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La caída de la natalidad y las modas transforman la lista de los nombres más comunes

Salamanca ha pasado de ser tierra de Manueles y Marías a estar dominada por los Hugos y las Vegas, que comparten espacio con Mohamed y Samara

Cecilia Hernández

Viernes, 12 de diciembre 2014, 13:07

Ya lo decía don Hilarión, los tiempos cambian que es una barbaridad. Buena prueba de ello se tiene si se echa un vistazo a las listas de nombres más comunes en España en el último siglo y se comprueba cómo hemos pasado de ser un pais -o una provincia, si nos ceñimos en corto al caso de Salamanca-, de Manueles y Marías a otro, bastante diferente, en el que reinan los Hugos y las Vegas. Todo aderezado durante los años intermedios del siglo pasado con la fiebre de las Marías Algo (Carmen, Isabel, Teresa, Pilar...) y los Francisco Javier.

Así lo indican las tablas del Instituto Nacional de Estadística, el Ine, que actúa como el vigilante de todo lo que sucede en nuestras vidas y de los diferentes procesos por los que camina el país. Uno de esos procesos es, lamentablemente para estas tierras nuestras, el crecimiento vegetativo. Mueren más personas de las que nacen, una tendencia que es una lenta pero firme sangría de la vida en Salamanca. Según los datos de 2013, se produjeron 3.792 defunciones en la provincia, frente a 2.263 nacimientos. Esto es, una pérdida de población de más de 1.500 personas, a la que habría que añadir la provocada por los exilios laborales. Si nos centramos en la capital, comprobamos que las cosas no son mucho mejores, pues frente a las 1.527 defunciones, observamos una cifra de nacimientos de 1.089. Un crecimiento vegetativo de casi 500 personas en un año, que rompe la tendencia nacional -los nacimientos aumentaron por primera vez en España desde 2010- y que es más preocupante aún si se compara con los datos de 2012, en los que los nacimientos fueron de 2.508 (provincia) y 1.164 (capital). Es decir, vamos cuesta abajo y no parece haber remedio.

Cambio de costumbres

Pero, si dejamos las implacables y frías cifras atrás y volvemos a las listas de nombres, comprobamos que los cambios generacionales no son sólo cuestión de datos o de problemas económicos, sino también de modas, de costumbres y de tradiciones. O de obligaciones, pues a nadie se le puede escapar que la predominancia de los nombres compuestos con el María por delante en los años 50 y 60 estaba muy relacionado con el sistema político y social imperante en aquellos años. De hecho, la transformación más radical en los nombres que se otorgaba a los bebés llegó con los años 80. La democracia se abrió paso y las María del Carmen y María Teresa dejaron paso en Salamanca a las Marías a secas, seguidas de las Lauras, Cristinas o Beatriz...

Y en lo que a nombres masculinos se refiere, hemos pasado de ser tierra de Manueles a hogar de cada vez un número mayor de Hugos, el nombre preferido ahora mismo por los padres para sus bebés varones. En este sentido, cada nombre tiene además una media de edad que indica bien su situación en el ranking de preferencias. Si Manuel o Antonio tienen una media de edad de 53 años, los Hugo, en cambio, no llegan a los nueve años (8,7). Lo mismo sucede con las María del Carmen, que rondan los 52 años, frente a las Vega, que se quedan en los 6,7 años. Es curioso este último caso pues, a fin de cuentas, es uno de esos en los que la tradición coincide con la moda, ya que hablamos de la advocación de la patrona de Salamanca, Santa María de la Vega.

Eso sí, si se miran las estadísticas el nombre de la Virgen protectora de la capital y de sus tierras aledañas nunca había tenido tanto éxito como en la segunda década del siglo XXI. Desde el 2010 el número de Vegas no ha hecho más que aumentar en la provincia.

Nuevos nombres han aparecido también a causa de fenómenos como la inmigración. A buen seguro que hace un siglo nadie esperaba contar con más de 100 Mohamed en Salamanca, con una media de edad de 32,9 años, o 17 Samaras, de once años de media... O si mezclamos también, en esta coctelera de costumbres y gustos personales, la modas televisivas o musicales encontramos que Shakira fue un nombre que tuvo su momento hace unos años, ya que las seis niñas que existen en Salamanca bautizadas con él tienen de media más de nueve años.

Atrás quedan nombres más tradicionales, aquellos que se ponían según el santo que tocara en el calendario, lotería que dejó unos cuantos Nicomedes, Remigia, Virtudes, Marciano y Salustiano, por ejemplo, por tierras salmantinas. Nombres que van desapareciendo con sus portadores, en un lento pero inexorable cambio de tiempos y de generaciones.

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