Acabada la temporada –oficiosa que no oficialmente–, la mesa de cualquier director deportivo que se precie deja un sitio preferencial para dos carpetas: la de los contratos pendientes de resolver y la de los contratos por venir. Y sin ser relevante el orden de los ... factores, la primera que se mira de reojo es la de aquellos jugadores que, teniendo contrato en vigor, no entran en los planes del técnico para la próxima temporada.
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En esa carpeta figuran ahora mismo los siete cedidos que, perteneciendo a la disciplina blanquivioleta, han terminado la competición enfundados en otra camiseta. Los siete –hay un octavo, que es Víctor García, que concluye contrato el 30 de junio tras jugar este año en el Depor– deberán presentarse el próximo mes de julio a la pretemporada del primer equipo si antes no se les ha buscado una salida o han alcanzado un acuerdo de rescisión.
De ahí que la decisión, en manos de Pacheta, no se deba demorar mucho en el tiempo. En esa tesitura se encuentran Caro, que vuelve tras defender la portería de la Ponferradina, Kike Pérez y Lucas Olaza, que cambiaron Valladolid por Elche en el mercado invernal, Fede San Emeterio (Cádiz), Diego Alende (Lugo), Sekou Gassama tras una mala experiencia en Málaga, y Stiven Plaza, que regresó a su club de origen donde ha jugado los seis últimos meses.
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Son casos tan diferentes que no hay dos iguales, si bien las preferencias del cuerpo técnico invitan a pensar que de los siete, solo Caro, Kike Pérez y Lucas Olaza cuentan con opciones reales de reincorporarse al primer equipo la próxima temporada. No hay que olvidar que si determinados jugadores fueron descartados para competir en Segunda División, difícilmente van a tener hueco en la plantilla de regreso a Primera. Son los casos de Alende, Sekou, Stiven Plaza e incluso el propio San Emeterio, que decidió irse a Cádiz por falta de minutos. Muy distintos son los casos de Kike Pérez, del gusto del técnico pese a no tener mucho protagonismo en la primera vuelta del campeonato; Lucas Olaza, que vuelve a una banda izquierda en la que Nacho cumple contrato; y el onubense José Antonio Caro, que espera noticias sobre la posible incorporción de un portero en caso de que el club descartase definitivamente a Masip. Roberto Jiménez tiene contrato en vigor hasta 2023.
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En este punto, la fecha de fin de contrato no es baladí ya que el club está obligado a renovar o rescindir a un jugador que termina vinculación en caso de querer cederlo. En esta situación se encuentran cedidos en este último año como San Emeterio, Alende, Stiven Plaza y el propio Caro.
Sekou Gassama renovó en su momento hasta 2024, y tanto Kike como Olaza tienen aseguradas tres temporadas más en las filas blanquivioletas (2025).
En sentido contrario, cedidos que recalaron en Zorrilla como Josema (Elche) o Morcillo (Athletic) regresarán a sus clubes de origen. Hay cinco casos más como los de Sergio León y Monchu, que continuarán al ejecutar el club las cláusulas que contemplaban sus cesiones; Iván Sánchez, por el que se negociará con el Birmingham para tratar de retenerle; Cristo, que vuelve a Udine; y Gonzalo Plata, con una cláusula de 10 millones de euros inasumible para el Valladolid y asumible para clubes como el Fulham.
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