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En deporte hay leyendas que no son mediáticas. Alejadas del ruido asociado al fútbol, pueden vivir en silencio y crear un imperio sin necesidad de levantar polvo cada vez que cierran una operación. En Vitoria se empezó a labrar una leyenda deportiva de 201 ... centímetros de altura en 1988. Josean Querejeta (Lazkao, 1957), voluntarioso como jugador de baloncesto, colgaba las zapatillas y, sin saberlo, ponía la primera piedra de un camino que con el paso del tiempo ha derivado en imperio. Cuando se sentó aquel año en el sillón presidencial del Baskonia, en la Liga ACB nadie tosía a Real Madrid y Barcelona –con permiso del Joventut–. El resto de clubes sobrevivía a la sombra, un puñado de pasos por detrás en resultados pero, sobre todo, a años luz en infraestructura y gestión deportiva. La década de los 90 sirvió a modo de aprendizaje para un Querejeta, todavía imberbe en los negocios, que se fogueaba con la cadena de tiendas de chuches Gretel. En ese improvisado laboratorio se fue cociendo a fuego lento su modelo de éxito. El mismo que años después le llevó a levantar un imperio en el baloncesto, su verdadera pasión, consolidando al Baskonia como uno de los clubes de referencia en Europa, y el que desde hace siete viene implantando en el mundo del fútbol a partir de la compra del Alavés.
Menos mediática que la llegada de Ronaldo, el desembarco de Querejeta en Mendizorroza fue sin embargo igual de deseado. O incluso más. Cuando el gestor tomó las riendas en 2011, el Alavés navegaba sin rumbo con una deuda de 30 millones de euros y un futuro más que incierto tras la estampida de Piterman cuatro años atrás. Todas las miradas se dirigieron entonces hacia el gurú del Baskonia. Si algo le ha caracterizado como gestor es su especial habilidad para moverse en los despachos y lidiar en el terreno movedizo de la política. De ese ring sacó la ampliación del pabellón Buesa Arena hasta los 15.500 espectadores, en una obra de 30 millones financiada a partes iguales por Ayuntamiento y Diputación. Y en el mismo cuadrilátero ha estrujado ahora a las instituciones para hacer un lavado al estadio y alcanzar las 32.000 butacas, e incluso para plantear una ciudad deportiva en su entorno.
La proyección del club vitoriano se disparó hace dos años con su ascenso a la Primera División y con la disputa de la final de la Copa del Rey en 2017, temporada que cerró con unos ingresos de 50 millones de euros. El llamado 'Glorioso' –fundado en 1921– lo controla hoy Josean Querejeta con el 81,58% de las acciones, después de la salida Ortiz de Zárate, a través de la sociedad Avtibask. De la fusión de ambos clubes –baloncesto y fútbol– nació un ambicioso modelo de gestión que responde al nombre de grupo Baskonia Alavés y que Querejeta poco a poco ha ido delegando en manos de su hijo Haritz. El actual director general de la sociedad, consejero también del Alavés que preside Alfonso Fernández de Troconiz, es ahora pieza vital de un engranaje que ha dado ya el salto más allá de nuestras fronteras. El plan estratégico de crecimiento económico y empresarial pasa por expandir la marca y llevar sus tentáculos a otras ligas. Europa es un primer paso, y Sudamérica será en breve una consecuencia natural en todo el proceso de expansión.
El Deportivo Alavés es 'glorioso' en España, pero también lo es ahora en Croacia, donde suscribió un acuerdo de gestión en las dos últimas temporadas con el NK Rudes –diecinueve jugadores se han beneficiado de esa operación, con Demirovic a la cabeza–, y también en Finlandia, donde controla el JS Hercules de la Segunda División. Esta ronda de hermanamientos no supone un gran desembolso para el grupo vitoriano, que a cambio se beneficia de la formación de su red de jugadores.
Dentro de esta espiral, el grupo Baskonia Alavés ha puesto ahora sus miras en el fútbol francés y en uno de sus clubes históricos, el Sochaux. Agobiado por las deudas y postergado en la Ligue 2, sus dirigentes llevan meses negociando la venta con el handicap que supone arrastrar una deuda de más de 20 millones de euros. Si la asume, el Alavés ganaría un despacho en Francia y se convertiría en el segundo equipo de la Liga española que adquiere un club de la Segunda gala tras el fugaz amago del Atlético de Madrid con el RCLens.
Sería una muesca más en el lento pero seguro caminar de la leyenda deportiva que se levanta en Vitoria sobre 201 centímetros de altura. Una piedra más del imperio que ha creado el gran gurú de Vitoria. El hombre que negó hasta tres veces a Florentino Pérez en su propuesta para que se hiciera con las riendas de la sección blanca de baloncesto...
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