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El proyecto expansivo de Ronaldo Nazário en el Real Valladolid incluyó desde los primeros meses la edificación de una nueva Ciudad Deportiva para mejorar las instalaciones del club y potenciar el trabajo con la cantera. Sin embargo, el proceso no ha estado exento de obstáculos durante los últimos cuatro años. Cuando todo parecía encarrilado, hubo que dar marcha atrás y empezar de nuevo. Ahora, en 2023 todo parece fluir de nuevo. Pero conviene echar la vista atrás para observar los vaivenes que puede encerrar una operación de este tipo.
El 3 de septiembre de 2018, Ronaldo fue presentado como máximo accionista blanquivioleta en el Ayuntamiento de Valladolid por el alcalde de la ciudad, Óscar Puente. Ahí ya quedó claro que habría un claro apoyo institucional por parte del gobierno municipal. «El Ayuntamiento ha sido, es y será un aliado del Real Valladolid y va a colaborar para que esta nueva etapa sea un éxito», señaló entonces Puente. En una entrevista con El Norte, Ronaldo Nazário ya apuntó a finales de ese mes de septiembre: «Aquí no tenemos las mejores instalaciones del mundo. Tenemos que ser muy sinceros, aunque tenemos buenas estructuras, unos Anexos regulares... pero se trata de conseguir las mejores instalaciones para nuestros jugadores, para nuestra cantera. Tenemos que prepararnos para ofrecer lo mejor a nuestros jugadores. Vamos a hablar con todos los que nos puedan ayudar, no solo con el sector público, sino también con el privado, vamos a buscar 'partners' para que inviertan en nuestro proyecto».
A finales de ese mismo 2018, la idea de contar con una nueva Ciudad Deportiva empezó a tomar cuerpo. El Ayuntamiento de Valladolid, gobernado por PSOE y Valladolid Toma La Palabra, ofreció al club una parcela al sur de la ciudad. Las necesidades pasaban por disponer de 20 hectáreas y, aunque el Real Valladolid tanteó inicialmente la idea de utilizar los terrenos junto al estadio José Zorrilla, finalmente quedó descartada. El barrio de Pinar de Jalón fue el lugar elegido y se calculó que el proyecto paralelo para reformar el estadio y los Anexos, así como la construcción de la nueva Ciudad Deportiva, supondría un coste entre 20 y 25 millones, de los cuales el club sufragaría un 75% y el Ayuntamiento el otro 25%.
En marzo de 2019, la entidad blanquivioleta ya presentó al equipo de gobierno municipal algunos bocetos del proyecto para la nueva infraestructura en Pinar de Jalón, que contemplaba tres campos de hierba natural, seis de hierba artificial, «un edificio polivalente» y otras zonas específicas. El coste aproximado de la Ciudad Deportiva se estimó en 3,5 millones. Ronaldo Nazário y Óscar Puente mantuvieron una reunión en el Consistorio. Un mes más tarde, hubo un tira y afloja entre las partes y el Ayuntamiento reprochó al Real Valladolid que no se hubiera presentado ningún proyecto detallado, después de que David Espinar, director del Gabinete de Presidencia blanquivioleta, deslizase la posibilidad de buscar un emplazamiento para la Ciudad Deportiva en algún lugar de la provincia. «No voy a consentir chantajes ni de Ronaldo ni de Michael Jordan», declaró un enfadado Óscar Puente.
Las obras para remodelar el estadio José Zorrilla sí empezaron a avanzar, pero la Ciudad Deportiva continuó en barbecho. El Real Valladolid mantuvo durante meses la idea de contar con dos ciudades deportivas (una en los Anexos) y confiaba en que las obras en Pinar de Jalón comenzasen durante el verano de 2020. En diciembre de 2019, el club blanquivioleta entregó la documentación para obtener la licencia de construcción en Pinar de Jalón, algo que el área de Urbanismo llevaba esperando desde el mes de julio. En febrero de 2020, el Real Valladolid tomó la decisión de renunciar a la ampliación de los Anexos (por el coste extra y la espera que suponía soterrar una línea de alta tensión) y apostó por mudarse definitivamente a Pinar de Jalón cuando la Ciudad Deportiva estuviese edificada. El 19 de febrero de 2020, el Ayuntamiento de Valladolid aprobó la licitación para explotar la parcela y el proyecto salió a exposición pública. Había luz verde. Por fin, el proyecto parecía en marcha.
La irrupción de la pandemia de covid-19 no alteró mucho el proceso, pero cuando todo estaba listo para que empezasen las obras el Real Valladolid, un estudio encargado por el club detectó excesiva porosidad en el terreno donde se preveía construir un edificio para las oficinas y emplazó al Ayuntamiento para que asentase el terreno, con el consiguiente coste extra que eso suponía para las arcas municipales o, buscara otra ubicación.
La idea de aprovechar el espacio disponible junto al estadio José Zorrilla volvió a ser considerada. Ronaldo consideró que era «la mejor alternativa». En un principio, los técnicos del Ayuntamiento consideraron «complejo» utilizar la zona del aparcamiento y el Real de la Feria para edificar la nueva Ciudad Deportiva, pero se comprometieron a estudiar esa propuesta. En febrero de 2021, el Ayuntamiento mostró de nuevo su predisposición a financiar parte de las obras que se planteasen en las futuras instalaciones, de la misma manera que había hecho con las reformas en el José Zorrilla.
El descenso a Segunda División supuso un frenazo brusco para todo el proyecto. La prioridad del club se enfocó a dedicar la gran parte de sus recursos a la parcela futbolística, con la meta de lograr la vuelta a la élite por la vía rápida. En junio de 2021, el Ayuntamiento anunció que no reformaría el entorno del estadio José Zorrilla hasta que el Real Valladolid no definiese el proyecto de su Ciudad Deportiva. Sin embargo, el dinero proveniente del fondo de inversión CVC permitió la reactivación de los planes del club blanquivioleta y en septiembre de 2021, David Espinar calculó que «en dos años como muy tarde» las nuevas instalaciones estarían listas.
El 26 de enero de 2022, la Junta de Gobierno municipal admitió a trámite la iniciativa del club para ocupar la parcela EQ 37/96 junto al estadio, con casi 13 hectáreas de extensión, lejos de las 20 que el Real Valladolid estimó en los inicios, pero suficiente para construir dos nuevos campos de entrenamiento, un miniestadio con gradas y nuevas instalaciones para los equipos de la cantera. En julio de ese 2022, el Real Valladolid y el Ayuntamiento avanzaron en los detalles del convenio de cesión de los terrenos junto al estadio, que se fijó en 50 años, mientras los trámites administrativos seguían su lento proceso burocrático para ajustarlos a legislación vigente e impedir futuras impugnaciones en los tribunales.
El pasado miércoles, 8 de marzo de 2023, el proyecto recibió un nuevo impulso con la aprobación por parte de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento del expediente para la construcción de las nuevas instalaciones. Igualmente, se aprobó el pliego de prescripciones técnicas. El proyecto entra en fase de exposición pública durante un mes. Si no entran en juego otros candidatos a explotar la obra, el Ayuntamiento espera firmar el nuevo convenio con el Real Valladolid una vez concluida la fase de exposición. Entonces, habrá un plazo máximo de ejecución de 24 meses para que el club blanquivioleta culmine las obras. El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, declaró la pasada semana a la Cadena SER que el Real Valladolid se compromete a una inversión de 50 millones de euros en la zona (que incluye también el cerramiento del estadio Zorrilla) y explicó que el club que tendrá que pagar un canon de 11 millones por usar el recinto municipal durante los próximos 50 años, en virtud del nuevo convenio. Como ya sucedió con el fiasco de Pinar de Jalón, la Ciudad Deportiva vuelve a tener un horizonte definido… Todas las partes esperan ahora que no surjan más trabas y el proceso se culmine sin más sobresaltos. La zona aledaña al estadio espera la entrada de las excavadoras.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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