Sánchez Valles, en una imagen reciente. El Norte
40 años de la Copa de la Liga del Real Valladolid

Sánchez Valles, mejor con espinilleras

Se perdió por sanción la final, pero afirma que sintió mucha alegría «al ver nuestro estadio como estaba y por ganar aquel trofeo»

J. A. Moreno

Valladolid

Jueves, 27 de junio 2024, 06:56

En Valladolid, y en tantos sitios, ya no quedan apenas kioscos, ni buzones, ni cabinas de teléfono ni tampoco nacen ya futbolistas como Javier Sánchez Valles. Tiempo ha, en el fondo sur, había un vecino de localidad que me decía, entre caladas a su inmenso puro, que la mujer del jugador del barrio de La Victoria probablemente tendría que cocinar con espinilleras. Y es que balón y jugador no solían entrar juntos por su banda, la izquierda. Lo de aguerrido le venía corto, aunque eso no le impide ser el máximo goleador como defensa del Real Valladolid: diez goles en 275 partidos. Es un dato que lleva muy a gala, así como el de ser el décimo jugador con más partidos en Primera de los nacidos en Valladolid. Los trofeos a la furia inundan su casa. Se marchó al Betis y solo una lesión pudo con él. Tenía solo 30 años cuando se retiró.

Publicidad

Sancionado, Sánchez Valles no jugó la final de la Copa de la Liga. Fue por una entrada al «Tronquito» Magdaleno en Sevilla. Una entrada «muy dura», según admite el jugador criado en el norte de Valladolid, ya que veía que a su equipo se le estaba yendo el partido de semifinales. Cómo sería aquella patada para que el defensa pucelano, que ha vivido estos años entre Miami y Sevilla, diga que aquella expulsión fue merecida. Cree recordar que le metieron cuatro partidos de sanción.

Sánchez Valles era muy echado «pa lante». Tanto que cuando aparecieron Torrecilla y Juan Carlos en el primer equipo y algunos compañeros se miraban temiendo por el puesto, él los tranquilizaba porque la palabra miedo no va con él. Eso sí, tuvo que reconvertirse a veces en defensa central aprovechando su brutal (y valiente) juego aéreo. Hace la precisión de que aquella plantilla del 84 era tan buena que pudo conseguir bastante más que el trofeo que levantó Pepe Moré. No lo considera suficiente.

El carácter y el nivel de exigencia de Sánchez Valles lo conocen bien en Sevilla, aunque uno de los jugadores más aguerridos y bravos de la historia del Real Valladolid ni fuma ni bebe, lo mismo que cuando era futbolista, y dice que recuerda con mucha «alegría y tristeza a la vez» aquella final porque no pudo participar.

«A todo el mundo le gusta jugar una final pero a mí me expulsaron en semifinales. Creí que se nos iba el partido en Sevilla y quise parar aquella sangría con una entrada fuerte a Magdaleno, pero también sentí mucha alegría el día de la final al ver nuestro estadio como estaba y por ganar aquel trofeo, que aunque yo no esté en la foto es como si estuviera porque participé en casi todos los partidos«, asegura.

Publicidad

Sobre sus orígenes, afirma: «Nosotros no salimos de escuelas de fútbol nosotros salimos del barrio y salimos de los colegios, a mí me fue a buscar el Real Madrid a Cristo Rey y estuve dos años en la cantera madridista. Allí aprendí mucho con Groso o Amancio de entrenadores».

Ramón Martínez le ofreció poder jugar en el primer equipo muy joven pero al principio lo hizo con ficha amateur y porque el Real Madrid no lo quería soltar y no le daba la carta de libertad. Hasta que eso no sucediera la primera fichar profesional tenía que ser de madridista.

Publicidad

Cuenta que decidió volverse a Pucela básicamente por amor. «Yo tenía mi novia en Valladolid, la que hoy es mi mujer, y creía que iba a perder algo importante en mi vida, entonces me fui para Valladolid después de un partido contra el Athletic y en el Madrid ya no me volvieron a ver más el pelo».

Volviendo a la Copa de la Liga, no puede ocultar la rabia de no haber jugado la final porque expulsiones no había tenido muchas en su carrera, «con la cantidad de cera que dábamos en aquella defensa del Valladolid, menudos cuatro», ironiza.

Publicidad

Luego llevó su coraje y su audacia al Betis y, en este contexto, asegura: «La gente valora la entrega. Aquí en Sevilla me tienen un cariño terrible y yo creo que es por eso que han marchado tan bien mis negocios, pero yo hice entonces lo único que sabía hacer y era ser honrado y defender la camiseta que me pagaba, a tope siempre, como en Valladolid».

Fue capitán del Pucela con 24 años y, a día de hoy, sigue, sufre y disfruta los partidos del equipo desde Sevilla. Allí los negocios funcionaron con el apoyo de la familia, que ahora los lleva. Ha llegado a tener varias cafeterías y bares de noche, hasta cinco a la vez, que en algún caso atendían sus cuñados.

Publicidad

Vivió también varios años en Miami, pero cuenta que los seguros allí no cubren las consecuencias de un huracán y eso le hizo plantearse las cosas tras una mala racha. «Tuvimos dos huracanes en un año y nos asustamos un poquito, decidimos vender porque temimos perderlo todo y nos vinimos para Sevilla».

Se compró una casa en la sierra, rodeada de un terreno con olivos y encinas, donde a sus 65 años intenta disfrutar de la vida. La pregunta de qué queda del jugador del barrio de La Victoria se responde sola: Javier Sánchez Valles no vive aquí, pero Pucela aún le corre por las venas.

Noticia Patrocinada

Suplemento especial de los 40 años de la Copa de la Liga, el sábado 29

Son múltiples los factores que deben concitarse para que un club humilde como el Real Valladolid, a años luz en presupuesto de los grandes transatlánticos del fútbol español, conquiste un título nacional. Y todas esas circunstancias confluyeron hace cuarenta años para hacer realidad el que hasta la fecha sigue siendo el único trofeo oficial de la entidad blanquivioleta en sus 96 años de historia. Aquella imagen icónica de Pepe Moré levantando la Copa de la Liga, que hubo de pasar por los líquidos de revelado para ser publicada dos días después, continúa en el imaginario de los aficionados más veteranos. Y con esa foto acaparando la portada, El Norte lanza el sábado día 29 de junio un Suplemento Especial para recordar de la mano de los protagonistas todos y cada uno de los detalles que rodearon aquella gesta.

Una temporada irregular en lo deportivo, en lo que a la liga doméstica se refiere, que acabó en celebración gracias a una plantilla que se nutrió de la cantera y que hubo de sobreponerse a un cambio de entrenador. El relato de cómo se llegó a conquistar el título, las múltiples anécdotas que dejó el proceso para llegar a levantar el trofeo, y las vivencias de los jugadores que pasaron por aquel vestuario forman parte del Especial que publica El Norte de Castilla. También una conversación entre el director deportivo (Ramón Martínez) y el entrenador de aquel equipo (Fernando Redondo), que cuarenta años se han vuelto a encontrar para repasar, ya con la perspectiva y el poso que deja el paso del tiempo, todo lo que rodeó y acompañó a aquel éxito deportivo.

Un suplemento que es una pieza de coleccionista para los aficionados más veteranos del Real Valladolid, y que se entiende también como una lección de historia para los más jóvenes que no disfrutaron de aquel hito y que solo lo conocen por boca de sus padres y abuelos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad