El PSG de Segunda

Creernos el PSG de Segunda, tanto por dinero como por potencial, nos lleva a tener la falsa sensación de que el Real Valladolid debe vencer los partidos sin esfuerzo, por inercia y, si me apuras, sin bajar del autobús. Nos olvidamos de la idiosincrasia de este club, de lo poco que nos gusta cuando otros alardean y de que el dinero compra jugadores, pero no equipos y compra entrenadores, pero no resultados. Que no se tome esto como una crítica a plantilla y cuerpo técnico. No voy por ahí. Aunque estemos en un pequeño bache, sigo confiando. A lo que me refiero es a que hay cosas que no se compran con dinero. Puedes ser rico y no entrenar bien. Puedes estar podrido de pasta y no estar preparado mentalmente. Puedes tener todo el oro del mundo y no saber reaccionar a una situación adversa. Puedes tener muchos ceros en la cuenta, pero sin esfuerzo no hay recompensa. Que se lo digan al verdadero PSG.

El Pucela venía de una racha buenísima, con una dinámica muy positiva y en una situación en la que firmábamos estar a principio de temporada, por lo que tampoco hace falta encender todas las alarmas, pero quizá hemos subestimado el potencial de otros rivales. El partido contra Las Palmas supuso un baño (nunca mejor dicho) de realidad. Con la ley del mínimo esfuerzo, o del máximo presupuesto, no le vamos a ganar a nadie y algunas actitudes tampoco ayudan demasiado. Prefiero no dar nombres porque no quiero que Roque Mesa se enfade, pero el exceso de ego siempre es peligroso. Quedan diez partidos y, sinceramente, no quiero que nos parezcamos en nada al PSG. Seamos el Real Valladolid y que pase lo que tenga que pasar.