Twitter es, grosso modo, la barra de bar posmoderna, donde desconocidos se enzarzan en conversaciones vacías de contenido y cuajadas de demagogia barata, sobre todo en fútbol y política. Es el universo de la posverdad más absurda. Cualquiera puede increpar al de enfrente con la ... autoridad de quien se siente impune o la inquina del que se oculta tras el cobarde anonimato. Lo fácil. Hay que tener claro el concepto para entender situaciones como las que se han dado esta semana, cuando el Real Valladolid comunicó su negativa a ceder recursos para simulacros autonómicos de partidos pseudo-internacionales. Tras su decisión, brotaron otras con idéntico signo de clubes que también se juegan su futuro en los próximos días. No hay que ser muy listo para entender esto, pero resulta mucho más sencillo reducirlo todo al complejo de inferioridad propio y a la pedrada para justificar que la decisión forma parte de un complot anticatalán. Decirlo en la barra de un bar acota el recorrido de la provocación y a veces desemboca en una colleja educativa, pero buscar el conflicto en una red social multiplica la crispación gratuita que persiguen los 'haters' ávidos de unos 'likes' de gloria. Una pena.
Lo llaman libertad de expresión. Pero la única libertad que profesan es la propia, la ajena se la pasan por el forro. Pueden manifestarla desde el insulto, eso siempre. Se sienten legitimados para decir que Valladolid es una ciudad facha en su conjunto sin ningún argumento cabal. Les encantan las generalidades y destilan desprecio cada vez que pulsan una tecla. Eso sí, cuando se topan con una respuesta acorde a su provocación, pronto giran su discurso hacia los derechos amputados. Que le pregunten a Borja. Es la vida social que nos ha tocado vivir, decisiva para llegar al corazón de tu masa social y despreciable cuando la manada 'troll' activa su maquinaria de cinismo.
Me quedo con la primera opción, con el buen uso de la Comunicación para trasladar tu mensaje a la sociedad y conectar con tu legión de fans, tal y como lleva haciendo el Real Valladolid desde hace algunos meses con un contenido de alto valor emocional, que ha convertido sus redes sociales en un hervidero de pasión en blanco y violeta, con el foco puesto en exportar al mundo todos los valores que destila su escudo. Sobre la segunda, lo mejor es replicar en el universo digital lo que uno haría en la vida ordinaria cuando alguien atraviesa tu espacio personal para molestar. Media vuelta y a otra cosa.
De regreso al fútbol, al terrenal, el Real Valladolid inicia ante la Real Sociedad los exámenes finales. Sergio y sus alumnos no pueden despistarse con asuntos banales. Su única misión es terminar, como mínimo, con un aprobado que les permita seguir en la misma clase la próxima temporada. A por ello.
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