El Valladolid Promesas se mantiene firme en su feudo

Lluviosa como ninguna en este mes de octubre, la tarde invitaba a ver poco fútbol, mucha intensidad y una buena dosis de contactos entre dos filiales que despliegan sobre el campo dos estilos diferentes y dos formas distintas de llegar al área rival. El Promesas, a partir de los galones que asume el tándem formado por Kike Pérez y Oriol en el centro del campo y la respuesta de dos bandas casi simétricas que hacen más incisiva la apuesta por un 4-3-3. El Alavés B, por su parte, a través de un 4-1-4-1 que busca en un principio a Arzuaga para lanzar a Rodrigo en punta o bien a Abdellahi entre líneas.

Ambas propuestas tuvieron su momento durante el partido. Primero el del conjunto vitoriano, que dispuso de las mejores ocasiones del partido para adelantarse y que si no lo hizo fue gracias a tres intervenciones de extraordinario mérito de Gaizka Campos en los veinte primeros minutos de partido. El meta de Barakaldo salvó el primer tanto con una doble parada a los cuatro minutos a disparos de Víctor y Arzuaga, y tras un pecado venial que le pudo costar caro a los de Baraja a la salida de un córner a su favor.

Las dos siguientes llevaron el sello de Abdellahi, primero en un mano a mano que Gaizka salva con el pie y poco después en un cabezazo tras bote de falta que el guardameta vuelve a salvar. La presión alta del filial vitoriano se le atragantaba por entonces al Promesas, que poco a poco empezó a desperazarse y a salir de la cueva. Lo hizo con cuentagotas y subido a la punta de velocidad de Doncel, que por la izquierda se convirtió en el principal de los problemas de los visitantes... y una vez más en el mejor de los blanquivioleta. En tres destellos marcó diferencias.

En el primero su centro no encuentra el remate de Miguel por muy poco; en el segundo, su pase entre líneas sí llega al '9 ' de Tudela pero el pase de la muerte de éste se queda sin rematador; y en el tercero se decide el partido. Un saque de esquina lanzado por el Alavés B que acaba en las peores botas posibles para sus intereses. En las del propio Doncel, que coge la 'Vespa' y conduce el contragolpe hasta pisar área y elegir pase a Miguel, que solo tiene que empujar a la red.

Era el minuto 57, y desde el 54 la expulsión de Alende en un uno contra uno que le costó la roja directa por tratarse del último defensor había dejado el partido en un diez contra diez tras la roja que vio el delantero Rodrigo en la primera parte. El nuevo escenario dejó a Raúl Navarro como pareja de Jaime en el centro de la zaga, y a Víctor García en el lateral diestro. La que sufrió, sin embargo, fue la banda izquierda ya que la entrada al campo de Paulino mejoró la profundidad de los vitorianos y prácticamente todo su peligro llegó por el lateral tapado por Villarrasa.

Pese al empuje de los de Iñaki Sáez, apenas tuvo trabajo Gaizka bajo palos en un tramo final que sí dejó una última perla de Doncel, el mejor de los veintiocho jugadores que saltaron al césped de los Anexos. Un eslalon para sortear a varios rivales que mereció el premio del gol y que sin embargo se topó con la pierna de un defensor rival cuando se disponía a disparar a puerta.