La adaptación del juego del Real Valladolid para medirse al Real Madrid

No es precisamente corta la lista de detalles a la que hay que agarrarse cuando te enfrentas al Real Madrid, y llevar bien aprendido el plan de partido es condición 'sine qua non' para no quedarse solo en la intención. Amagar sin golpear no tiene ningún sentido.

Dice Bielsa que para neutralizar el miedo escénico que sufre el jugador ante los equipos grandes, hay técnicos que optan por la mecanización. «Si haces algo que está preestablecido, practicado muchas veces, el margen de error es mínimo. Y la responsabilidad del fracaso ya no es del jugador». Y por eso el preparador argentino siempre ha dicho que odia la mecanización. «Porque elimina responsabilidades. Yo quiero equipos ordenados, y no mecanizados, donde se respeten algunas posiciones y donde podamos desmarcarnos y luego volver rápidamente a marcar», proclama el actual entrenador del Leeds United.

En esa dirección, el Valladolid de Sergio ha utilizado tres sistemas distintos en sus últimas citas con el Real Madrid y siempre tuvo opciones. Un 4-4-2 en el empate de la primera vuelta de la campaña 2019-20; un 4-1-3-2 en el 0-1 de la segunda; y un 4-2-3-1 esta misma temporada cuando el equipo de Zidane se impuso por la mínima (1-0).

¿Cuál es más acertado? ¿Ycuál el camino más corto para puntuar? Joaquín Robledo, colaborador de El Norte, aboga por jugar con el que más se ha entrenado. «Soy partidario de otro tipo de fútbol, más de ir a por los partidos, pero en el contexto de este Valladolid la intención de Sergio será la de volver a sus orígenes para que pasen pocas cosas», afirma.

No es tarea sencilla meterse en la cabeza del actual técnico blanquivioleta, pero puestos a la tarea Javier Yepes se agarra a dar continuidad a los dos delanteros y al clásico 4-4-2 que tan buenos resultados ha ofrecido en años anteriores. «Sorprendería un cambio, y mucho más si rompe el tándem Roque-Kike Pérez que tan buenas migas hizo en Eibar», observa el entrenador y analista de El Norte, más partidario de jugar con delantero y media punta. «En esta plantilla solo hay tres jugadores que pueden ejercer de media punta, que son Orellana, Óscar Plano y Toni Villa, si bien a Orellana le gusta más jugar en banda, y ante un equipo como el Real Madrid que juega con un medio volante como Casemiro, si quieres tener igualdad tienes que poner un mediapunta», sostiene.

Su opción, por lo tanto, pasa por un 4-2-3-1 como el que Sergio alineó este mismo curso en Valdebebas. «Es la opción más lógica –asegura–» para intentar inquietar al Real Madrid y sumar algún punto. «Claro que es posible pero para ello hay que querer ganar y luego demostrarlo», apostilla.

En ese listado de detalles que condicionan los enfrentamientos ante los grandes se cuela esta vez la trascendental cita que afronta el Real Madrid días después de visitar Zorrilla en la Champions. «Querrá resolver rápido para ahorrar energías, y eso te obliga a hacer un partido agreste, duro, físico,...», plantea Robledo. Un partido de los que los técnicos llaman ahora «largo». Eso conduce al Valladolid a pelear todos los balones divididos, a ganar las segundas jugadas,... a meter una marcha más. «Debe exigirle al Real Madrid su mejor versión, plantear un partido duro para evitar que ahorre energías», añade el colaborador, consciente de que la Liga de Campeones es un hándicap que no se puede desdeñar tal y como sucedió en la última jornada de la temporada 99-00 cuando el Pucela se llevó los tres puntos del Santiago Bernabéu (0-1), apenas unos días antes de que el Real Madrid disputara la final del torneo continental.

El tercer sistema que ha utilizado Sergio ante el Real Madrid, situando un rombo en el centro del campo, también planteó problemas a los de Zidane. Entonces fue Joaquín quien se colocó por delante de los centrales, con Alcaraz, San Emeterio y Míchel completando el rombo en el centro del campo. Una apuesta que le puso las cosas difíciles y se le atragantó al Real Madrid, que acabó llevándose la victoria con un gol de Nacho en una acción aislada a balón parado.

Un año después de aquella derrota, la vuelta de jugadores como San Emeterio, Alcaraz y Óscar Plano abren el abanico de posibilidades sobre el sistema a utilizar. Cualquiera de los tres podría tener cabida este sábado. Desde la fórmula de los dos delanteros utilizada en Eibar, con Guardiola y Weissman en punta hasta el 4-2-3-1 que naufragó en Vitoria, pasando por aquel rombo que tantos problemas causó al Real Madrid la pasada temporada. Claro que por entonces reinaba en defensa la sincronía impuesta por Kiko Olivas y Salisu.