Moyano atraviesa la nube de aficionados en la recepción al equipo antes del Real Valladolid-Osasuna. G. Villamil

This is Zorrilla

Hay varias razones que pueden explicar el resurgir del sentimiento pucelano, y todas han de converger hoy en Zorrilla

Jesús Moreno

Jueves, 7 de junio 2018, 10:53

Llegó el Real Valladolid al estadio, a su casa, y lo hizo abriéndose paso a través de la multitud que los jaleaba. Recordó a la fila india de ciclistas que se forma en los ascensos a las grandes cumbres del Tour de Francia cuando ... tienen que hacerse hueco, a veces a codazos, si no quieren ser engullidos por la masa de espectadores que esperan su paso. Anuar, antes de ver cumplida su aspiración de disputar un 'play-off' de ascenso desde dentro del campo, quiso vivir el sueño de cualquier aficionado de recibir a su equipo a los pies del autocar, abrazado -como si formaran parte de su pandilla- a unos cuantos seguidores, fuera de sí, gritando como uno más, olvidando por un instante que era a él a quien iba dirigido el aliento.

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Hay algo, no sé el qué, que ha encendido la mecha de la comunión perfecta entre el Real Valladolid y sus aficionados, sobre todo los más jóvenes. Quizá sea la llegada de Sergio González, que sacó al equipo del pozo de la melancolía para convertirlo en un grupo sólido, sacrificado y solidario sin perder en ese trance el talento que atesoran varios de sus futbolistas. O puede que el último arbitraje recibido en el estadio del Real Zaragoza sirviera para reunir entorno a los jugadores y cuerpo técnico a una ciudad que hasta ese momento parecía aletargada, unas veces, y deslumbrada por el brillo de aquellos equipos llamados a ganar copas de Europa, otras. Al fin y al cabo, pocas cosas sirven para unir más a un grupo de personas que la lucha contra las injusticias.

Hoy, con la ilusión de reencontrarse con el verdadero amor, Zorrilla volverá a esta lleno dispuesto a rugir como un león, a empujar cuando las fuerzas duden, incluso, de mantener al futbolista en pie. Renacido como el Ave Fénix para afrontar un partido como se hacía antaño, en los viejos tiempos, en los buenos tiempos. En los tiempos del todo o nada, que dicen en Sin City. Se ha ganado a pulso, por derecho propio, poder esculpir en el portón que da acceso al césped la expresión 'Esto es Zorrilla', a modo del 'This is Anfield' que decora la salida del túnel de vestuarios del Liverpool. Pura declaración de intenciones. Sepa el rival que, esta vez, jugará contra doce.

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