El Valladolid Promesas se desploma tras un inicio prometedor

La temperatura subió sobre el césped desde el pitido inicial. El Valladolid Promesas exhibió las uñas cada vez que tuvo espacios para correr y para ganarle la espalda a la defensa del Compos. A los ocho minutos, Slavy controló un balón en velocidad, pero su envenenado remate cruzado fue repelido con solvencia por Pato. Las alarmas se encendieron en un Compostela que se fue recomponiendo poco a poco ante el empuje del Promesas.

Con el paso de los minutos, el equipo de Fabiano fue cerrando espacios y dificultando las opciones verticales del filial pucelano. Los locales se hicieron con el control del encuentro, hicieron daño por la banda izquierda y pisaron ocasionalmente el área rival. Sin embargo, los visitantes no se descompusieron ni dieron su brazo a torcer. Eso sí, les tocó lidiar con las embestidas de un conjunto local liderado por un agresivo Jordan.

El Promesas, bien posicionado en el apartado defensivo, no consiguió encontrar grietas en el entramado diseñado por un Compostela al que, sin el control del balón, no le importó entregar metros a los forasteros para impedir que los activos Slavy y Cedric les volviesen a hacer cosquillas a la espalda.

El Valladolid Promesas realizó una destacada puesta en escena en el segundo acto. Pero todo cambió en cuestión de segundos. Una pérdida en la salida del balón desde su área desembocó en el primer gol del Compostela. Jordan, tras recibir un pase de Mario, picó el balón por encima de Meykher. Tras tocar el larguero, el cuero atravesó la línea de gol.

El Compostela olió sangre y no bajó el rendimiento hasta que reventó la resistencia del conjunto pucelano. Una nueva recuperación de balón tras un pase horizontal propició que Mario utilizase un exquisito punto de mira y, desde fuera del área, clavase un zapatazo en la escuadra de un adelantado Meykher. La fiesta se desató en el Vero Boquete.

Los visitantes, con un poco de desorden, lo siguieron intentando hasta el final con un activo Adri Carrión. Pero el Compostela ya había blindado la caja fuerte de su estadio y no dio opción de resurgir al conjunto de Julio Baptista.