El entorno del estadio José Zorrilla se ha contemplado desde hace décadas como una tabla de salvación económica para el Real Valladolid. Hay que remontarse al 3 de junio de 1997, cuando el Ayuntamiento de la ciudad -con Francisco Javier León de la Riva como alcalde- y el club blanquivioleta -representado por el vicepresidente Marcos Fernández Fermoselle ante la enfermedad de su padre, Marcos Fernández Fernández-, rubricaron un nuevo convenio de cesión del estadio por un plazo de 40 años, que sustituyó al firmado el 23 de enero de 1993. En la cláusula tercera se especificaba que el aprovechamiento y uso del Nuevo José Zorrilla se aplicaría también a «actividades hosteleras, de espectáculo y comerciales». Al día siguiente, 4 de junio de 1997, El Norte abrió su sección local con el siguiente titular y subtítulo: «El complejo comercial y hostelero del estadio Zorrilla se abrirá en septiembre. Las instalaciones incluyen un museo, cafeterías, un restaurante y firmas deportivas». La previsión era dedicar 8.500 metros cuadrados a la hostelería y espectáculos, y 1.500 para uso comercial. El nuevo convenio había sido aprobado en el pleno municipal con los votos de PP y PSOE y la oposición de Izquierda Unida. Ese fue el germen de lo que años más tarde se conocería como Valladolid Arena.
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En octubre de 2002, Carlos Suárez retomó esta idea desde la presidencia blanquivioleta para encontrar nuevas vías de financiación en un club ya muy depauperado económicamente tras el mandato de Ignacio Lewin y los elevados gastos en fichajes. Suárez estimó que los 10.000 metros cuadrados previstos inicialmente deberían incrementarse hasta 50.000 y empezó a barajar la posibilidad de vender la Residencia de Jugadores para edificar una nueva en unos Campos Anexos ampliados. Unas semanas después, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valladolid anunció que no aprobaría alegaciones al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), trámite necesario para el Valladolid Arena, sin el consenso de la oposición.
40 años del Nuevo Estadio José Zorrilla
Luis Miguel de Pablos Clara Matute
Los problemas no tardaron en aparecer, pero no por el enfrentamiento entre populares y socialistas, sino por los choques entre instituciones gobernadas por el PP (Ayuntamiento, Diputación y Junta de Castilla y León). En agosto de 2003, la Consejería de Fomentó aprobó la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid, pero solo dejó un 10% del terreno junto al estadio para uso comercial. León de la Riva insistió en noviembre de 2004 que el proyecto urbanístico del Real Valladolid solo se aprobaría con el apoyo del grupo socialista, lo que suponía 28 concejales de 29. El PSOE no puso pegas. «Quiero que el proyecto urbanístico del Real Valladolid esté cerrado antes de que acabe el año», dijo el entonces el alcalde. La operación contemplaba la apertura de un centro comercial en el fondo sur del estadio extendido hasta los Campos Anexos. La Diputación Provincial de Valladolid también reclamó su protagonismo, ya que parte de los Anexos se edificaron en parte en terrenos cedidos por esta institución. «Debemos ser informados y escuchados», avisó el vicepresidente Alfonso Centeno.
El proyecto del Valladolid Arena avanzaba a pequeños pasos, aunque algunos parecían prometedores. El 23 de abril de 2005, Carlos Suárez viajó a Hamburgo, en el norte de Alemania, para visitar el pabellón construido junto al AOL Arena, un espejo para el proyecto blanquivioleta. Le acompañaron el alcalde Javier León de la Riva y el portavoz del PSOE Ángel Velasco. Un jarro de agua fría llegó al mes siguiente, cuando el entonces presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano, manifestó que tenía «reservas» sobre la legalidad de la propuesta del Real Valladolid. «Políticamente nos parece bonito, atractivo y novedoso, pero técnicamente existen reservas sobre el uso de los terrenos», dijo Ruiz Medrano.
Con la Diputación dudando, el Ayuntamiento anunció en julio de 2005 que apoyaría el proyecto con un protocolo de colaboración que incluía a los grupos popular y socialista. Se amplió el uso comercial a los 30.000 metros cuadrados solicitados. Sin embargo, otra amenaza apareció en el horizonte. La Junta de Castilla y León ya parecía entonces dispuesta a denegar la licencia para el centro comercial, la base económica que sustentaba todo el Valladolid Arena.
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La burocracia y los trámites administrativos enlentecieron el proceso. En mayo de 2006, el arquitecto Jesús Manuel Gómez Gaite, en representación del Real Valladolid, presentó la documentación técnica sobre el PGOU para corregir las incidencias detectadas por los técnicos municipales. En noviembre de ese año, los promotores Harry Harkimo y Hannü Helkio, accionista y consejero delegado de la empresa finlandesa JHC, estuvieron en Valladolid reunidos con Carlos Suárez y responsables del Ayuntamiento y la Diputación para exponer el proyecto, que tuvo un acogida favorable. Esta empresa báltica preveía abrir 23 bares y restaurantes en el nuevo complejo junto al estadio.
Los meses pasaron sin mucho avance y llegó 2007. El 11 de abril de ese año, Suárez soltó una bomba. A pocos días de que el Real Valladolid consumara su ascenso récord a la élite, el entonces presidente declaró ante los periodistas no podía «garantizar» que hubiese fútbol de Primera en Zorrilla al curso siguiente. En el fondo latía el parón del Valladolid Arena. «Es una operación que no se va a hacer. Es una pena y ya está», dijo Suárez, que quiso meter presión para reactivar el proyecto parado. Sus declaraciones no tardaron en surtir efecto. Al día siguiente, León de la Riva y Ruiz Medrano acompañaron al presidente del Real Valladolid en la sala de prensa de Zorrilla para mostrar el respaldo institucional al proyecto.
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El Arena siguió adelante. En mayo de 2007, el pleno del Ayuntamiento de Valladolid aprobó la modificación del PGOU y dio luz verde a la superficie comercial junto al estadio Zorrilla. Populares y socialistas exhibieron sintonía y solo el único concejal de IU, Alfonso Sánchez de Castro, se mostró en contra argumentando que se privatizaban «bienes de los ciudadanos sin tener en cuenta el interés general». En cambio, el portavoz socialista, Ángel Velasco, entendió que la construcción de un pabellón para 12.000 espectadores, la ampliación de la Ciudad Deportiva, la creación de la Casa del Deporte, una pista de atletismo, un campo de rubgy y una pista de hielo eran contraprestaciones suficientes para la ciudad. León de la Riva, por su parte, aseguró que «el proyecto era imparable». Suárez se fotografíó con el alcalde y los presidentes de otros clubes frente una gran maqueta del Valladolid Arena durante las elecciones de aquel año.
La Federación de Vecinos y Avadeco presentaron alegaciones en julio de 2007, mes en el que la Junta de Accionistas del Real Valladolid aprobó la explotación del Arena a través de la empresa Inmobiliaria Chamartín. En octubre de 2007, el pleno del Ayuntamiento aprobó la modificación acordada de PGOU, pero en noviembre la Consejería de Fomento la rechazó por falta de información y prohibió el centro comercial. También desde la Junta, el entonces vicepresidente segundo y consejero de Economía de Empleo, Tomás Villanueva, cuestionó el Arena por el exceso de áreas comerciales. El Valladolid Arena parecía muerto o, al menos, agonizante. Sin embargo, Javier León de la Riva trató de avivar la llama y aseguró en enero de 2008 que el proyecto era «irrenunciable» y «posible». Hubo tiras y aflojas entre el gobierno local y el autonómico. En mayo de ese año, Junta y Ayuntamiento trataron de limar asperezas, pero Fomento ya avisó entonces de que el centro comercial resultaba «prescindible».
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Hubo nuevos avances y el 16 de julio de 2008 todo pareció despejado: los técnicos de la Junta dieron luz verde, por fin, al centro comercial. En septiembre, la aprobación urbanística del Arena se oficializó en el Bocyl. Todo parecía encauzado. Comenzaron las mediciones y las catas en el entorno de Zorrilla. En octubre de 2010, el proyecto aparecía en exposición pública, el centro comercial ya tenía nombre (Dolce Vita) y se había fijado como fecha definitiva su construcción en 2012. Sin embargo, en noviembre de 2011, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anuló la operación que autorizaba el centro comercial junto al estadio tras estimar un recurso de Izquierda Unida. Adicionalmente, la crisis económica había dañado gravemente al Valladolid Arena. «Aunque hemos apoyado este proyecto, sabíamos que que desde el punto de vista urbanístico iba muy justito, sobre la raya. El resultado del procedimiento judicial no nos sorprende», explicó entonces Óscar Puente, ya al frente del grupo municipal socialista. «Desde el punto de vista de consecución, me parece una sentencia absolutamente intrascendente porque el proyecto estaba muerto. No considero que sea la puntilla. Ya estaba apuntillado. Si acaso, es un poco más de tierra en el ataúd», añadió Puente, entonces en la oposición.
La llegada de Ronaldo Nazário al Real Valladolid en el verano de 2018 como presidente y máximo accionista del Real Valladolid trajo aparejado el proyecto de una nueva Ciudad Deportiva. En diciembre de ese año, el Ayuntamiento, gobernado por el PSOE y Valladolid Toma la Palabra (formación que incluye a IU) ofreció al club blanquivioleta una parcela de 29,3 hectáreas en el barrio de Pinar de Jalón para edificar el nuevo complejo deportivo. El Real Valladolid de Ronaldo acometió paralelamente un ambicioso proyecto de transformación de las instalaciones que incluía reformas en el estadio y en los Campos Anexos. El proyecto de Ciudad Deportiva en Pinar de Jalón sufrió parones por falta de documentación y, aunque el club mantuvo inicialmente la idea de contar con dos ciudades deportivas, finalmente se decantó por aceptar el espacio propuesto por el Ayuntamiento porque entendió que en los Anexos ya «no había terreno para crecer». Pinar de Jalón era la opción más viable y los vecinos lo acogieron favorablemente porque entendieron que revitalizaría el barrio.
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Con todo dispuesto para empezar las obras, el Real Valladolid se echó atrás en noviembre de 2020 después de detectar «deficiencias» en el terreno (el informe de los técnicos argumentó que era excesivamente poroso) y que subsanarlas supondría desembolsar más dos millones de euros adicionales. La opción de edificar la Ciudad Deportiva junto al estadio Zorrilla empezó a cobrar fuerza, aunque los técnicos del Ayuntamiento vieron «complejo» inicialmente utilizar el espacio del Real de la Feria y se plantearon opciones en terrenos en la zona de Arcas Reales. Finalmente, el actual aparcamiento junto al estadio Zorrilla ha sido el espacio elegido. El pasado 26 de enero de 2022, el Ayuntamiento admitió a trámite el proyecto de Ciudad Deportiva en 13 hectáreas de terreno para construir dos nuevos campos de entrenamiento (que se unirán a los ya existentes) y un pequeño estadio que albergará las nuevas oficinas. Real Valladolid y Ayuntamiento tendrán que dejar sin efecto el viejo convenio de 1997 y firmar uno nuevo. La futura Ciudad Deportiva del Real Valladolid empieza a dar sus primeros pasos... con la confianza de que correrá mejor suerte que el fallido Valladolid Arena. Es otro proyecto, muy diferente y mucho más factible, aunque también busca el crecimiento del club, en este caso sin centros comerciales ni inversión privada por medio y más centrado en el plano futbolístico. El entorno del estadio José Zorrilla aguarda su remodelación definitiva.
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