consagrada convocado por el Papa Francisco desde el pasado 24 de noviembre de 2014 hasta el próximo 2 de febrero del año 2016.

Muchas personas desconocen la virtud de gentes santas salmantinas que volcaron su vida en obras que ya arrastran siglos de ágil vida. En esta caso en aras de fomentar la vida consagrada. Hace casi 366 años que nació en Cantalapiedra la venerable Angela María de la Concepción, reformadora de las trinitarias contemplativas bajo el estilo de la recolección y fundadora del monasterio de El Toboso, en la provincia de Toledo. Angela María lo escribió de su puño y letra en su autobiografía, «Yo nací en la villa de Cantalapiedra, obispado de Salamanca, día del ángel de la guarda, 1 de marzo de 1649, a las aves marías, según lo oí muchas veces a mis padres».

La venerable Angela María de la Concepción es conocida como «fundadora, reformadora, mística, escritora, sierva de Dios, mujer llena y Dulcinea de Dios». Mucha gente la conoce como «La Venerable». Sea cual sea el apelativo, la esencia de santidad que han respirado quienes la conocen es la misma.

Una esencia de santidad que han recibido quienes acuden a visitar el sepulcro que guarda sus restos, quienes manifiestan percibir un aroma agradable como a rosas, «puede ser el olor de santidad», interpreta Sor María García, la actual abadesa del convento.

Esta monja también relata una bonita expresión muy usada en el norte de España y en toda Castilla, como signo de admiración, cuando se dice «¡Angela María!». Es un bonito signo cotidiano inspirado en esta mujer santa nacida en tierras salmantinas y que recuerda que esa hija de Cantalapiedra fue y sigue siendo admirada.

Su camino hacia los altares es lento porque para lograr los reconocimientos de la Santa Sede hace falta mucha difusión y mucho dinero. No obstante el reconocimiento de los fieles y religiosos es más que evidente. Hay escritos al menos cinco libros que hablan de ella, estudios acerca de su obra y sus propias obras entre las que destacan su Vida y sobre todo su Riego Espiritual para Nuevas Plantas. Un obra doctrinal que va a enseñar el camino a las Trinitarias de su monasterio para llegar a la meditación.

En plena conmemoración del 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús es justo recordar a la monja que los entendidos llaman Segunda Teresa. La gran influencia de la primera hace que los expertos comparen a Angela María con la mística Doctora abulense. Primitivo Zabaleta en su Dios me sedujo considera que este apelativo de la Segunda Teresa viene por el parecido físico y espiritual de Sor Angela María con la Santa. Zabaleta explica en su libro que esto viene de muy lejos y menciona la autobiografía de la venerable: «En Valladolid me mandaron postrar delante de una pintura de mi madre Santa Teresa, a quién decían ellas (las religiosas carmelitas) le parecía en el rostro; y con mucha ternura le pidieron de rodillas fuese siempre mi Madre y alcanzase de nuestro Señor que así como en lo natural le parecía, fuese lo mismo en la imitación de sus virtudes».

Primitivo Zabaleta habla de semejanza física, cultural y espiritual. La primera de acuerdo a las declaraciones, pinturas y grabados; y la segunda reflejada en los escritos y hechos. Zabaleta enumera las semejanzas de la venerable Angela María con la Doctora del Carmelo: «ambas se entregaron con todas sus ganas a la Obra de la Reforma de una orden religiosa», Santa Teresa de las carmelitas, Angela María, las trinitarias; «ambas fueron ilustradas por la divina luz y enriquecidas con los dones sobrenaturales que las llevaron a una muy alta contemplación; ambas se vieron en parecidas dificultades que acertaron acérrimos contestadores en orden a la Reforma y a la santidad de sus vidas; ambas pasaron por sequedades prolongadas del espíritu, de las que, sin embargo, supieron tomar ocasión para conseguir con mayor intensidad la perfección; ambas sostuvieron enconados ataques del enemigo común; y también ambas dejaron aparecer en el cielo de la primera etapa de sus vidas alguna que otra nubecilla de imperfección que, aceptada con consciente humildad, les permitió andar en la verdad del propio conocimiento -, reconociendo así la gratuidad del Dador de todo bien».

Angela María Tabarés Martínez nació en Cantalapiedra y pasó largas temporadas de su infancia en Villoria, donde residían sus abuelos maternos. Aunque de niña ya se sintió llamada a ser monja trinitaria, comenzaría su andadura religiosa tomando hábito carmelita en Valladolid. Estando en este primer monasterio sintió como un Cristo le transmitía «¡No quedarás aquí!», después se vio hasta privada de los sentidos. Ella cuenta que, «ni saber cómo ni dónde. Vi como una luz clarísima, más que los rayos del sol. Pero la miraba sin pesadumbre. Y en ella como que descendía un Ángel hermosísimo me traía en las manos el escapulario de la Santísima Trinidad, y sobre él una corona».

La venerable Angela María de la Concepción salió de las Carmelitas de Valladolid e ingresó en las Trinitarias de Medina del Campo sin tan siquiera pasar antes por Cantalapiedra o Villoria. Esto sucedió un 8 de julio de 1669.

Sor Angela María fue religiosa del monasterio de la Villa de las Ferias pero este no será su destino final, pues más tarde fundaría el monasterio de El Toboso, desde el cual llevaría a cabo la Reforma Recoleta de las Trinitarias. En El Toboso, la localidad que da cabida al personaje literario de Dulcinea de El Toboso, fundó Sor Angela María su monasterio. De ahí el apelativo de Dulcinea de Dios. Por su belleza y gran simpatía también merece dicho nombre. El edificio donde se instauró su congregación es de considerables proporciones y de una arquitectura rica, tanto es así que es conocido como «el Pequeño Escorial de la Mancha».

Pero el testimonio más vivo de su presencia santa aún permanece activo en la congregación de hermanas religiosas contemplativas que ella dejó físicamente cuando falleció en el mismo monasterio que fundó en El Toboso en torno al año 1680. Hoy mantienen vida la esencia de Sor Angela María, las trinitarias que viven en clausura en El Toboso, separadas del mundo exterior por los robustos muros de este Pequeño Escorial de La Mancha.

Sor Angela María fue enterrada junto al pie de la reja, tal y como fue su deseo, «para que al comulgar las religiosas pisaran sobre su lecho». En la guerra sus restos fueron saqueados, pero afortunadamente pudieron ser custodiados por una mujer piadosa y posteriormente pasaron a ocupar un arca que hoy puede verse en el coro, junto al altar de la iglesia. Esta Serva de Dios ha concedido y concede numerosas gracias y su fama y devoción está muy extendida.

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