Tunde y Cédric desatascan al Real Valladolid en Laguna de Duero

Pezzolano alineó un once inicial con Masip en el arco, Luis Pérez y Escudero como laterales, Boyomo y Víctor Rofino en el eje de la zaga, Monchu y Maroto como pareja en la medular, Iván Sánchez, Chuki y Raúl Moro por delante y Sergio León en la punta del ataque.

La primera parte resultó decepcionante, con la salvedad hecha de los continuos desbordes de Moro por la banda izquierda, en acciones llenas de explosividad que levantaron los aplausos de la grada, aunque sin punción final. Fue precisamente Moro el encargado de marcar desde el inicio la pauta ofensiva de un equipo que no encontró la manera de batir al portero Dani durante los muy tórridos (al menos por la temperatura) 45 minutos.

El Real Valladolid trató de ajustarse a los mandamientos de Pezzolano, con la idea de mover rápidamente el balón para romper el cerrojo que intentó plantear el Rayo Majadahonda y acercarse lo antes posible a la portería rival. Así, Boyomo buscó diagonales con Luis Pérez e Iván Sánchez apareció fugazmente entre líneas. Sergio Escudero, por su parte, se desenvolvió más en espacios interiores, dejando el carril izquierdo abierto para que Raúl Moro percutiera una y otra vez, con gran facilidad para dejar atrás rivales.

El Rayo Majadahonda mantuvo el tipo en la primera parte, a pesar de que tuvo que cortar las acciones pucelanas con peligrosas faltas al borde del área. El Real Valladolid desaprovechó esos lanzamientos a balón parado (Escudero, Monchu, Iván Sánchez) y se encomendó, básicamente, a los continuos desbordes de Moro. El extremo no encontró la manera de definir todas esas acciones que hicieron las delicias de los aficionados congregados en el estadio de Laguna. Si hubiese marcado alguna de ellas, el éxtasis habría llegado a la grada. Sergio León dispuso de ocasiones claras de remate, pero sus lanzamientos se encasquillaron de mala manera. Los saques de esquina tampoco fructificaron en este primer periodo y sólo una elevación majestuosa de Víctor Rofino llevó algo de fuego al área de Dani.

Monchu buscó la manija en la medular, asistido por un intermitente Maroto que fue de menos a más. Boyomo sólo se descolgó circunstancialmente de su espacio defensivo para aparecer por sorpresa en zona de ataque rival, pero sin concreción. El Rayo Majadahonda se animó durante los últimos 15 minutos de la primera parte, periodo en el que el Pucela pegó un evidente bajón físico. Sin embargo, ninguno de los dos equipos logró llevarse el gato al agua de la efectividad.

Los cambios en la segunda parte lograron descongestionar al Real Valladolid, especialmente los cuatro que se produjeron en el 60, con las entradas de Frimpong, Tunde, Vallejo y Lucas Rosa. Tunde tardó tres minutos en encender el turbopropulsor, superar rivales con pasmosa facilidad y definir a la perfección en el área de Dani. El nigeriano logró en un abrir y cerrar de ojos lo que se le había negado a Raúl Moro en la primera parte: marcar un gol.

Con el 1-0, el Rayo Majadahonda se echó aún más atrás y el Pucela siguió percutiendo con constancia. Cédric aprovechó toda su potencia para desarbolar a los centrales del cuadro madrileño. Anotó un gol, pero el linier lo anuló por un dudoso fuera de juego. Luego, irrumpió en el área con fuerza donde cayó derribado. El propio delantero hispano-camerunés rubricó el 2-0 desde el punto de penalti.

Dos canteranos, Tunde y Cédric, desatascaron a un Real Valladolid que sigue lidiando con la falta de gol. En Segunda, los rivales concederán muchas menos ocasiones que el 'sparring' al que se midió en Laguna de Duero.