Mesa escapa de la vigilancia de Clerc. A. Mingueza

Roque Mesa, el señor de Zorrilla

Análisis ·

«Me gusto el Pucela del mismo modo que me ilusiona ver como el esbozo de equipo que éramos al comienzo de la competición va entrando en calor y cogiéndole pulso a la categoría»

Javier Yepes

Domingo, 6 de noviembre 2022, 14:59

El triunfo frente al Elche consagra una posición de privilegio merecida, al tiempo que aúpa a Roque Mesa a la más alta consideración futbolística. Su partido deja claro el valor del líder de este Pucela tanto dentro como fuera del vestuario.

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Esa consideración que José Pacheta le ha otorgado desde que tomara posesión de las riendas del equipo y que el canario le ha devuelto con juego y trabajo al de Salas. O sea, como debe de hacer un futbolista cuando quiere reconocer la confianza que su entrenador le entrega.

Vaya esto como entradilla para el comentario de un partido interesante y muy bien jugado por el Real Valladolid. Algo que pone de manifiesto que el equipo va dando con las teclas del juego y por ende del resultado.

El sábado el entrenador del equipo dispuso de nuevo una medular en la que se conjugaban los tres valores fundamentales de esa línea, a saber: el inicio del juego tras empezar en defensa a través de la pausa, la continuidad en el juego mediante recorrido y pase, y la finalización con el remate y la asistencia. En todas ellas, y siempre acompañado por Aguado e Iván, Roque Mesa estuvo presente para trasladar el balón entre ambas áreas y para acabar rematando y marcando. Fue su día redondo.

En ese orden de eficacia, juego y despliegue físico, tanto Iván Sánchez –gran acierto el encomendarle el volante diestro- como Álvaro Aguado presente como acompañante de ambos, fueron definitivos para secundar la tarea del canario y soportar el peso del equipo.

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Un peso en el que colaboraron de forma fundamental Gonzalo Plata con su desborde y Óscar Plano con su presencia en el frente atacante llegando desde atrás a posiciones de remate y al que solo Edgar Badía, un lujo de portero, fue capaz de impedir que anotaran tanto el propio Óscar como el resto.

Me gusto el Pucela del mismo modo que me ilusiona ver como el esbozo de equipo que éramos al comienzo de la competición va entrando en calor y cogiéndole pulso a la categoría.

Y me encanta ver un Zorrilla modernizado, pletórico de gente y de ilusión intuyendo que podemos pelear por otras cosas que la permanencia, aunque esta siga siendo la principal conquista a realizar.

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Por cierto, y hablando del centro del terreno, Joaquín cuando se incorporó al mismo, lo bordó.

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