Tres puntos de oro y merecidos para el Real Valladolid

El Valladolid se la jugaba en un partido que tenía más importancia de la que parecía en un principio, con dos equipos necesitados que tratan de luchar por salir del descenso.. El Pucela respira. Está vivo. Y el corazón aguanta. Está fuerte, como lo demostró en los más de 90 minutos.

Como ha sucedido en otros partidos, el Pucela tuvo un buen arranque. Monopolizaba el balón y llevaba la iniciativa del juego en esos primeros minutos de partido. tratando de salir con la pelota jugada desde atrás, buscando la portería defendida por Pacheco. Y aun que no logró marcar en los primeros segundos, como hizo hace unos años Joseba Llorente, sí que llegó a adelantarse en el marcador en esos primeros instantes con un tanto de Larin que no subió al marcador porque el delantero canadiense estaba en fuera de juego. La jugada nació de un buen pase de Roque Mesa para Larin, que regateó a Pacheco y batió la portería del Espanyol, pero estaba en fuera de juego. La acción quedó revisada por el VAR y el tanto no subió al marcador. Da la impresión de que Larin estaba en posición antirreglamentaria por un hombro. Pena. Con el hombro marcó el tanto de la victoria en San Sebastián y por un hombro no marcó en esta ocasión. Cuestión de anatomía.

En cualquier caso fue un serio aviso de las intenciones que tenía el conjunto de Pacheta, que salió muy bien, buscando la portería del Espanyol y forzando saques de esquina. Otra cosa es el rendimiento en este tipo de acciones a balón parado. En uno de ellos,, El Yamiq entró con todo al remate y el balón se marchó rozando el poste de la portería de Pacheco.

El Espanyol, que tiene en sus filas a jugadores como Joselu y Braithwaite (entre los dos sumaban 18 goles) no estaba del todo cómodo. Perdió y eso era mérito de los de Pacheta. Su técnico Diego Martínez pedía a sus jugadores que realizaran una presión más adelantada para complicar la salida de balón de los pucelanos, dar aire al juego y que el Pucela tuviera más inconvenientes a la hora de controlar el balón. No le salió mal, a pesar de que perdió por lesión a Brian Oliván. Darder, desde fuera del área, chutó con potencia y con toda la intención. Asenjo lo despejó y después fue valiente a la hora de atrapar el balón aunque se llevó un golpe de un jugador del Espanyol. Ya sería el colmo de las desgracias que otro golpe dejara fuera de combate al portero del Real Valladolid, con el recuerdo reciente de la jugada que significó la lesión de Masip.

En esa fase, el Espanyol controló más el balón y equilibró la balanza.Perdió algo el sitio en el centro del campo el conjunto de Pacheta y era el conjunto de Diego Martínez el que ganaba las disputas en el centro del campo. Hasta que Hongla se puso de nuevo el mono de trabajo.

Y llegó la alegría. El Real Valladolid se adelantó en el marcador con un disparo de Iván Sánchez desde fuera del área que tocó en Darder para batir a Pacheco. El Pucela tiene buenos tiradores desde fuera del área y quizás debería atreverse más en este aspecto. Como lo hizo Iván Sánchez. Golpeó el balón con fe y con todo lo que hiciera falta.

Fueron los mejores minutos del Pucela. Larin estuvo a punto de llegar a rematar un centro de Plano. Y poco después, Plano golpeó el balón en una buena posición, pero lo atrapó mansamente Pacheco. Y aún hubo más. Larin tuvo otra ocasión, cruzando el balón, que salió ligeramente desviado. El Pucela combinaba bien y salía jugando la pelota. El Espanyol aumentó su presión en el medio para intentar que no progresasen los de Pacheta, dominadores en esos minutos. Aunque un despiste casi le cuesta muy caro. En un saque de esquina (otro más), Pacheco atrapó el balón y sacó rápido buscando la contra del Espanyol. Puado que se plantó solo delante de Asenjo y el balón se estrelló en el travesaño en la ocasión más clara del equipo perico en la primera parte..

Sufrió el Pucela en los últimos minutos de esa primera parte, con un riesgo añadido. Sus dos mediocentros, Hongla y Roque Mesa, estaban con tarjeta amarilla. La intensidad en la presión no podía ser la misma. Aún así, con la línea defensiva muy junta y con ayudas, el Real Valladolid aguantó bien y se fue al descanso con ventaja en el marcador.

Salió mejor el Valladolid en este arranque de la segunda parte, aunque el Espanyol estiró líneas. Lógico, pero tampoco es que sufriera en exceso el Real Valladolid, que seguía muy ordenado. Pacheta movió piezas. Dio entrada a Aguado por Roque Mesa, que tenía una amarilla. Salió con tantas ganas que en un par de minutos y en la primera que tuvo definió con calidad tras un buen pase de Gonzalo Plata.

Al Espanyol le entraron las prisas, pero el Pucela aguantaba con fuerza y tenía remate dentro del área. Plano pudo hacer el tercero pero se topó con la buena respuesta de Pacheco, aunque la sentencia definitiva pudo llegar por medio de Plata en una buena salida de Pucela. Aguado le dio el balón y le dijo «toma, mételo tú y sales a hombros», pero el remate del colombiano se estrelló en el poste. El que las tenía era el Pucela, con Plano incisivo dentro del área.

Pero lo que es el fútbol. En los últimos instantes, Braithwaite puso el alma en un puño acortando distancias en el marcador. Los aficionados que ya enfilaban la salida para evitar los atascos tuvieron que darse la vuelta, para dar paso a un final emocionante. El Espanyol no dejó de meter balones al área intentando buscar a la desesperada el empate, pero el Pucela no solo supo sufrir, sino mantener la calma necesaria, sin ponerse nervioso en defensa, para llevarse tres puntos con justicia y merecidos, un triunfo de los que da fuerza. Semana tranquila y a pensar ya en el Elche.