VAR, sí, pero en el tiempo añadido de la segunda y sin consecuencias

No se había cumplido ni un minuto de juego y ya hubo una algo más que tímida reclamación de penalti en el área de Real Valladolid. El Leganés había botado un tempranero córner que el máximo protagonista del equipo pepinero en la primera parte, el central nigeriano Awaziem-protagonista en esta jugada, en la del gol del Valladolid por su falta de entendimiento con su portero y como receptor de un codazo que le costó la amarilla a Guardiola-, remató más solo que la grada y el balón pegó en otro central también africano, el ghanés Salisu, pero la jugada no mereció la revisión del VAR.

La tecnología de Video Assistant Referee no intervino en el partido hasta el tiempo añadido de la segunda parte, cuando un par de balones centrados al área por los desesperados jugadores del Leganés rebotaron en futbolistas pucelanos, pero en pecho en un caso y en espalda en el otro.

El encuentro discurrió por la senda de la deportividad, no hubo ni entradas violentas ni enfrentamientos entre jugadores. Sí se quejó con algo más vehemencia que sus pupilos el hipster Sergio, que a la vista de su supersticiones -recuerden el jersey de la temporada pasada-, con el buen resultado de ayer, el técnico del Valladolid se convertirá en aspirante a profesor Bacterio por su poblada barba.

En resumen, una balsa de partido para el colegiado Melero López en el mar de asientos vacíos de Butarque.