Tárrega sacó una cabeza al resto en el duelo de Cartagena

Ha demostrado todo su potencial prácticamente desde el primer día que llegó a Zorrilla, desbancando primero a David Torres, convirtiéndose poco después en imprescindible en el centro de la zaga y por si todo eso fuera poco, la guinda la puso el domingo en el Cartagonova con su primer gol como blanquivioleta. A sus 22 años no ha necesitado mucho tiempo para emplearse como todo un veterano, abarcando en este caso en concreto todo lo ancho del campo e incluso incorporándose al remate en acciones a balón parado para sacar partido a su envergadura (194 centímetros).

Perfecto al cruce, salió también al quite a echar un cable a la banda cuando la situación así lo demandó al incorporarse al ataque el lateral de su zona. Lástima que el club no atara una opción para contar con este jugador la próxima temporada.

Todo lo que descansó en el primer acto lo acabó compensando con creces en el segundo por culpa en buena parte por el pobre planteamiento desplegado tras el 0-2. El meta catalán vio pasar el tren desde la distancia en los primeros 45 minutos, y sin embargo poco después se tuvo que emplear a fondo para no ser atropellado por las embestidas, inocentes por otra parte, de un Cartagena que se volcó con todo en el tramo final. Masip cumplió con nota, sumando una nueva portería a cero (15 esta temporada).

Se queda en el aprobado y no pasa de ahí. Rara vez esta temporada sube la nota el andaluz, intocable para Pezzolano, que en Cartagena cumplió en banda derecha sin que sus incorporaciones al ataque aportaron un plus al equipo. Atrás, volvió con celeridad contando con la ayuda de los centrales en situaciones puntuales.

Sorprendió su titularidad después de más de diez meses en el dique seco y, cumpliendo con su cometido y el plan establecido, acusó la falta de rodaje y ritmo de competición. Sin minutos todavía para intentar cosas que le caracterizaban antes de la lesión, se complementó bien con Tárrega hasta su sustitución por Boyomo.

Coincidió en el campo en los mejores minutos del equipo, los primeros 45, y de sus botas pudo salir enl primer gol de la tarde, en un centro envenenado que no remató Sylla por centímetros. Luego desapareció y hubo de ser cambiado al descanso por unas molestias físicas.

Si ponemos el listón en sus últimas actuaciones, el balear lo superó. En cambio si atendemos a su calidad y a lo que puede aportar a este equipo, Monchu se quedó corto. A medio camino entre lo que hizo en la primera parte y lo que no llegó a hacer en la segunda. Se le echó en falta especialmente cuando más apretó el Cartagena, con el equipo aculado atrás cerca de Masip,

Jugaba en casa delante de su gente, y eso dio un plus al murciano que se le notó en el campo. Muy enchufado en los primeros compases, aprovechó su llegada al área contraria para ganar la partida a la defensa y adelantar al Pucela a los 8 minutos al aprovechar el rechace de Lizoain a disparo de Biuk. Luego, con el paso de los minutos y como buena parte de sus compañeros, se fue diluyendo cuando el protagonismo saltó a la línea defensiva.

Tuvo (y en ocasiones retuvo) el balón sin amenaza en buena parte de las ocasiones. Y ese estilo provoca que reciba más de una tarrascada. De hecho se retiró al vestuario antes de tiempo con molestias físicas.

Lo intentó, y mucho, durante la primera media hora de juego, y a raíz del segundo gol fue poco a poco perdiendo protagonismo, en buena medida por las órdenes que llegaron desde la banda de dar unos cuantos pasos atrás. De las botas del croata nació el primero de los tantos, al encarar al borde del área y decidirse a disparar a portería. Sin el filo de otros extremos como Amath (lesionado) y Moro (cuya ausencia es una incógnita), su presencia en el campo se convierte en obligada.

La entrega, como el valor en la mili, se da por hecho en cada una de las actuaciones de Mamadou Sylla, que en Cartagena bien pudo marcar pero sus intentos se quedaron en el 'ay'. El senegalés peleó cada balón, acompañó en cada acción de ataque en la primera parte, pero en la segunda mutó en islote ante la renuncia a jugar por parte del Valladolid.

El entrenador:

Y viendo que últimamente se quedaba corto, hacerlo a medias ya es un avance. En este caso su planteamiento de apostar por Lucas Oliveira en el papel de De la Hoz le salió redondo en los primeros compases, pese al riesgo de apostar por dos jugadores sin minutos en el campo como el brasileño y Javi Sánchez, para después naufragar tras el descanso con un mensaje tan mezquino como cobarde.

El Pucela se atrincheró en la segunda parte, renunció al balón y optó por emplearse como un equipo pequeño, jugando única y exclusivamente a no encajar. Un aprobado alto en la primera parte y un suspenso bajo en la segunda hacen una media de un '5' raspado.

También jugaron:

Saltó al campo tras el descanso y lo que era una balsa de aceite minutos antes para la defensa, se convirtió en quebradero tras quebradero de cabeza poco después. Al brasileño le tocó trabajar y achicar agua de lo lindo en su banda, teniendo que recibir ayuda de los centrales en más de una ocasión.

Entró por Biuk pero su labor quedó muy lejos de la de un jugador de banda. Se empleó como un centrocampista más, jugando más cerca de Masip que de Lizoain en los poco más de treinta minutos que estuvo en el campo. Volvía tras lesión y cumplió con lo encomendado.

La misma orden que recibió Anuar la duplicó el técnico con el croata. Juric ha pasado de imprescindible a jugador de segundas partes para aportar oxígeno y, en este caso en concreto, achicar agua como cuarto central.

No cometió pecado alguno para salir del once y, por lo tanto, su entrada en el campo por Javi Sánchez no fue sino una continuidad de lo que venía plasmando en el campo e nlas últimas semanas. De hecho es uno de los más destacados del equipo en las últimas semanas en su posición de central. Bien posicionado.

No llegó a diez minutos en el campo y apenas sí pudo dar un par de carreras sobre el campo.

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