La procesión en honor a la Virgen del Rosario discurrió alrededor de la iglesia.

El folclore se da cita en la fiesta patronal de El Tornadizo

Los vecinos honraron a Nuestra Señora del Rosario en una emocionante jornada con música, el tradicional ofertorio y la novillada

T. NAVARRO / WORD

Martes, 9 de septiembre 2014, 12:15

El municipio de El Tornadizo se vistió ayer de gala con motivo de la celebración del día grande de sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario, que ayer llegaban a su fin.

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En esta ocasión, la misa tuvo lugar a partir de las 13 horas. A continuación se llevó a cabo la procesión en los alrededores del templo y a su término los fieles participaron en el tradicional ofertorio. Con la imagen de la Virgen entronizada ante los ojos de los más devotos, el grupo de folclore local le dedicó numerosos bailes charros como ya es tradición en este pequeño municipio.

La actividad religiosa contó también con la presencia del grupo musical de los hermanos Oliva, que como ya es costumbre participan cada año en el homenaje a la patrona dedicando un amplio repertorio al son del saxofón y otros instrumentos y arrancando grandes aplausos y vítores por parte del público presente. Además, Marina de la Iglesia, la componente de la banda más joven, tocó en solitario dejando a más de uno boquiabierto.

Alcanzadas las seis de la tarde llegó el turno de la novillada de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca que se celebró en la plaza que días atrás los vecinos montaron para poder celebrar este evento taurino.

Evento festivo en tarde soleada, respetada por las tormentas que en estos días están afectando a la provincia. En total se lidiaron cuatro novillos de las ganaderías de Emilio Delgado.

Novillero local

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Los alumnos elegidos para esta clase práctica fueron Manuel Martín natural de El Tornadizo, que cortó dos orejas a un complicado novillo sin fuerza que estuvo más tiempo en el suelo que de pie y al que el chaval intentó sacarle el máximo partido; José Bonilla, de Valdecarros, con el mejor toro de la tarde al que supo acoplarse perfectamente aprovechándolo hasta cortarle las dos orejas y el rabo ante el júbilo y alborozo de los vecinos; Eusebio Fernández de Segovia mostró maneras de querer sin acabar de entender al novillo complicándosele la suerte suprema y obteniendo finalmente dos orejas. Y por último el novillero Rubén Blázquez de Nava de Sotrobal cortó una oreja al segundo de la tarde en una labor difícil con falta de mayor experiencia a un novillo de genio.

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