Jorge Holguera Illera
Domingo, 23 de noviembre 2014, 12:38
Hay diamantes en bruto en la provincia que pasan desapercibidos y aunque en la historia han tenido amagos de resurgir, finalmente han continuado manteniendo su humilde ritual de habitualidad. Sea Babilafuente uno de estos ejemplos, una villa hoy conocida más por la brillante planta de bioetanol que humea las 24 horas del día, que por su buen agua. Un agua que a diario hace llegar a esta localidad a numerosas personas cargadas de botellas y garrafas que se llevan el preciado líquido para disfrutarlo en sus hogares con cada sorbo del más vital de los elementos que consume el ser humano.
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En el punto más elevado del terreno, sobre la vega en la que está levantada la gran localidad de Babilafuente, se encuentra El Valle. Una pequeña cordillera en la que hay plantadas diferentes especies de arbolado. Un bello paraje del que manan las conocidas aguas que dan nombre a esta localidad. Aguas sanas, mineromedicinales y con numerosas propiedades que hacen bien a quien las bebe. De ello dio fe el propio Torres Villarroel.
De una parte de esa elevación nacen las aguas de las que bebe quién acude a Babilafuente a por agua, de la otra parte, separada más de un kilómetro sale el agua que se comercializa embotellado bajo la denominación de agua de Babilafuente, también el agua con el que se curan quienes acuden al famoso balneario del mismo nombre, cuya existencia data del año 1752, cuando el entonces Duque de Alba lo construyó para la cura de los males de riñón. Esta última fuente es la denominada Antigua Fuente del Caño.
El valle, es rico en manantiales, otro de ellos es el que da vida a las fuentes que hay en la localidad, nada menos que tres. También mana agua que alimenta otras fuentes situadas en fincas particulares como es el caso de la fuente de Calama.
A cualquier hora del día se pueden ver personas con garrafas y botellas recogiendo agua de la fuente de la plaza del Ayuntamiento, de la fuente de la plaza del Multiusos y de la Fuente del Caño.
Nuevas instalaciones
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Todas ellas se encuentran renovadas, tanto por fuera como por dentro. Y es que, tal y como ha informado a este diario el alcalde de la localidad, Jacinto Manuel Palomero, se han construido nuevas y se ha cambiado la tubería que trae el agua desde el manantial.
Entre quienes acuden a por agua a Babilafuente hay quienes llegan de localidades cercanas y de no tan cercanas y sobre todo de Salamanca. Muchas personas acuden desde hace 30 o 40 años. Hay quienes la usan para beber y otros que dicen que hacen uso de la misma solo para cocinar.
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Aunque en dos de las fuentes hay un cartel que reza Aguas sin garantías sanitarias, las gentes siguen recogiendo el preciado liquido de dichas fuentes.
Incluso el nombre de esta villa, parece aludir a sus ricas fuentes, de las que Diego de Torres Villarroel describió la existencia de seis manantiales, de los cuales dijo que había cuatro copiosos y dos insignificantes.
En cuanto al nombre de Babilafuente hay teorías que aluden a un antiguo rey astur y las famosas fuentes de aguas salutíferas de esta localidad, en cuyo caso el origen sería Fuente de Favila. Otro posible origen sería Vaguada de la Fuente.
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No obstante hay escritos en los que en 1215 aparece escrito el nombre Vaguilafointe. En 1216, en otro se puede leer Baguila fuont, mientras que en otros de 1224 y 1229 escribieron Baguila Fonte. Más adelante, en 1281, ya mencionaban Baguila Fuente, aunque no es hasta dos documentos de 1494 y 1496, cuando se puede leer por primera vez Babilafuente.
El elemento que mayor fama ha dado a Babilafuente ha sido el balneario, un lugar elegido por numerosas personas para pasar lo que llamaban el novenario, es decir, nueve días de reposo, bebiendo agua en tres tomas: antes de desayunar, a la hora de comer y a la de cenar.
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El balneario y la planta de envasado, que se encuentra funcionando desde el año 1972, están situados dentro del paraje denominado Antigua Fuente del Caño. Las aguas del balneario son declaradas de utilidad pública y de agua mineromedicinal en 1955. Concretamente, la declaración de utilidad pública fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) número 133 del 11 de mayo de 1955 y la declaración de agua mineromedicinal en el BOE número 149 del 29 de mayo de 1955.
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