El fútbol moderno no entiende de intenciones ni voluntades. Plano no quería, pero cazó presa en un lugar innecesario. Ahora, hay una sala externa en la que ponen el rewind y el forward, después el pause. El juego del calamar. Si te mueves a destiempo, ... estás muerto. Y ahí, en medio de la revisión, los tacos de Plano volaron sin freno hacia el tobillo de Chumi. El Pucela no perdió el paso y afiló algún contragolpe, pero con menos dinamita que cuando desplegó líneas en igualdad numérica. El Real Valladolid vivió dos situaciones de choque en el primer acto. La lesión de El Yamiq protagonizó la primera y el celo de Plano, la segunda.
Weissman y Sergio León se consolidan como la sociedad del gol
El Real Valladolid tiene dos delanteros que, además de marcar, tienen 'feeling'. Lo han demostrado en muchas ocasiones, pero a medida que avanza la competición, corroboran que reman en la misma dirección. Esta vez el que cayó a la banda fue el israelí, que sirvió el cuero para el remate de su partner. León solo dibujó un amago, el resto lo hizo el defensa que embocó ante su compañero. Más allá del éxito, los dos curran, abren espacios, se complementan y se reparten la gloria del gol. Pacheta sabe que tiene un tesoro. Y parte del anhelo del ascenso pasa por la contundencia de estos recursos.
De rebote en rebote, ahora cojo ventaja y después la pierdo
El duelo se definió en dos rebotes. Es el fútbol. Las pinceladas que marcan la pauta. Golpeó primero el Pucela y recibió su misma medicina en el empate del Almería. De rebote en rebote. El Pucela se encuentra en la línea correcta. Compite, pelea, pero esta vez se topó con una inferioridad que le puso contra las cuerdas. Aguantó en pie hasta el minuto 70. El 2-1 descosió la libreta de Pacheta, que tampoco estuvo muy fino en los cambios. La duda reside en conocer el desenlace de la batalla si los dos equipos hubieran competido en igualdad. Plano lo evitó con una entrada tan innecesaria como justa. Su roja abrió el socavón.
Los cambios de Pacheta convierten el filo en madera
El técnico vivió el partido a su manera, como de costumbre. El sello de Pacheta siempre esculpe estrías de autor. A veces da en la diana y en otras ocasiones lanza el dardo fuera del círculo. Esta vez no estuvo fino. En inferioridad, la misión siempre resulta complicada, pero con todo perdido, el técnico retiró calidad y metió hormigón. Tuvo más ocasiones antes de mover ficha, que después. A raíz de los cambios, el cuadro castellano destiló más aguante que empuje. El Almería mantuvo el zapato pegado al acelerador y se encontró con la victoria con un disparo en el que Roberto pudo hacer algo más. El 3-1 era previsible.
Del vuelo del Almería al paso de cangrejo del Pucela
El Almería vuela hacia Primera. El Pucela tenía la oportunidad de reventar la mesa con un puñetazo, pero se rompió dos metacarpianos cuando quiso palmear el tapete y Plano vio la cartulina roja. Es un paso atrás. La duda reside en conocer qué habría pasado si el madrileño hubiera encogido los tacos, pero todo queda en eso, en una incógnita. La realidad explica que un equipo vuela hacia el ascenso, el andaluz, y el otro, el blanquivioleta, prosigue con su sinuoso camino hacia una vida mejor. El Almería vive en una autopista. El Real Valladolid no sale del meandro. El segundo puesto es el objetivo. Qué menos.