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La ruina amenaza con derrumbar también al Valladolid Promesas
Efecto dominó

La ruina amenaza con derrumbar también al Valladolid Promesas

El entrenador del Juvenil A, Manu Olivas, dirigirá al filial lo que resta de temporada

J. C. Cristóbal

Martes, 18 de febrero 2025, 18:09

Ahora que se cumple un lustro de cuando una pandemia entró en nuestras vidas y las cambió para siempre, es más fácil de explicar y de entender la importancia de adoptar medidas de prevención para evitar los contagios, sobre todo en los ambientes más íntimos de la familia o el trabajo. También en el fútbol. La enfermedad que consume en el Zorrilla la salud del Real Valladolid, un paciente terminal, amenaza con trasladarse unos metros y asaltar en los Anexos la del Promesas, que presenta unos síntomas que merecen más atención.

Hay voces que reclaman, y no les falta razón, la presencia de los jóvenes del filial en las alineaciones antes que la de los profesionales que han llevado al equipo blanquivioleta al fondo de la clasificación de Primera; más allá del desahogo, sería una medida injusta para los canteranos, que necesitan dar ese salto en las maduras más que en las duras, y es que, además, tienen una misión que cumplir: asegurar la permanencia en la 2ª RFEF con once jornadas por jugar.

La situación puede parecer tranquila si se echa un vistazo superficial a la tabla, el Promesas está en la zona templada, octavo, y tiene la última plaza de promoción de ascenso al tiro cercano de tres puntos; cualquiera que conozca por encima la cuarta división del fútbol español sabe que está llena de trampas, un grupo de dieciocho equipos en el que uno asciende de forma directa, cuatro promocionan para ascender, otro por no descender y cinco se despeñan de manera directa a 3ª RFEF; es decir, solo siete equipos, los que militan en la zona neutra del 7º al 12º puesto, están fuera de los colores verdes y rojos de la clasificación. Así que el Valladolid Promesas tendrá que mirar de reojo las posiciones del Compostela, en promoción a cuatro puntos, y del Rayo Cantabria, en descenso a cinco.

También la racha del filial invita a la cautela. Su última victoria fue el año pasado, justo antes del parón navideño, y ya acumula seis jornadas sin ganar con un saldo de cinco empates; menos mal que el domingo enderezó en Santander un 2-0 en contra ante un rival directo, recuperó el sabor del gol que no probó en los cinco partidos anteriores, cerró un 2-2 y podrá recibir el sábado al Guijuelo, que anda por la cola, con la esperanza de poner tierra de por medio.

No ayuda la deriva del Real Valladolid. En el banquillo de los Anexos no estará Álvaro Rubio, que ocupará al día siguiente el del visitante en San Mamés; tampoco Javier Torres Gómez, que cumplió con buena nota su dura interinidad ante dos huesos como el Ávila (2-3) y el Numancia (3-1), tercero y líder del grupo; lo hará, y se supone que hasta el final del curso, Manu Olivas, el entrenador del juvenil de División de Honor, equipo que ha cuajado una notable temporada. La idea de la dirección deportiva del Real Valladolid es modificar el escalafón de entrenadores en la cantera blanquivioleta.

La categoría donde juegue el Promesas no es un asunto menor, con veinte temporadas en Segunda B (cuarto en su grupo en la 19-20, con Javier Baraja de entrenador, con Kike Pérez y Miguel de la Fuente en la plantilla) y una en 1ª RFEF (la del descenso en la 21-22 con Julio Baptista). Su sitio podría estar más arriba, en una categoría en la que juegan los filiales de Real Sociedad, Athletic, Osasuna, Celta y Barça (por citar a los del grupo I) o el Ourense, verdugo del Pucela en Copa; quedarse donde está, con rivales capitalinos como Numancia, Pontevedra o Ávila; nunca caer a una 3ª RFEF donde militan Tordesillas, Mojados y Laguna, los representantes de Valladolid en el fútbol regional.

El cuidado de la cantera es una inversión para el Real Valladolid, que hizo caja durante la era Nazário con las ventas de Lucas Rosa, Kike Pérez y Juma Bah, por la citar las de esta temporada, Fresneda, Salisu y Calero. Y en esta 24-25 para olvidar los jugadores del filial estuvieron listos para parchear las lagunas de planificación: Chuki, todo el año en dinámica de primer equipo, ha jugado siete partidos; Raúl Chasco, dos; y Arnu y Maroto, uno; aparte de los doce de Juma Bah.

Manu Olivas es ahora el encargado de gestionar los vaivenes emocionales de futbolistas que saltan de los Anexos al Zorrilla en viajes de ida y vuelta; el de armar un once titular del que salieron en el mercado de invierno Aceves, Frimpong, Sergi Esteban y Ortuño; el de reforzar la confianza en jugadores que conoce muy bien porque todavía están en edad juvenil, como Arco, Iago Parente o Alani (este año han llegado a jugar catorce juveniles con el filial); el de alimentar la progresión de, además de los citados líneas arriba, los Koke, Verde, Xavi Moreno, Jorge Delgado o Neira. Los dos últimos suman quince goles; Sylla, Marcos André y Latasa, tres.

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