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El Yamiq, que saltó al campo para jugar como delantero centro, corre por un balón perseguido por Isi y Lejeune. A. Mingueza
La silueta difuminada

La silueta difuminada

El ojo y la bala ·

Desasosiegan la nula capacidad de reacción tras el gol rayista y la ausencia de rebeldía ante la adversidad

Joaquín Robledo

Sábado, 14 de enero 2023, 19:40

En los partidos de pueblo, pachangas de barrio, torneos de instituto o en el clásico solteros contra casados, la táctica y la estrategia estriban en ... pasar el balón al bueno y esperar a que este resuelva. Los demás, a correr para recuperar la pelota y aguantar el sofoco. En la élite, un poco también, pero algo menos. Básicamente porque los buenos parecen menos buenos al no ser tan malos los malos. Toca entonces diseñar planes de juego que posibiliten encontrar el Santo Grial futbolero: una situación ofensiva de superioridad. A veces se logra apelando a una virtud propia, otras forzando un error ajeno. El Rayo la encontró en torno a la hora de juego por esta segunda vía. En pos de una presión, las piezas defensivas pucelanas se movieron coordinadamente hacia su izquierda. En la derecha, claro, se dibujó un vacío. A ese espacio acudió Álvaro como una flecha. Plata no se percató, y tuvo que ver el gol desde una plaza de privilegio. El rayista recibió el balón. A partir de ahí, todo les fue coser y cantar. Cada pucelano llegaba a su cita con retraso, cada rival disponía de tiempo sobrado para ejecutar.

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