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El Real Valladolid no salió nada favorecido en la foto de la Copa. El equipo de José Rojo 'Pacheta' pasó de ronda 'in extremis', con ... un protestado penalti de última hora sobre Toni Villa que se encargó de convertir Roque Mesa en el minuto 88. A esas alturas, la prórroga ya asomaba en el horizonte después de un partido muy rugoso, en el que el Pucela nunca llegó a sentirse cómodo, tras verse a expensas de un Marchamalo muy crecido por el atasco visitante. Los condicionantes no invitaban a un partido plácido entre un transatlántico de Segunda División y un conjunto deprimido de la Segunda RFEF, la cuarta categoría del fútbol. El cuadro albivioleta solo encontró cierta reacción cuando llegaron los cambios y entraron al maltrecho césped algunos ilustres de la Liga. La segunda unidad del Real Valladolid hizo agua en La Solana y las jerarquías se mantienen en la plantilla.
Pacheta compareció con el once titular previsto, lo que causó una superpoblación de mediocentros, aunque no todos en esa demarcación. Así, Fede San Emeterio se desplegó pegado a la línea defensiva, con Alcaraz por delante, Kike Pérez más escorado hacia la banda derecha y Anuar en posiciones interiores cercanas a la punta del ataque. El 'sudoku' de la banda izquierdo quedó resuelto con la alineación de Raúl Carnero en el lateral y Lucas Olaza devenido en un extremo con poca punción.
CD Marchamalo
Pantoja; Peñalvo (Alvarito, m.65), Carpin, Rafa, Fané; Molina, Nachete; Braun, Mani (Juan Rojo, m.89), Migallón (Dani Prada, m.71); y Jacobo (Josemi, m.65).
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Real Valladolid
Masip; Janko, Kiko Olivas, Queirós, Carnero (Toni, m.66); Fede San Emeterio; Kike Pérez (Roque Mesa, m.76), Anuar (Weissman, m.76), Alcaraz (Óscar Plano, m.45), Olaza; y Cristo.
Goles: 0-1 (m.88), Roque Mesa, de penalti.
Árbitro: Gálvez Rascón (comité madrileño). Amonestó a Alcaraz, Mani, Kiko Olivas, Pantoja.
Otros datos: Primera ronda de la Copa del Rey. Campo municipal de La Solana.
El Real Valladolid empezó pronto a sufrir los rigores de La Solana ante un Marchamalo bien plantado, dispuesto a rascar tobillos y a no hacer concesiones. Una falta que botó Olaza en el minuto 4 estuvo a punto de convertirse en un gol para el Pucela, pero esa acción quedó en un mero espejismo visto el desarrollo de la primera mitad y gran parte de la segunda.
El equipo gallardo se entregó sin complejos a su fútbol habitual: balones largos, continuos envíos al área y profusión de jugadores al remate. El Real Valladolid trató de afanarse inicialmente en la presión, iniciada por Cristo González y Anuar, pero sin mucho éxito. Por otra, parte la elaboración blanquivioleta resultó inexistente durante todo el primer periodo.
Sin jugadores creativos para sacar la pelota, Fede San Emeterio se vio en la obligación de iniciar frecuentemente la circulación. El césped alto tampoco ayudó: la pelota corría a trompicones, la presión rival era intensa y la estrechez del terreno de juego conspiraban en contra del ideario que maneja Pacheta.
El Marchamalo probó suerte con los envíos de Braun desde la izquierda, lo que obligó a extremar vigilancias a los centrales Kiko Olivas y Diogo Queirós. El partido sufrió interrupciones, derivadas de las faltas y de los problemas que sufrió Pantoja, el guardameta local. Con nula pólvora colectiva, San Emeterio buscó un disparo lejano que no encontró portería. El partido se volvió muy áspero, con poco lugar para las sutilezas, un terreno en el que este Real Valladolid, que brilla con un ritmo alto, no sabe cómo desenvolverse.
Masip se vio obligado a intervenir tras el enésimo centro de Braun. Los saques de esquina también encerraron algún peligro, dadas las dimensiones del campo. Janko, muy perdido en este terreno de batalla hasta que se animó, se sacó un buen regate de la chistera para dar un pase atrás a San Emeterio, sorprendente baza ofensiva, que soltó un disparo lejano fuera de cuadro. Detectados los cortocircuitos, Kike Pérez ocupó posiciones más centradas ya en el tramo final de una inoperante primera mitad. Antes del descanso, Alcaraz dejó la bota sobre Pantoja en una de las esporádicas internadas pucelanas y el equipo blanquivioleta quedó muy expuesto con pérdidas absurdas que mostraron varias desconexiones.
Pacheta dio carrete a Óscar Plano tras el descanso por un apagado Rubén Alcaraz, enmarañado como toda la medular blanquivioleta. El Real Valladolid se encontró con algo más de balón que echarse a las botas e incrementó su presencia en las inmediaciones de Pantoja, que tampoco sufrió en exceso las acometidas visitantes.
En este ritmo más vivaz, Lucas Olaza apareció por el área del Marchamalo, donde cayó sin que el colegiado observase indicios de penalti. El Real Valladolid trató de ejercer el control, con un activo Óscar Plano. El equipo gallardo opuso un contragolpe que obligó a Masip a salir del área pequeña para abortar el peligro. Los balones largos gotearon sobre el arco del guardameta blanquivioleta, pero Kiko Olivas y Diogo Queirós no tuvieron problemas para achicarlos.
Aitor Gómez, técnico local, revolvió el banquillo del Marchamalo para refrescar a su equipo, que empezaba a pagar las consecuencias de su alto desempeño para contener al Real Valladolid. Pacheta también ejecutó cambios de corte ofensivo, como la entrada de Toni Villa por Raúl Carnero, que había jugado sus primeros minutos de competición en casi un año tras superar una lesión de rodilla. Nada más entrar, Toni empezó a poner a prueba a los zagueros locales y obtuvo una falta peligrosa a favor que botó Olaza sin consecuencias. El futbolista murciano también se internó en el área para generar otra acción de quilates culminada con un remate mordido de Janko que a punto estuvo de acabar en las mallas.
Pacheta acabó por reconfigurar al equipo con la necesaria entrada de Roque Mesa, el gran metrónomo sobre el césped, y los colmillos de Shon Weissman: el israelí estuvo punto de perforar el arco rival nada más poner una bota sobre la hierba.
El Marchamalo aún soñaba con la machada y se aproximó a los dominios visitantes a través de las faltas concedidas cerca del área de Masip. Sin embargo, en este tramo, el Real Valladolid ya ejercía el mando, con Roque Mesa como heraldo. El mediocentro canario sí encontró los espacios y la manera de impulsar al Pucela hacia arriba. Janko también logró percutir por su flanco y creó una oportunidad muy clara.
Cuando la prórroga ya parecía un hecho, Toni se coló en el área del Marchamalo, sufrió la carga de Alvarito y cayó tras el contacto. Gálvez Rascón no tuvo dudas en señalar el penalti, entre las protestas locales. Al Real Valladolid se le abrieron todas las puertas: Roque Mesa convirtió el 0-1 con un disparo raso y ajustado al palo derecho de Pantoja y se consumó el pase a la siguiente ronda. Cristo y Toni pudieron ampliar el marcador con dos ocasiones muy claras, pero el Pucela sudó tinta en Marchamalo y sufrió de lo lindo en líneas generales. La Copa siempre exige y, a pesar de la victoria, el equipo blanquivioleta no dio la talla en Guadalajara.
osé Rojo 'Pacheta' valoró el pase de ronda, aunque admitió la dificultad que tuvo la eliminatoria:«Estos partidos son muy complicados. El césped estaba jodido para nuestro juego. El Marchamalo ha hecho un partido fantástico. El rival también juega. No hemos estado fluidos. Sabíamos que nos tocaría pelear y creo que lo hemos hecho. Veía la prórroga cerca. Es el primer penalti que nos pitan en 19 partidos oficiales. Creo que sí era penalti porque Toni ganó la acción», declaró el entrenador del Real Valladolid.
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