Sergio, tercer técnico que llega a la centena en Primera con el Real Valladolid

A no ser que estas líneas se escribieran en el idoma de Shakespeare, no es habitual en el fútbol moderno encontrar entrenadores que perduren en el tiempo más allá de cien partidos en un mismo club. La inmediatez en la que vive el fútbol profesional, agarrado al resultado sin paciencia ninguna, han terminado por convertir la figura del entrenador en moneda de cambio y al banquillo en silla eléctrica con una media de veinte chispazos por temporada entre Primera y Segunda División. La cultura del entrenador despedido en la que se ha instalado el fútbol español está a años luz del respeto que despierta un técnico en Inglaterra, donde el más longevo de todos los tiempos, sir Alex Ferguson, alcanzó los 1.500 partidos en veintiséis temporadas en el banquillo del Manchester United.

En España la media del mejor entrenador de club difícilmente supera los tres cursos, por lo que superar la centena de partidos representa de por sí un logro al nivel de un título.

En el Real Valladolid, concretamente, solo dos técnicos han alcanzado la categoría de 'Sir' y ambos son referencias ineludibles en la historia del club. Pasarán muchos años y probablemente nadie se acerque siquiera a los 174 partidos que dirigió Vicente Cantatore en Primera en tres etapas distintas. Algo más asequible son los 137 encuentros que se sentó Pepe Moré en el banquillo blanquivioleta, y que ahora tiene a tiro Sergio González, con catorce jornadas por delante y un año más de contrato en el Real Valladolid. El catalán cumple mañana ante el Real Madrid sus primeros 100 partidos en la máxima categoría como preparador blanquivioleta, ya como el tercero que más ha dirigido en la historia del club.

Cuestión aparte son los números que arrojan. En ese apartado, nadie tose a don Vicente Cantatore con un 40% de victorias y un 23% de empates, balance que aseguraba puntos en seis de cada diez partidos con el chileno en el banquillo. En ese sentido la tarjeta que presenta Sergio le sitúa con uno de los peores porcentajes de victorias entre los diez técnicos con más partidos (23%), y también con uno de los mejores en partidos empatados (35%). Solo Fernando Redondo empató más y ganó menos.

Los números que presenta el actual técnico del Real Valladolid le dejan con 23 victorias, 35 empates y 41 derrotas a expensas del resultlado que redondeará la centena mañana ante el Real Madrid. Su resultado más repetido es 1-1, en 18 ocasiones, seguido del 0-0, en 11. Ha superado ya en número de partidos a todo un icono del banquillo blanquivioleta como es José Luis Mendilibar.

El propio Sergio se siente halagado por haber alcanzado al que considera uno de sus espejos. «Estoy muy contento por la efeméride, también por Diego (Ribera), por Sergio (Dorado), anteriormente por Fran (Albert), y por todos los que trabajan aquí, porque gracias a ellos hemos tenido la oportunidad de estar cien partidos en una entidad tan importante como es la del Real Valladolid. Ojalá sea el principio de una larga vida juntos», asegura, consciente de que la tercera temporada en un mismo club es tal vez la más difícil de afrontar para un entrenador.

«Sabéis que para mi Mendilibar siempre ha sido un referente, con todo el respeto hacia Cantatore y Moré, pero Mendilibar es mi guion a seguir. Él ya pasó por un momento delicado en estas fechas, lo hablamos el otro día en Eibar, y confiamos en darle la vuelta a eso para revertir la situación en la que estamos. Quién nos iba decir cuando vinimos en Segunda para ocho partidos que íbamos a pasar todo esto», exclamó ayer al echar la vista atrás y hacer balance.

En esta tercera campaña en Primera cada partido está pesando el doble, y su obsesión ahora se centra en formar un bloque compacto para despegar al fin desde la solidez defensiva. «Preocupa la parcela defensiva, que creo que es donde tenemos el déficit. Siempre que tengamos solvencia defensiva aparecerá la fluidez ofensiva», destaca, reconociendo una «responsabilidad máxima para dar la vuelta a la actual situación» en la tabla.

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