San Weissman enciende al Real Valladolid

El partido palpitó desde el inicio con dos equipos de vuelta a la élite del fútbol y atrevimiento a raudales. Pacheta introdujo mínimos cambios en una alineación de corte continuista. Asenjo volvió a la portería tras superar sus problemas de rodilla, Roque Mesa cogió los mandos en la medular en detrimento de Monchu y Óscar Plano suplió a Anuar en el once. Fueron las únicas novedades con respecto al choque frente al Barça. Los recuperados Weissman y Gonzalo Plata iniciaron el partido en el banquillo, pero cambiaron el transcurso de los acontecimientos con su entrada en la segunda parte. En el Almería, Joan Francesc Ferrer 'Rubi' viró el dibujo hacia un 4-3-3 y arrinconó el planteamiento de tres centrales que tan buen resultado le dio ante el Sevilla. Tocaba jugar de tú a tú al Pucela igualando efectivos en el centro del campo y con un tridente Baptistao, Sousa, Ramazani arriba para hacer olvidar la venta de Sadiq. Pero a Rubi no le salió bien.

Las dos escuadras saltaron dispuestas a no hacer prisioneros.Como preveían los pizarrones de los dos técnicos, hubo demanda de la pelota por ambos lados, circulación rápida y claros mandamientos tácticos. Al Real Valladolid se le atragantó de inicio la salida del balón, con un Almería que mordía en los tobillos mediante una presión asfixiante. Dos pérdidas de Roque Mesa obligaron a recomponerse con rapidez. El Pucela encontró pronto una llave: Escudero, muy brioso por la banda izquierda, delineó un pase largo y perfecto que dejó a Guardiola con todo el espacio para batir a Fernando. Sin embargo, el punta blanquivioleta no es Weissman: se ofuscó de mala manera y, comido por la precipitación, mandó el balón al graderío. El aviso, no obstante, espoleó al conjunto de Pacheta, que enseñó los dientes a las primeras de cambio. Iván Sánchez explotó la banda derecha, con dos excelentes bicicletas que se comió Akieme y que levantaron la ovación de la grada. La jugada no evolucionó, pero el Real Valladolid se entonó definitivamente para tomar el pulso al partido.

Hubo fases de circulación rápida y acciones-sorpresa, como la incursión esporádica del central Javi Sánchez por la izquierda mientras Óscar Plano percutía por el centro. El Almería no perdió la cara y buscó las bandas, mientras Joaquín y Sousa libraban una guerra de guerrillas. Un pase largo de Ely a Ramazani permitió a los indálicos explorar otras vetas. El Real Valladolid se atoró durante algunos minutos, con poca lucidez para sacar la pelota y los andaluces dieron un paso adelante. No se arredró el Pucela con el atasco y entró en combustión pasada la media hora con dos llegadas consecutivas que prendieron la portería de Fernando. Plano le sirvió un plato perfecto a Escudero, pero el lateral se encasquilló en el área. A continuación, Óscar Plano se sacó de la bota otro centro de quilates, Guardiola leyó bien la acción al espacio, se zafó de los centrales y cabeceó con rabia la pelota. El larguero repelió con violencia el testarazo en una ocasión que desprendía un claro aroma a gol, pero que acabó en la estadística de las oportunidades perdidas.

Con poca pausa y mucha acción, los errores podían pagarse caros. A punto estuvo el Almería de aprovechar un fallo de Kike Pérez en la entrega para armar una contra mortífera que acabó con un centro de Pozo al que no llegó Ramazani, con el tenedor preparado ante Asenjo. Guardiola marcó en fuera de juego, Iván Sánchez se retó ante Akieme y Escudero probó su volea desde fuera del área antes del paso por vestuarios.

La segunda parte huracanó aún más el juego de los dos contendientes. Escudero encendió continuas mechas por la banda izquierda e Iván Sánchez probó a Fernando tras una pifia de Pozo. La entrada de Plata al césped se saludó con una salva de aplausos y los decibelios aumentaron aún más cuando Weissman pisó la hierba. El Pucela se lanzó sin cuerdas a la búsqueda del gol. El equipo blanquivioleta quería y necesitaba una victoria para superar la anemia del inicio liguero. Kike Pérez soltó un latigazo que hizo lucirse a Fernando. Plata se merendó a sus pares por la derecha para ofrecer un gran pase a Sergio León, que intentó el disparo a la media vuelta.

Nada fructificaba hasta que Weissman iluminó el cielo de Zorrilla. Se agazapó entre la zaga y salió en el momento preciso para rematar a gol el centro de Kike Pérez. Menudo delirio. Qué desborde de emociones. Tremenda comunión blanquivioleta. El gol hizo estallar de alegría el banquillo pucelano. Sin embargo, aún quedaba un epílogo de sufrimiento, con eternos minutos añadidos. Plata pudo marcar para el Pucela, pero el Almería merodeó hasta el pitido final con la amenaza del VAR flotando en la última jugada y una tensión máxima. Nada malo sucedió. El Real Valladolid celebró su primera victoria del curso y Weissman, san Weissman, volvió a subir a los altares del pucelanismo. Una noche para celebrar.