![El nuevo refugio de Aspap obtiene el aprobado de la inspección de la Junta](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/pre2017/multimedia/noticias/201407/21/media/cortadas/PRU1--490x578.jpg)
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Cecilia Hernández
Lunes, 21 de julio 2014, 11:45
Felicidad. Nada de dar imágenes tristes ni de recurrir a la pena para conseguir adopciones. Los perros en el refugio de Aspap, la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas, son felices y así lo remarcan sus voluntarios. Y sólo saldrán de allí para ir a familias que de verdad los valoren y adquieran el compromiso de por vida de cuidarlos y atenderlos como se merecen. «Con los años he ido aprendiendo y sé qué personas pueden ser buenas adoptantes y cuáles no», apunta Fredes Barbero, la presidenta de esta asociación, que defiende la dignidad de los animales durante toda su vida hasta las últimas consecuencias. Aspap se prepara estos días para trasladarse a su nuevo refugio, Algarabía, en la localidad de El Pedroso de la Armuña, donde el Ayuntamiento cedió desinteresadamente un terreno en el que construir. «Todo es nuestro, nuestro y nuestro», recalca Fredes. No es cosa baladí, pues gracias a esa propiedad indiscutible, Aspap se ahorrará los 430 euros que paga ahora mismo por la parcela en la que asienta su refugio actual. Un dinero que ahora se empleará, a partir del momento en el que tomen posesión de su nueva sede, en ampliar poco a poco las instalaciones ya construidas.
Hace pocos días un inspector de la Junta de Castilla y León admiró la obra realizada por esta asociación y certificó que cumple con todos los requisitos necesarios para tener la licencia de núcleo zoológico. Tan sólo quedan por efectuarse unos trámites, pero el permiso es un hecho y en la mente de Fredes Barbero resuenan aún los elogios que el funcionario regional destinó a Algarabía. «Le encantó, realmente le encantó, y alabó todo lo que hemos conseguido». En cuanto algunos pequeños remates estén completos -«tenemos que echar cemento en una parte para que los perros no escarben y se pasen de lado a lado», cuenta Fredes-, el traslado comenzará.
Esterilizar siempre
Comenzará entonces también una nueva vida para los animales de Aspap, asociación que, recuerda su presidenta, no está solo para recoger y acoger, sino también para concienciar y denunciar, cuando sea preciso. Concienciar sobre los cuidados que se merecen las mascotas y sobre los comportamientos adecuados hacia ellas. Y ahí aparecen las esterilizaciones, cuya ausencia provoca la mayoría de las llamadas y mensajes que recibe Aspap. «Cada día nos encontramos con nuevas camadas, tanto de gatos como de perros, porque la gente no se plantea esterilizar o tiene en la cabeza ideas peregrinas como que las hembras tienen que parir siempre».
Fredes Barbero no duda en señalar la desconocida opción del aborto como válida frente al abandono de los cachorros. «Ahora mismo hay inyecciones que evitan esos partos, que solo debilitan a las madres, sobre todo si son continuos, y dejan camadas que acaban abandonadas». Y es que, aunque se consiga «colocar» a todos los cachorros, si se realiza un seguimiento, apunta la presidenta de Aspap, se comprueba como esas adopciones son, en su mayoría, fallidas. «De cuatro o cinco gatitos que puede tener una gata, tan sólo uno, por estadística, acaba en un buen hogar».
Abandonos de mayores
Esas estadísticas suelen ser demoledoras en lo que a los animales de compañía se refiere. En Salamanca, según datos municipales, pueden existir unos 13.000 perros censados y muchos más gatos, que aunque no se censan, sí están controlados, en cierta medida, a través de las consultas veterinarias. Tristemente, la experiencia demuestra que en una gran parte esos animales no terminarán donde ahora están. «Existen miles de excusas para abandonar a un perro o un gato cuando cumple una determinada edad o cuando pasa algo en la familia, desde la llegada de un bebé a una mudanza», comenta Fredes, indignada por algunos casos recientes que han llegado a la protectora, como el del pequeño Gipsy, un perro mestizo de doce años de edad, que ha pasado de todo en su vida, incluidos dos abandonos y una estancia en una residencia conocida a nivel provincial por el maltrato que allí se infringe a los animales.
Y es que la llegada de las redes sociales ha resultado ser un factor de cambio en el modo de abandonar a los animales. Ya no se dejan tantos en la calle sí en el campo- sino que las protectoras se han convertido en modos de «calmar conciencias» cuando los dueños no saben qué hacer con su animal. «No se valora a las mascotas como parte de la familia, no existe conciencia sobre el compromiso que supone tenerlas y las asociaciones nos hemos convertido en el recurso fácil y a mano para deshacerse de ellas».
Esos son los casos, por tanto, fundamentales que llegan a Aspap, o camadas o abandonos por cambios en las familias. Aunque recientemente se ha dado un caso diferente y muy triste: la protectora salmantina ha tenido que hacerse cargo de los tres perros del hombre que falleció hace unas semanas de muerte natural en un parque de la ciudad, precisamente mientras paseaba a sus animales. Dos de ellos, pequeños y más adaptables, se encuentran en el refugio, y otra, Linda, la tiene la propia Fredes en su casa. «Es mayor y no soportaría un cambio de vida tan radical», afirma apesadumbrada.
En cuanto a las denuncias, esa otra faceta de las asociaciones protectoras que comentábamos al principio, Aspap las dirige contra todos los casos de maltrato que llega a conocer. Pero hay otro tipo de maltratos más desconocidos, que quedan ocultos por los intereses económicos que implican. Es el caso de la compra de perros de raza en tiendas sin certificado de procedencia ni microchip. Perros que llegan, presuntamente, desde países del Este donde nacen en criaderos que no tienen condiciones higiénicas ni ofrecen ninguna dignidad a las hembras paridoras. Perros que son trasladados en camiones no adaptados, en viajes terribles de los que sólo sobreviven unos pocos. Perros que luego son vendidos aquí, en tiendas, por precios mucho menores a los que se pueden encontrar en los criaderos oficiales.
«Son auténticas y terribles fábricas de cachorros destinados a tiendas, donde los venden sin chip y sin certificar su origen», explica Fredes Barbero, que solicita que siempre que se quiera adquirir un perro de raza, se haga en un criadero que ofrezca ese certificado de procedencia, documento que también implica que se han respetado en todo momento los derechos del animal y de su madre. Además, apunta, este negocio tiene otra implicación negativa: el contagio de enfermedades caninas que aquí no se conocían, llegadas desde esos países en los que, sin control alguno, se producen perros como si fueran una mercancía inerte.
Estos viajes de entrada en España de perros de raza procedentes de crianzas ilegales, se completan con los que se producen al contrario. Los perros -mestizos, habitualmente- que se exportan para ser sacrificados en Francia o para ser carne de peleas en otros lugares. «Es algo que conocemos todos y que está sucediendo cada día», indica la líder de Aspap. «Es muy triste, pero los animales tienen muchas utilidades y casi todas malas», sentencia.
Galería en www.elnortedecastilla.es
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