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Con el paso cambiado
«A algunos del plantel les vendrá mal o bien y a otros mejor. Depende de los que salgan en el once del domingo»
Santiago Hidalgo
Lunes, 3 de abril 2023, 18:58
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Santiago Hidalgo
Lunes, 3 de abril 2023, 18:58
Hace mucho tiempo que dejé de pensar que hay entrenadores para un determinado tipo de plantillas o de forma de juego y otros diferentes, para ... otras. Un club contrata a un técnico, le pone 25 jugadores a su servicio y le dice que cumpla los objetivos. Los que sean. El cómo ya va en el sueldo de cada míster que, sí que es verdad y es una cuestión sociológica, de unos años a esta parte parece que todos juegan a lo mismo. Herederos de Guardiola o de la mejor versión de España, es muy gustoso jugar bonito, pero hay veces que se deben hacer otras cosas, igualmente válidas y fructíferas, que no sea sacar el balón siempre de atrás confiando en las virtuosas piernas del portero y sus defensas. Por ejemplo, ser más aguerridos, más duros, jugar más directo. Llegar y centrar. Apretar, ser constantes, pesados en la disputa y organizados en defensa. Ser un equipo serio, se decía.
También es muy manido eso de morir con tus propios argumentos y principios. Siempre que funcionen, diría yo. Y, sin embargo, a pesar de que había algo que no marchaba bien en el Valladolid, la destitución del técnico parece que ha pillado a la mayoría con en el paso cambiado. Cuando la semana se presuponía de un azote constante al equipo y a su entrenador, el club decide prescindir del técnico burgalés que todo apuntaba que sería el encargado de acabar la temporada.
Desactivada esa crítica, ahora hay que ver qué idea tiene el club y a quién van a traer. No hablen de perfil porque como reflejé más arriba, eso da lo mismo. Da igual Pedrito El Mangas' que Juanito 'El Chalecos'. Algunas veces ya se ha visto un entrenador y su antagonista para dirigir al mismo plantel.
Precisamente esos jugadores son los que tienen que digerir ese cambio inminente que, tampoco ellos, me consta, esperaban. Y, sin embargo, ni aquí veo el problema. La camaleónica transformación de un futbolista es capaz de defender a ultranza a su entrenador saliente y dos días después adecuarse al entrante como si lo conociese de toda la vida. Esto, aunque puede parecer algo descorazonador, creo que es parte de la vida y de la subsistencia en el fútbol. Y positivo. A algunos del plantel les vendrá mal o bien y a otros mejor. Depende de los que salgan en el once del domingo.
Lo que más preocupa es ese estudio de Carlos L. Peñas sobre una muestra de 276 cambios de entrenadores en el fútbol entre 1997 y 2007 en la Primera y Segunda división del fútbol patrio. Su resultado concluía que «aunque es cierto que el nuevo entrenador logra resultados en el corto plazo, el equipo retoma la misma pendiente después de cinco partidos. El impacto inmediato se explica porque se renueva la ilusión y se refresca la competitividad interna debido a que los futbolistas con menos minutos toman protagonismo. Pero a medio y largo plazo, la mejora suele ser inexistente». Quedan once partidos. Cinco más otros seis. Otra realidad es que los tres conjuntos que cambiaron de entrenador el año pasado (más de una vez) bajaron a Segunda. Cuidado.
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