Villoria acompaña a la Virgen de la Vega en el día de su festividad

En la iglesia parroquial de San Pedro de Villoria no entraba ni un alfiler cuando a las 12 del mediodía dio comienzo ayer la santa misa en honor a la Virgen de la Vega, patrona y madre de la localidad. Hombres y mujeres ocupaban todos los bancos del templo y otras personas permanecían en pie al no quedar ni un asiento más libre.

La ocasión merecía la pena y la preciosa ceremonia también. La querida Virgen de la Vega es patrona en Villoria y Salamanca. Tal y como explicó para este diario Andrés Martín Sierra, el organista del Coro de Villoria, «la Virgen de la Vega se venera en toda la vega pero sólo se celebra en Salamanca y aquí (Villoria), pues éste es el corazón de la Vega».

Como acto solemne y centro de las fiestas grandes de Villoria, la representación de las autoridades no faltó en el evento. La charanga El Tinglao, que está integrada por músicos de Villoria, El Carpio y Fresno el Viejo, fue la encargada de acompañar a las autoridades desde el Ayuntamiento. En la puerta del Consistorio se reunieron todas las autoridades locales, entre las que se encontraba el alcalde de la villa, Julián Barrera Prieto, y el resto de ediles. También acompañaban dos agentes de la Guardia Civil y dos mujeres de la localidad que quisieron participar con peineta y mantilla, las hermanas Nemesia y Águeda González Miguel.

Dos de los concejales de la Corporación municipal portaban las varas de la Virgen de la Vega y el alcalde el bastón de mando. Una vez en la iglesia, las autoridades ocuparon lugar preferentes en los primeros bancos del templo. Las mujeres de Villoria que habían querido acompañar a su patrona indumentadas con elegante mantilla y peineta se situaron a un lado del altar.

La ceremonia religiosa era más que solemne no sólo por tratarse del día de la Natividad de la Virgen y de la patrona de la villa, sino porque fue una misa celebrada por cuatro sacerdotes. Dos hijos de la villa, Santos González, capellán del Hospital Clínico, y Luciano Sierra, y dos de los dominicos que se ocupan de las parroquias de Las Villas, Quintín García y Luis Martín.

El coro de Villoria supo llenar de emoción y armonía la celebración con las voces de sus doce componentes, seis hombres y seis mujeres. La primera canción fue el Alma Serra, la canción dedicada a la Virgen de la Vega. Durante toda la eucaristía se guardó respeto, presentía emoción en el ambiente y podía verse una fuerte intensidad de sentimientos en los rostros de los villorejos. Otro de los momentos bonitos fue el que se produjo en el ofertorio, cuando la banda de música tocó una marcha típica de Villoria denominada Iluminame Señor.

A la Virgen de la Vega se la quiere en Villoria y se le agradece y pide. Una mujer visiblemente emocionada de nombre Basi Cascón hizo lectura de una carta a la Virgen en la que pedía por un familiar enfermo. La expresión popular se dejó sentir en un templo en el que daba cabida todos los sentimientos, los errores, las ilusiones e incluso los «valores de la utopía». Estos últimos mencionados por el sacerdote González Sierra en su homilía.

Al finalizar la celebración de puertas para adentro del templo las personas salieron a la calle, donde esperaron la salida de la Virgen de la Vega. La bella imagen dorada desfilo por diversas calles de la villa mientras sonaba la animada música de la charanga.

En alguna ocasión la procesión se detuvo para bailar jotas castellanas a la Virgen. Un símbolo de aprecio a su patrona y de expresión de la alegría que los vecinos de Villoria tenían por estar presentes en este feliz acontecimiento. Tampoco faltaron los cohetes lanzados por todo el recorrido ni el himno nacional al entrar en el templo.