Algunos de los socios de Nualde ayer se encargaron del mantenimiento de los alcornoques.

Bocacara apuesta por el alcornoque como herencia de generaciones

silvia g. rojo

Domingo, 7 de diciembre 2014, 13:08

Se hacen llamar Nualde, y se constituyeron como asociación hace seis años con el objeto de dejar a las generaciones venideras de Bocacara la mejor herencia posible: alcornoques. Y es que, a nadie se le escapa que la extracción de corcha es la mayor fuente de ingresos de esta pedanía de Ciudad Rodrigo y sirva como dato, por ejemplo, que las piscinas de la localidad que se construyeron en el año 1992 y que costaron 66.000 euros, se financiaron con lo que produjeron ese año los alcornoques. De hecho, el alcalde de Bocacara, Javier Cabrera, reconoce que «en parte, gracias a la corcha las podemos mantener abiertas año tras año».

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Con estos datos en la mente, «y que en este pueblo se dan muy bien estos árboles», comenta Cayetano Galache, presidente de Nualde, decidieron sembrar 3.500 alcornoques en unos terrenos que les cedió el Ayuntamiento. Insiste Galache en que «es algo que nos dejaron nuestros mayores pero esos alcornoques ya se están haciendo viejos por eso decidimos plantar más y que quede ahí para las generaciones que están por venir».

El presidente bromea cuando se le pregunta si va a presenciar la primera saca de corcha, «yo espero verla», pues los alcornoques, los cinco primeros años crecen hacia abajo y no es hasta pasados 25 años cuando dan la primera producción que, por cierto, no es la de mejor calidad.

A esa primera extracción se la denomina bornizo, y se utiliza para aglomerado. Nueve años después, se produce una nueva extracción pero hasta que árbol no cumple los 50 años, no se da el corcho de calidad. Esto quiere decir que entre lo que llevan plantados y lo que habrá que esperar, quedan por delante unos 45 años para que sean verdaderamente productivos.

Los socios de Nualde, 97, se reúnen en esta época del año para realizar el mantenimiento de todos estos árboles: poner las picas bien, colocar los tubos doblados o los árboles torcidos que «por sí solos hacen, pero si se les ayuda, mucho mejor», argumenta Cayetano Galache.

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Todo ese material que se necesita para mantener en perfecto estado todos los alcornoques, se sufraga con las cuotas de los socios, 40 euros al año, y además, también se ocupan de los alcornoques que nacen fuera del terreno municipal ya que en Bocacara, da igual donde esté el alcornoque, la producción va destinada al pueblo.

Si se suman esos árboles desperdigados por todo el contorno, los socios de Nualde tienen que hacerse cargo, perfectamente, de unos 300 alcornoques más.

Según cuenta la tradición oral de Bocacara, durante la Guerra de la Independencia, al igual que sucedió en otras localidades, se perdieron todos los papeles en lo que se confirmaba que el pueblo perdió los terrenos en los que estaban esos alcornoques y varios vecinos tuvieron que avalar o poner dinero, eso no está claro, para recuperar la tierra, por eso, para algunos locales, los alcornoques también tienen un gran valor sentimental, aunque hubo una época, según se reflejan en actas anteriores de la época, los alcornoques no tenían valor alguno.

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La corcha

El corcho se extrae cada 10 años y en Bocacara, la última vez que se extrajo fue en el año 2012.

Para dar una idea de la trascendencia económica que tiene para el municipio, la empresa que se quedó con la explotación ese año, tuvo que pagar 212.510 euros por los 1.200 alcornoques que se asientan en este término municipal, tanto en fincas públicas como privadas.

En aquel momento, algunos corcheros aseguraban que era la corcha que más cara se vendió en aquel momento en España pues la fama que precede a las producciones de Bocacara es la de la buena calidad.

A pesar de lo abultado de la cifra para esta población de tan solo 172 habitantes, en el año 2002, es decir, la vez anterior en la que se sacó la corcha, la subasta se adjudicó en 366.287 euros.

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Uno de los motivos que se esgrimen para justificar la bajada de las producciones es que los tapones de plástico en las botellas de vino han hecho bastante daño, viéndose mermado el mercado.

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