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«En un equipo lo anímico es más importante que lo físico. Y en ambas estamos muy bien. Somos capaces de hacer sufrir a los rivales, de agobiarles. Y eso es físico, pero también anímico». Laurentino Antonio Villa transita ya por su quinta temporada como ... profesional desde que fuera recuperado por Miguel Ángel Gómez de las filas de la Cultural Leonesa previo pago de 40.000 euros. Y es esta, sin duda, su mejor temporada. Más centrado, más consciente de lo que quiere, con su primer hijo recién nacido, con mucho más criterio a la hora de decidir en el juego, el murciano de Lorquí que apuntaba maneras en las categorías inferiores empieza a consolidar las esperanzas que muchos técnicos pusieron en él.
A Toni Villa lo captó Javier Torres Gómez, que vio en él a un jugador diferente. Y ya en el juvenil de División de Honor dio muestras de ello. Pero era tan diferente, tan inclasificable, que lo que en las categorías de formación era una virtud empezó a ser un problema. ¿Era un media punta, un 8? ¿O era un volante, un 10? ¿O quizá ni una cosa ni otra? Rubén de la Barrera le encontró su sitio en el equipo leonés que ascendió a Segunda, pero luego ni Luis César ni Sergio supieron situarle en el sitio que mejor pudiera rendir. Pacheta si lo ha encontrado. Partir de la banda y desplazarse hacia el centro del campo, en la posición de 8, le ha convertido en un jugador indetectable para los defensas. Se coloca entre central y lateral, o por detrás de los medios centros rivales, y dese ahí ayuda a continuar con el juego que han iniciado Aguado y Mesa. Consecuencia: pisa más área, remata más, asiste más y marca más.
Y es feliz.
Un tipo sencillo como él no suele hacer mucho caso de los halagos y congratulaciones. De hecho ni siquiera se atreve a ser rotundo a la hora de afirmar si esta es su mejor temporada como profesional. Lo más se escuda en un tibio «los números respaldan mi manera de jugar», que es un si es no inteligente para decir lo que no quiere verbalizar. Atribuye esa mejoría, esa mayor presencia y peso en el juego del equipo a que se llega más al área y ese le facilita poder sumar números de ataque interesantes. Que esa mejora sea producto de su trabajo constante, de su capacidad para mantenerse en pie pese a los reveses, de su indomable espíritu de lucha, ni siquiera entre asoma en el discurso. Como tampoco lo hace queja alguna por ser, habitualmente, sustituido a la hora de juego.
Toni no se queja, trabaja.
Y por eso llama la atención oírle decir que es un tanto frustrante ver como nadie afloja en la cabeza de la tabla. De los seis primeros de la tabla, solo perdió la pasada jornada el Girona. Y porque se enfrentaba al Eibar. «Desespera ver que tu ganas y todos lo hacen, pero es lo que hay y nadie sabe mejor que nosotros lo que tenemos que hacer y lo que queda por hacer. Estamos ahí, que es lo que tenemos que hacer».
Una de las virtudes que parece haber desaparecido en los dos últimos encuentros es la solidez defensiva. De siete partidos sin encajar a cuatro goles en dos encuentros. Toni lo relativiza por completo. «Hay que analizar contra quién jugamos antes y contra quién jugamos ahora. Girona y Cartagena son dos equipos muy fuertes ofensivamente, pero mientras juguemos contra los demás como jugamos contra ellos estaremos cerca de cumplir el objetivo.» Eso sí, claro, «sería importante volver a dejar a cero la portería».
A este respecto, el blanquivioleta ve en el Tenerife al rival más peligroso. Porque sabe «a lo que juega y depende poco de los jugadores que estén en el campo, siempre lo hace bien».
Y ahora llega el Amorebieta, uno de los de la zona de descenso que ha sido el único que le ha hecho cuatro goles al Pucela. Y aunque nadie lo dice en voz alta, aquella derrota escoció tanto que hay un fuerte deseo de revancha. Toni lo deja en un sencillo «hay ganas», aunque sin olvidar que la torrija mental de aquella lluviosa tarde-noche en Bilbao puede regresar cuando menos se la espera. Y más si se analizan números y se ve que no es el Real Valladolid un equipo que se encuentre cómodo ante los de abajo. Como a todos los que gustan del juego ofensivo, los que se cierran y fían todo a un contragolpe o a un balón largo suelen ser huesos duros de roer en Zorrilla.
En Cartagena Toni Villa marcó a los quince segundos de iniciarse el encuentro. Él no recuerda ninguno tan rápido en su carrera. Las bases de datos del fútbol profesional, tampoco. En categorías de formación, vaya usted a saber. Pero lo que más le preocupó a Villa de su gol fue que el rival lo contrarrestara a los dos minutos. «Pensé que a ese ritmo que llevábamos podíamos acabar empate a 22. No podemos darnos esos lujos de que nos igualen tan rápido. Si tienes la suerte de marcar pronto adquieres una ventaja que hay que aprovechar».
«El Amorebieta es un equipo que siempre da la cara, son muy buenos en lo que hacen, saben lo que tienen que hacer y si nosotros no hacemos nuestro juego, si no les buscamos los defectos, lo pasaremos mal». Somero análisis, pero muy realista. Los vizcaínos proponen un tipo de fútbol que no le gusta nada al Valladolid y que se le suele atragantar.
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