Alguna pata se ha debido caer de aquella conjura de Mendizorroza a principios de febrero, porque en las últimas semanas el pacto cojea, desengrasado casi siempre por la misma biela. No es que la respuesta inmediata entusiasmara, pero sí dejó sobre la mesa argumentos que ... invitaban al optimismo y que repentinamente se han esfumado sin saber muy bien por qué.
Publicidad
O sí.
El técnico ha cumplido con su promesa de repartir protagonismo entre todos los jugadores –la excepción es Toni Villa–, pero se ha dejado por el camino un buen número de deberes/responsabilidades que solo le pertenecen a él y a su equipo de trabajo, y que tienen que ver con una riqueza táctica y distribución de recursos que brillan por su ausencia. No es una conclusión que se desprenda solo de los análisis postpartidos sino que ha calado en el entorno más cercano.
Sergio González se ha enrocado y no es capaz de reconocer ni rectificar los errores que se repiten, semana tras semana, en el campo. Su plan de partido es uno, y con él muere independientemente de lo que suceda en el transcurso e incluso de lo que proponga el rival. «Los partidos son lo que tú tienes previsto más lo que el contrario propone», apunta Javier Yepes, técnico y colaborador de El Norte, quien resume la labor de un entrenador de forma muy gráfica. «Tú sales de casa con una idea pero si cuando llegas al portal ves la que está cayendo, te das la vuelta a por el paraguas». Se refiere a la flexibilidad de un modelo, que puede ser perfectamente válido, pero que es susceptible de cambios en un momento dado. «No puedes pensar que tu idea va a valer siempre porque hay otras ideas válidas», añade, antes de mojarse y entrar a fondo en el empecinamiento de Sergio con el 4-4-2.
Un dibujo innegociable, con excepciones como la que llevó a jugar en el Nou Camp con tres centrales (Bruno, Javi Sánchez y Olaza), al que se le han visto demasiado las costuras en los últimos partidos, caso de los disputados ante el Granada, Elche o el mismo Cádiz el sábado pasado.
Publicidad
En dos de los tres casos bastó con que saltaran al campo Montoro (Granada) o Fali (Cádiz) para que el control del centro del campo saltara por los aires y desnudara la propuesta del Valladolid.
«Muchas veces el problema es la disposición de los jugadores y poblar más el centro del campo porque dos volantes no te aguantan y si el rival mete un tercer volante, te genera una superioridad», explica Yepes, más partidario de jugar con un delantero y un mediapunta y prescindir de dos delanteros natos. Dos '9' no suman el doble que uno solo.
«Vimos el ejemplo el día del Elche, que te propone a Lucas Boyé como referencia y a Pere Milla por detrás. Uno de los dos '9' se tiene que echar atrás porque si no es así, al final estás jugando con diez jugadores. El otro día Marcos André ocupaba el mismo espacio que Weissman», analiza, matizando que el abanico es mucho más amplio cuando se trata de surtir al delantero nato, en este caso Weissman.
Publicidad
«Puedes situar en ese puesto de media punta a Plano, que se incorpora bien llegando desde atrás, o al propio Orellana, y dejar las bandas para un Waldo o un Toni, o los mismos laterales, para que sirvan balones al delantero. Incluso Roque Mesa como cabecero», sostiene. De ese modo se gana presencia en el centro del campo y no se solapan los delanteros. «Weissman está acostumbrado a jugar cerca del área y si lo hace veinte metros por detrás, lo acabas perdiendo», matiza Yepes.
Esa variante que se apunta de jugar con dos delanteros escalonados la utilizó precisamente este fin de semana Bordalás con inmejorable resultado al situar a Enes Ünal en la posición de '10' por detrás de Jaime Mata.
Publicidad
Son solo matices al sistema 4-4-2 con el que Sergio parece dispuesto a morir, salgan o no las cosas en el campo. En su libreto es preferible morir con tu propia idea que agonizar con las ideas de otro. «Pero hay que darse cuenta de que el sistema puede ser bueno y perfectamente válido si es flexible. No tienes por qué tomar todos los días el mismo café. Igual unos días tienes que cortarlo o tomarlo solo largo, o igual hay momentos en los que le tienes que echar unas gotas de whisky», sostiene Javier Yepes, entrenador y colaborador de este diario, cuando se refiere al sistema que acostumbra a utilizar el técnico blanquivioleta.
La buena noticia de esa inflexibilidad en la idea de fútbol que propone el técnico la podemos encontrar en los próximos partidos, donde el Valladolid se va a enfrentar a equipos que quieren el balón y proponen más fútbol, como sucedió en el Nou Camp ante el FC Barcelona. «Fuera de casa no estás tan obligado a elaborar fútbol, es más defensa-contraataque, y ahí puedes tener más opciones. Pero insisto que, jugando con dos 'nueves', uno de ellos se tiene que echar atrás», opina Yepes, que en la propia apuesta del técnico encuentra la respuesta al por qué de su tozudez en contar con cuatro delanteros en la plantilla.
Publicidad
Otra de las patas que cojean dentro de esa gestión de partidos es la que afecta a los cambios, que en muchas ocasiones se antojan predeterminados independientemente del escenario que se plantee.
No se anticipa, siempre es el resultado el que marca la pauta de las sustituciones, y estos nunca se hacen para cambiar el dibujo o el signo del partido. El de Roque Mesa en torno al minuto 70 es solo un ejemplo. Y en esa franja es cuando se suelen realizar, nunca antes, porque en el libro de estilo de Sergio no se contemplan revoluciones en el descanso o antes del minuto 60. El último caso contabilizado fue el de Javi Sánchez por lesión en la primera parte ante el Granada.
El resto acostumbran a ser posición por posición para no salirse del guion original ni tener que modificar el sistema habitual. Movimientos que tienen que ver con la gestión de partidos que en las últimas semanas no ha sido la idónea a ojos de los aficionados y prensa especializada, e incluso a la vista de su propio entorno, vestuario incluido.
Noticia Patrocinada
Mucho no entendía de fútbol el padre de la física, pero cuando Albert Einstein llegó a afirmar aquello de «si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo», algo de razón tenía.
Han pasado treinta y dos jornadas, pero aún quedan seis para engresar todas las patas y reconducir la conjura de Mendizorroza.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.