Óscar Plano y Javi Sánchez celebran uno de los goles del Real Valladolid. Alberto Mingueza

Victoria de oficio para ganar tranquilidad antes del parón

El Real Valladolid echa el lazo a su quinta victoria (las mismas de su último año en Primera) y hunde más al colista, en un partido celebrado como una final por la permanencia

Sábado, 5 de noviembre 2022, 18:32

Partido de oficio (el que no hubo el día del Cádiz) y de números el que jugó, y ganó, el Real Valladolid ante el colista, al que deja ya a trece puntos de distancia tras cosechar la quinta victoria de la temporada (las mismas que en su último año en Primera cuando quedan 25 jornadas por delante), tercera consecutiva como local, y dar un paso de gigante en su carrera por la permanencia. El equipo de Pacheta, que cerrará este primer episodio el martes en San Mamés, gana tranquilidad y una sonrisa con vistas a un parón que ya divisa con 17 puntos en el zurrón (los mismos que en su día tardó 18 jornadas en sumar durante la última era Sergio González en el banquillo).

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La victoria cayó por su propio peso, mucho menos holgada de lo que mereció su fútbol, y solo la incertidumbre del resultado sembró cierto desasosiego, más en la grada que sobre el propio césped, donde el Pucela fue netamente superior. Solo Badia, el meta ilicitano, evitó un 3-1, un 4-1 o incluso un 5-1 que no hubiera sorprendido a nadie en Zorrilla.

En la otra orilla, un Elche sin alma ni espíritu -en Zorrilla, también sin tarjetas- continúa sin victorias tras trece jornadas, en un partido que deja en situación delicada a Jorge Almirón, que arrastra 21 partidos sin ganar como técnico franjiverde desde que Pacheta le dejara el cargo hace tres temporadas -en dos etapas distintas-.

Real Valladolid

Masip; Lucas Rosa, Joaquín, Javi Sánchez (El Yamiq, minuto 67), Escudero (Olaza, minuto 46); Iván Sánchez (Kike Pérez, minuto 66), Roque Mesa, Aguado; Gonzalo Plata (Monchu, minuto 79), Óscar Plano y Sergio León (Weissman, minuto 69).

2

-

1

Elche

Edgar Badia; Lirola (Nico, minuto 77), Roco, Bigas (Diego González, minuto 46), Carlos Clerc; Collado (Josán, minuto 46), Mascarell, Gumbau (ponce, minuto 62); Morente, Pere Milla y Lucas Boyé (Raúl Guti, minuto 62).

  • Goles: 1-0 (minuto 41): Javi Sánchez. 2-0 (minuto 46): Roque Mesa. 2-1 (minuto 63): Josán.

  • Árbitro: De Burgos Bengoetxea, del colegio vizcaíno. Amonestó a Javi Sánchez y Joaquín por los locales.

  • Incidencias: Jornada 13ª de Primera División, disputada en el estadio Zorrilla con 20.176 espectadores en las gradas.

No fue necesario darle muchas vueltas para aparcar la línea de tres centrales en la banda y apostar por una vuelta al 4-3-3 con el que se inició la temporada. Ante el colista había que recuperar el balón, y Pacheta optó por volver a los clásicos, a los tándems Joaquín-Javi Sánchez y Aguado-Roque, para recobrar el protagonismo que se había perdido en el juego en las últimas fechas. Otra de las pérdidas, la amenaza en bandas, la puso el técnico en las botas de Gonzalo Plata y en una banda derecha especialmente reforzada para la ocasión con el concurso de Iván Sánchez y las incorporaciones de Lucas Rosa.

No hizo falta esperar a que cayeran los minutos para confirmar este extremo. Apenas veintiséis segundos, los que tardó Plata en arrancar, lanzado por Aguado, para plantarse solo delante de Badia y desaprovechar la ocasión más clara del partido. Uno de los muchos pulsos ganados por el meta catalán, el mejor de largo en este Elche moribundo además de especialista consumado en el mano a mano.

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Declaración de intenciones de un Real Valladolid que saltó al césped autoritario, como queriendo sacudirse pronto la parsimonia y bajada de brazos registrada en Pamplona una semana antes. Para activarse, nada mejor que una presión alta para restar segundos al crono en la recuperación y construir con el balón en los pies de Roque Mesa o Aguado -este último más adelantado que en ocasiones anteriores-.

A partir de esas premisas, con Javi Sánchez piel con piel con Lucas Boyé, se trataba de madurar el partido a la espera de que cayera el fruto. Y tardó, seguramente más de lo esperado por una serie de motivos en la que fueron partícipes, por un lado por las malas elecciones de Lucas Rosa en línea de fondo y el empeño de Plata en regalar balones/opciones al contrario, y por otro por el grado de acierto del meta ilicitano. Apareció más Badia que ningún jugador del Elche y cuando lo hizo fue para salvar goles prácticamente cantados por la grada.

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Poco antes de desembalar el marcador sacó un claro cabezazo de Óscar Plano a centro de Iván Sánchez y un minuto antes del descanso hizo lo propio con un remate a placer de Sergio León tras balón milimétricamente puesto por Escudero.

Entre una y otra, el primero de la tarde. En dos capítulos, como si el anfitrión quisiera enviar un telegrama de aviso a su rival. Un balón que no acierta a despejar la zaga visitante viaja de lado a lado del área hasta acabar en los pies de Plata, con tiempo suficiente para pensarse el centro. Rasito para cruzar un mar de piernas y acabar en las botas de Javi Sánchez, que cruza al palo contrario.

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El paso por vestuarios no requería más que repetir consignas y huir de la ansiedad en espera de seguir recolectando. Segundos hubo que esperar para cantar el segundo, en una acción individual de Gonzalo Plata que gana la línea de fondo para servir atrás, en pase de la muerte, a Roque Mesa y que este cruzara al palo contrario.

2-0, y el colista contra las cuerdas. La rotación anunciada por el argentino Almirón -un solo cambio con respecto al once que perdió frente al Gefate- se inició al descanso, con cuatro cambios entre los minutos 45 y 62 que mejoraron la cara del enfermo sin llegar a revitalizarle. Es más, entre el segundo y el cuarto cambio hubo de desplegar el paraguas para asistir al recital de su portero ante el vendaval blanquivioleta. Fueron solo ocho minutos de atracón local, pero ocho minutos en los que Óscar Plano se pudo ir con un doblete al vestuario -de bella factura hubiera sido el segundo, en una volea neutralizada por Badia- y en los que Plata hubiera firmado otro camino del Mundial de no ser por la inspirada tarde del meta catalán.

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Y de tanto perdonar, fue el rival el que acabó logrando asomarse al partido en una acción aislada en la que Josán cruzó al fondo de la red tras aprovechar un pase filtrado por Pere Milla. Un respiro y rayo de esperanza para el colista, que continuó sometido pendiente de algún balón huérfano que le hiciera más llevadera la tarde.

Con esa incertidumbre se jugó la última media hora. El Real Valladolid, con el partido bajo control esperando una puntilla que no llegó -con la grada esperando que llevara la firma de Weissman-; y el Elche, con el deseo más que la opción real de que un rebote aliviara su deprimente situación.

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Lástima de parón...

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