José Miguel Ortega
Jueves, 12 de diciembre 2024, 20:22
Es cosa frecuente que cuando alguien triunfa en la vida aparezcan cientos de personas sentenciando: 'Ya lo decía yo'. Y si se trata de un futbolista, en lugar de cientos son miles quienes presumen de su olfato para descubrir talentos. Siempre ha sido así.
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Rubén ... Baraja Vegas (Valladolid 1975) es un caso que encaja perfectamente en la historia de los fenómenos a quienes costó ser profetas en su tierra y cuando triunfaron en otros equipos les salieron por todas partes ojeadores que valoraron sus virtudes futbolísticas antes que nadie. 'Ya lo decía yo'.
A Baraja y otros dos jóvenes valores de la cantera –Ramón y Chuchi Macón– les hice un reportaje de una página que titulaba 'Los superbabies del Valladolid' y se publicó el 6 de octubre de 1993, cuando ya había debutado en Primera División con apenas 18 años.
Felipe Mesones era entonces el entrenador del conjunto blanquivioleta y el hombre que apostó por la savia nueva. Una apuesta valiente pero arriesgada que no tuvo un final feliz porque Mesones fue destituido en el mes de diciembre y Pepe Moré prefirió recurrir a la experiencia para evitar el descenso.
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Después vino Víctor Espárrago y tampoco rodaron las cosas como estaba previsto. Se fue el uruguayo, regresó Moré y en vista de que no se enderezaban las cosas, la directiva apostó por otra solución casera, la dupla Redondo-Santos que tampoco dio con la clave para evitar la pérdida de categoría.
Rubén Baraja empezó jugando en el Promesas e intervino en 9 partidos con el Pucela en Primera, que sería muchos más (31) en la siguiente temporada, también en primera porque fue la de la ampliación de la liga a 22 equipos.
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Rubén Baraja se convirtió en uno de los pilares del equipo pero al final de aquella temporada 1995-96 fue traspasado al Atlético de Madrid, donde tampoco lo tuvo fácil. Estuvo fogueándose en el filial pero terminó jugando y triunfando como no podía ser de otra manera: 51 partidos en las dos campañas que vistió la camiseta rojiblanca del primer equipo del Manzanares. Lo mejor, sin embargo, estaba por venir.
El Valencia y Mestalla fueron con el nuevo milenio las tierras de promisión del centrocampista vallisoletano. Allí se encontró en su hábitat natural, pues tanto los entrenadores como los aficionados supieron valorar las enormes posibilidades de su fútbol poderoso e inteligente que a los pocos meses le abrió las puertas de la selección española.
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Diez campañas
Baraja jugó diez temporadas en el Valencia como titular indiscutible, eje vertebrador del juego de un equipo que ganó en ese periodo 2 Ligas, 1 Copa del Rey, 1 Copa de la UEFA y 1 Supercopa de España. En esa década prodigiosa del equipo che el vallisoletano acumuló pruebas inequívocas de su espectacular rendimiento: 367 partidos oficiales con el Valencia y 43 con la selección española absoluta.
Rubén Baraja es el futbolista vallisoletano con más internacionalidades y el duodécimo jugador valencianista con más partidos de entre los ochocientos que han vestido los colores del club a lo largo de su historia. El día que decidió colgar las botas –16 de mayo de 2010– el público de Mestalla le dedicó una ovación larga, cerrada y entusiasta como pocos habían recibido. Su generosa entrega, su juego poderoso y brillante habían dejado una huella profunda en el corazón del valencianismo, para iniciar inmediatamente su carrera como técnico.
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No obstante ocurrió lo que suele pasar con los entrenadores jóvenes, esa falta de rodaje en la que se escudan los directivos que prefieren no adoptar decisiones valientes. Rubén tuvo que pasar por el Elche, Rayo, Sporting de Gijón, Tenerife y Zaragoza hasta completar el periplo que le llevaría de nuevo a Valencia para sacar al equipo de una de las crisis más complicadas de su historia. En la temporada 2022-23, los levantinos se salvaron del descenso por un punto, precisamente el que perdió el Valladolid en Mestalla a consecuencia de un garrafal de su portero, que terminó costando a los blanquivioletas el descenso a segunda.
En la 2023-24 con Baraja como entrenador de principio a fin de la campaña, el Valencia desempeñó un campeonato mucho más positivo y eficaz que el anterior, cuando sustituyó al italiano Gatusso. El equipo acabó 9º y el controvertido Peter Lim confirmó al vallisoletano como entrenador para la presente temporada, un caramelo envenenado pues los prometidos refuerzos no han llegado y el Valencia, como el Valladolid, está en puestos de descenso y su entrenador con la espada de Damocles sobre su cabeza, jugándose el futuro frente a su primer equipo y en el campo donde debutó como futbolista. La vida tiene estas cosas.
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