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Sus Majestades de Oriente ya enfilan el camino de vuelta a casa después de un arduo e intenso trabajo. Son muchas las cartas que han leído atentamente y numerosos, también, los regalos que han depositado debajo del árbol de Navidad. Los Reyes Magos se han desfondado para atender los deseos de los más pequeños, quienes esperaban ansiosos abrir sus paquetes con la ilusión de ver el color blanquivioleta. En las múltiples y diversas cartas enviadas por los presentes que se desplazaron hasta Los Anexos al José Zorrilla, la palabra Real Valladolid fue la más repetida. De los cientos de personas que decidieron insuflar ánimos a la primera plantilla, destacó la gran presencia de público infantil, cuyas miradas se dirigieron a sus ídolos.
Eran las 8 de la mañana y Pablo, de 6 años, no aguantaba más en la cama y decidió llamar a sus padres y a su hermana para abrir los regalos. El madrugón no importaba, solo quería que en uno de sus paquetes se encontrara la bufanda del Real Valladolid y como sus Majestades de Oriente atienden cada deseo, así fue. En las inmediaciones del José Zorrilla, Pablo, que se enfundó la equipación del Pucela, estrenó la tan demandada bufanda y se hizo un sitio para pedir fotos a los jugadores. La sonrisa no se le borró en toda la mañana.
«Corre, corre. ¿Dónde nos ponemos?» se preguntaban Dunia y Aicha de 6 y 9 años respectivamente, cuando se abrieron las puertas de Los Anexos. Querían asentarse en un sitio privilegiado para lucir orgullosas sus pancartas. La de Dunia rezaba «Monchu, eres mi Rey Mago favorito. He pedido tu camiseta. ¿Me la regalas?», mientras que Aicha se declina por David Torres. «Eres mi ídolo. ¿Me regalas la camiseta?». En estas vacaciones de Navidad, las hermanas han asistido a cada uno de los entrenamientos a puerta abierta y desean que se retome la competición para ver a sus ídolos sobre el césped del José Zorrilla.
Bajo el brazo de Héctor se esconde un balón repleto de firmas. El pequeño de 8 años no suelta su valioso tesoro mientras comenta con su compañero del colegio cada jugada del entrenamiento. «Mira ahí está», dice señalando a Monchu, su jugador favorito. Este año se ha inscrito como socio del Real Valladolid. Cada partido lo vive con intensidad, pero no oculta que en alguna que otra ocasión ha sentido «frío». En Los Anexos, el sol se impone a la sensación térmica gélida y permite disfrutar de una mañana halagüeña.
Los pupilos de Paulo Pezzolano se ejercitaron en una mañana idílica, arropados por cientos de aficionados que se desplazaron a Los Anexos y con temperaturas templadas, donde apenas se notó el frío polar que está azotando a la ciudad. La plantilla del Real Valladolid disputó un partido de entrenamiento en el que participaron Aranda, Iago Parente y Víctor Fernández, de edad Juvenil, pero que ya han gozado de minutos con el Real Valladolid Promesas. Malsa se mantuvo al margen, mientras que no se ejercitaron Gustavo Henrique, pendiente de una futura salida en este mercado invernal, ni los lesionados Marcos André y Javi Sánchez. La nota negativa se vio con Luis Pérez, quien no pudo completar la sesión por molestias. El Real Valladolid sigue sin confirmar la salida de John al Botafogo brasileño. La ausencia del guardameta carioca sigue siendo una incógnita, ya que el club que disputa la Brasileirão oficializó el pasado jueves su incorporación, pero el club blanquivioleta aún no se ha pronunciado sobre el asunto.
Álex estrena la segunda camiseta del Real Valladolid y agarra una gran pancarta dedicada a Jordi Masip. «Cuando fue su cumpleaños no pude venir y he decidido dedicarle este cartel», señala el pequeño de 7 años, quien custodia los guantes del portero catalán y espera ansioso a que finalice la sesión para que Fer Pérez, tercer portero del Real Valladolid, le pueda entregar sus manoplas. «Me prometió que me las daría». Su padre y hermana acompañan al pequeño Álex, orgulloso capitán y defensa del Parquesol, a hacerse un hueco entre la multitud para que pueda ser visible su pancarta hecha con mimo.
«Te la he parado» dice Marco después de atajar un disparo. Su grupo de amigos ha colocado dos sillas para simular una portería y en un pequeño espacio entre el campo donde el Promesas disputa sus partidos y el campo de hierba artificial, están disputando un «partidillo». En sus cabezas se imaginan ser jugadores del Real Valladolid y pugnan en cada disputa para protagonizar una jugada.
Samuel no teme al frío. Se ha despojado de su abrigo y luce con orgullo su sudadera de color negro del Real Valladolid. Para que las orejas no sufran, se coloca el gorro blanquivioleta y sujeta un balón, también de su equipo en el que está estampado la firma de Jordi Masip. Se sorprende con cada balón enviado lejos de los tres palos y aplaude, junto a sus padres, los goles que se anotan durante la sesión de entrenamiento. Samu tiene 9 años y a los 6 se hizo socio del Pucela. «Estoy convencido de que van a ascender este año», asevera con optimismo mientras no pierde ojo a Tunde, su jugador favorito por su velocidad y atrevimiento. Una jornada mañanera que vive con alegría comentando las jugadas de sus ídolos junto a los suyos, con una sonrisa en el rostro, que quizás no olvide nunca.
La noche más mágica del año se prolongó para disfrutar de una jornada matinal de ilusión, donde el cosquilleo recorrió por el cuerpo por abrir los regalos, pero también para solicitar una foto o una firma, recuerdo que acaba siendo imborrable, a jugadores del Real Valladolid que se convierten en la referencia de los más pequeños.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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