Borrar
Rusky, en un homenaje al exjugador del Valladolid, Valdés. Alberto Mingueza
40 años de la Copa de la Liga del Real Valladolid

Rusky, el campeón que lo celebró en Sabadell

«Recuerdo el frío, la niebla y ese césped del viejo estadio con hielo y hasta con nieve«

J. A. M.

Valladolid

Jueves, 27 de junio 2024, 06:56

Estaba en la plantilla que se proclamó campeona de la Copa de la Liga, que es lo que utilizamos como percha para repasar una secuencia de jugadores del club. Se fue unos meses antes al Sabadell, pero por el significado de este jugador para toda una generación merece aparecer aquí. De todos los delanteros de la década prodigiosa, como le gusta a Ramón Martínez que llame a los 80, uno se volvió inolvidable y eso que se retiró con 30 años.

Se trata de Antonio García Ramos, lo de Rusky es por el cabo Rusty de la serie Rin tín tín, a quién dicen que se parecía de pequeño aunque también ayudó que los Reyes Magos le regalasen un año el traje de soldado confederado que llevaba el personaje. El cabo Rusty era un niño huérfano que cuidaba en Fort Apache de aquel pastor alemán que daba nombre a una retahíla de capítulos bajo el nombre de «Las aventuras de Rin tin y tin» recreando el viejo oeste americano. Cierto es que aquel actor rubio que interpretaba Lee Aaker guardaba cierto parecido físico con Rusky, derivación de lo que en realidad era Rusty, su nombre de ficción en esa serie.

El delantero catalán militó dos años en el Barcelona Atlético (del 74 al 76) y fichó después junto a Moré y Costa por el Real Valladolid, donde jugó ocho temporadas, desde la 76/77 y la 83/84. Cuando llegó el año de la Copa de la Liga, las lesiones musculares, que solo aparecieron al final de su carrera, no le dejaron jugar a su verdadero nivel y su participación iba disminuyendo.

Rusky llegó a debutar, antes de llegar a Pucela, con la primera plantilla del Barcelona en tres partidos de la denominada Copa del Generalísimo, incluso recuerda que Cruyff le regaló unas botas tras un entrenamiento. Después jugó 260 partidos oficiales con la camiseta del Pucela, 189 en Liga. Anotó 83 goles, 67 en partidos de ligueros y 18 de esos goles fueron en Primera, donde llegó a encabezar provisionalmente la tabla de goleadores al término de la primera vuelta de la temporada 80/81, ya que casi la totalidad de los nueve tantos que marcó fueron antes de cerrarse esa fase.

Para Rusky, que tras retirarse montó una empresa de distribución alimentaria, lo más duro de sus primeros años en Valladolid fue la meteorología. «Recuerdo el frío, la niebla y ese césped del viejo estadio con hielo y hasta con nieve». En mi primer invierno, estuve casi un mes sin ver el sol, la niebla se me metía en los huesos y pensé que no iba a aguantar, pero aquí llevo más de 40 años y aquí seguiré«, asevera.

Pese a venir junto a Moré y Costa, el compañero con el que enseguida congenió y que aún hoy pasa por ser uno de sus mejores amigos es el exguardameta Manolo Llacer. Lo curioso es que un año antes de venir, jugando con el Barcelona Atlético en Zorrilla, se había pegado con el propio Llacer en una tángana junto a Santos.

«Llacer y yo seguimos yendo algunos fines de semana a jugar al mus con unos amigos o a veces quedamos en un pueblo», comenta. Aún recuerda la primera vez que viajó por la provincia y vio cómo dejaban las puertas de las casas abiertas de par en par. «Eso me asombraba», recuerda.

Rusky formó parte de un lote por el traspaso de Amarillo al Barcelona. Además de los dos compañeros referidos se incluyó también la cesión del portero Oswaldo Santos. Cuando llegó era bastante conocido porque ya había hecho goles (15 en sus dos últimas temporadas en el Barcelona Atlético) y entonces tenía oferta del Betis, pero el Barcelona no quería que fichara por un Primera.

«Recuerdo que un día nos reunimos Moré, Costa y yo en Barcelona y decidimos venir los tres, años después llegaron Botella, Mir, Estella y Serrat y nos llamaban el Barsadolid», evoca Rusky quien recomendó a la mayoría de ellos y recuerda al ya fallecido Costa, con cuya familia aún come todos los veranos. Según dice era el mejor de todos los catalanes que vinieron al Valladolid -una especie de Xavi- pero una lesión de rodilla mermó su carrera.

El salto de cabeza de Rusky, pese a superar por poco el 1,70, era de lo mejor de aquella época. El 11 y después 9 blanquivioleta se quedaba suspendido en el aire aunque su buen remate no era algo fortuito ya que trabajó el juego aéreo. «Yo creo que el delantero goleador nace con cierto instinto, pero después hay que trabajar para sacar todo el partido a esas cualidades innatas», dice.

Recuerda que las primeras cinco temporadas aquí fueron muy buenas y que después empezó a tener lesiones. «Tuve problemas musculares y en cada lesión tardaba más en recuperarme. El año de la Copa de la Liga recibí una oferta del Sabadell en invierno y allí fui, jugué nueve partidos y ascendimos», rememora. Al regresar, tenía ofertas pero él no quería irse de Valladolid y decidió dejar el fútbol.

Anteriormente, Gonzalo Alonso no le había dejado marchar. Ni a él, ni a Moré. «En mi época apenas había representantes, a mi me subían el sueldo un diez por ciento y renovaba por el derecho de retención pero al final conseguí jugar en Primera con el Pucela», subraya.

Después de retirarse se hizo abonado pero ahora no va mucho al estadio porque lo pasa mal. «Lo mejor del fútbol es jugarlo», dice y, además, no lleva bien los insultos a jugadores desde la grada. A él nunca le pasó eso porque el cariño del público fue incondicional y, de hecho, una de las cosas que le empujaron a quedarse fue la gente. «Siempre me hicieron sentir como en mi casa hasta que un día te das cuenta de que estás es tu casa, incluso mi hijo es vallisoletano». Y aquí se quedó, con su afición por la caza.

Me cuenta, en este contexto. una historia de Pachín, con su inseparable Llacer como testigo de nuestra conversación. Pachín llegó al vestuario un día y dijo a voces: «me han dicho que aquí hay dos que se van de caza y... »que no me entere yo«. Mientras Rusky y Llacer se miraban, el técnico precisó: »Que no me entere yo de que van de caza y no me invitan«. Cosas de la época.

Suplemento especial de los 40 años de la Copa de la Liga, el sábado 29

Son múltiples los factores que deben concitarse para que un club humilde como el Real Valladolid, a años luz en presupuesto de los grandes transatlánticos del fútbol español, conquiste un título nacional. Y todas esas circunstancias confluyeron hace cuarenta años para hacer realidad el que hasta la fecha sigue siendo el único trofeo oficial de la entidad blanquivioleta en sus 96 años de historia. Aquella imagen icónica de Pepe Moré levantando la Copa de la Liga, que hubo de pasar por los líquidos de revelado para ser publicada dos días después, continúa en el imaginario de los aficionados más veteranos. Y con esa foto acaparando la portada, El Norte lanza el sábado día 29 de junio un Suplemento Especial para recordar de la mano de los protagonistas todos y cada uno de los detalles que rodearon aquella gesta.

Una temporada irregular en lo deportivo, en lo que a la liga doméstica se refiere, que acabó en celebración gracias a una plantilla que se nutrió de la cantera y que hubo de sobreponerse a un cambio de entrenador. El relato de cómo se llegó a conquistar el título, las múltiples anécdotas que dejó el proceso para llegar a levantar el trofeo, y las vivencias de los jugadores que pasaron por aquel vestuario forman parte del Especial que publica El Norte de Castilla. También una conversación entre el director deportivo (Ramón Martínez) y el entrenador de aquel equipo (Fernando Redondo), que cuarenta años se han vuelto a encontrar para repasar, ya con la perspectiva y el poso que deja el paso del tiempo, todo lo que rodeó y acompañó a aquel éxito deportivo.

Un suplemento que es una pieza de coleccionista para los aficionados más veteranos del Real Valladolid, y que se entiende también como una lección de historia para los más jóvenes que no disfrutaron de aquel hito y que solo lo conocen por boca de sus padres y abuelos.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Rusky, el campeón que lo celebró en Sabadell

Rusky, el campeón que lo celebró en Sabadell