Cantalapiedra rinde honores a la Virgen de la Misericordia

La devoción popular de Cantalapiedra a su patrona la Virgen de la Misericordia vuelve a sentirse a flor de piel durante estos días. Esta fiesta en torno a la madre de Dios se celebra en la villa, cada Domingo de Pentecostés, lunes y martes. La costumbre de celebrar una larga misa y posterior procesión con bailes a la Virgen viene de tiempos inmemoriales, aunque si bien, el alargamiento de la fiesta un día más es reciente, pues antiguamente, solo se celebraba este festejo, durante el lunes y martes. La añadidura del domingo tenía la misión de hacer posible que los hijos de la localidad residentes fuera pudieran volver y disfrutar de esta cercanía con la madre de Jesucristo y de esta localidad, la Virgen de la Misericordia. Ayer, centenares de personas, difíciles de contar, abarrotaron la ermita de la Virgen. Otros permanecieron en el gran parque, donde pudieron seguir la ceremonia gracias a la megafonía.

Sobre la una menos cuarto, los mayordomos de este año, que son los quintos de 1954, se reunieron en la puerta de la casa parroquial, desde donde partieron con las varas y con la compañía del cura, las autoridades y la melodía musical de los dulzaineros de la localidad.

La ceremonia religiosa cargada de elementos típicos y únicos de esta localidad, mantuvo la emoción concentrada en cada uno de los asistentes durante todo el culto. Por un lado, se acumulaba el recuerdo de tantos años reviviendo esta fiesta a la Virgen, por el otro, el encuentro con las personas queridas que han llegado de tantos sitios a buscar el amparo de la patrona de la localidad.

Entre los momentos más emotivos dentro de la ermita se encontraba la misa en latín, que se conserva en esta localidad en honor a la Virgen. Pero los cinco minutos más intensos fueron los que se tarda en cantar la Salve. Una vez culminada la tradicional misa, los fieles salieron a la calle con la Virgen a hombros. Allí, a pie de camino, se produce un elenco de elementos cargados de amor hacia la Virgen, el primero de ellos es cuando los niños son aupados por sus padres para besarla, los padres también la besan. Y todos bailan la Taranina, que ayer se prolongó hasta las 17:30 horas, más de tres horas en la calle, sumadas a la hora larga de misa.