Sañudo dejó el Alavés por el Real Valladolid para estudiar Derecho

El encuentro que este domingo disputan el Deportivo Alavés y el Real Valladolid nos brinda la oportunidad de evocar la figura de uno de los mejores futbolistas que han vestido los colores de ambos equipos: Fernando Sañudo.

Había nacido en Torrelavega, pero su debut como jugador de élite lo hizo en las filas del Deportivo Alavés, en la temporada 1931-32, cuando solo tenía 19 años y priorizaba sus estudios a la práctica del fútbol, aunque como en ambas facetas era muy bueno trataba de compaginarlas. Ildefonso Fernando –que ese era su verdadero nombre– quería ser ante todo abogado y por eso se matriculó en la Universidad de Deusto.

Alguien habló a los directivos del Alavés de un aplicado alumno de la Facultad de Derecho que metía goles con asombrosa facilidad en los partidos amistosos que jugaba con sus compañeros de carrera. Le convencieron para que, sin abandonar los estudios, se trasladara a Vitoria donde realizar algún entrenamiento y poder jugar los encuentros de Liga con el Deportivo Alavés, que estaba en Primera División.

Su debut tuvo lugar el 17 de enero de 1932, en partido de la séptima jornada que enfrentaba a los vitorianos con el Arenas de Guecho que, dirigido por Esteban Platko, exentrenador del Valladolid, se impuso con relativa facilidad por 4-2, sin que Sañudo, que jugó de extremo izquierdo, marcara ni tuviera una actuación brillante.

Sin embargo no tardó en cogerle el aire a la Primera División y, jugando en su posición de ariete, fue un elemento fundamental para que el Deportivo Alavés salvase con apuros la categoría gracias a los 11 goles que Fernando Sañudo marcó en los 15 encuentros disputados en aquella primera y única temporada con el conjunto blanquiazul.

Los directivos babazorros estaban encantados con la aportación goleadora del joven cántabro y se mostraban decididos a ofrecerle la posibilidad de que continuase en su plantilla. Sin embargo se produjo un hecho que desbarataría sus planes… en beneficio de los del Valladolid, pese a que éste militaba en Tercera División.

El gobierno republicano había expulsado de España a la Compañía de Jesús y clausurado todos los centros educativos dependientes de los jesuitas, entre ellos el Colegio San José, de Valladolid, y la Universidad de Deusto, donde como se ha dicho Sañudo cursaba sus estudios.

Enterados de la situación y conocedor de la categoría del joven delantero centro, los directivos blanquivioletas le expusieron al presidente José Cantalapiedra la posibilidad de ficharle con el señuelo de que trasladara la matrícula a la Facultad de Derecho de Valladolid, que contaba con un gran prestigio en aquella época. Como además el jugador prefería ser amateur para poder dedicar más tiempo a los estudios, el fichaje no resultó gravoso porque el club únicamente se hizo cargo de los gastos de pensión y matrícula universitaria, además de alguna prima extra en función de su aportación goleadora.

El debut como blanquivioleta se produjo en el campo de la Sociedad Taurina el 24 de septiembre de 1932 frente al Betis, en la primera jornada de lo que entonces se denominaba Campeonato Mancomunado, que servía de preparación para la liga y daba a los aficionados la oportunidad de ver en acción a equipos de categoría, como el Real Madrid, el Atlético o el Betis, que pese a militar en Primera División no pudo pasar del empate (1-1).

El estreno como goleador fue al domingo siguiente ante el Nacional de Madrid, pero la mejor exhibición realizadora de Sañudo en su primera temporada como jugador del Valladolid tuvo lugar el 5 de febrero de 1933, pues fue el autor de los cuatro goles de la victoria ante el Unión Sporting Club madrileño, en la primera eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda División.

Jugó 22 partidos y marcó 19 goles, un anticipo de la formidable campaña 1933-34, en la que consiguió 20 tantos que fueron la clave del ascenso a Segunda División del conjunto vallisoletano. La fama goleadora de Fernando Sañudo se había extendido de tal forma que los mejores equipos del país estaban interesados en ficharle, aunque finalmente fuese el Madrid quien logró hacerse con sus servicios y no a base de talonario, sino haciendo realidad un deseo irrenunciable: trabajar en el bufete de abogados más prestigioso de España, el de Antonio Garrigues Díaz-Cañabate.

Abogado 'de blanco'

Allí estuvo dos temporadas, compaginando el fútbol con su recién estrenada profesión de abogado y sin ficha profesional por expreso deseo del propio jugador. Quienes con ese panorama dudaron de que pudiera rendir al nivel que exigía su nuevo club se equivocaron. En la temporada 1934-35 disputó 19 partidos y marcó 19 goles que no sirvieron para ganar la Liga, pues el Madrid fue subcampeón a un solo punto del Betis. No obstante un buen balance que superó en las 1935-36, ya que Sañudo volvió a ser el máximo realizador del equipo merengue con 31 goles en 29 choques, valiosísimos para ganar la Copa y ser otra vez subcampeón de Liga.

Tras la Guerra Civil, Fernando Sañudo se retiró para ejercer la abogacía en su Torrelavega natal, pero el Valladolid supo apelar el cariño de que gozaba en la capital del Pisuerga para convencerle de que echara una mano en el objetivo de ascender a primera división. El ariete aceptó con la condición de solo desplazarse los domingos para jugar los partidos, y pese a estar sin entrenar y ya con 30 años, jugó 21 encuentros y marcó 19 goles en la 1941-42 y 12 tantos en 20 partidos durante la 1942-43 en la que se tuvo el ascenso en la mano, perdiendo por 2-0 en el encuentro de promoción de ascenso frente al Granada. Fue el 18 de abril de 1943 y Sañudo, muy probablemente el mejor goleador de su tiempo, jugó el último partido oficial.

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