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Jordán bloquea el intento de centro de Nacho. C. Espeso

El Real Valladolid salva un punto ante un Eibar superior

Real Valladolid ·

El equipo blanquivioleta estuvo impreciso en el pase, agobiado por la presión del rival y fue casi todo el tiempo inferior a los armeros

Sábado, 10 de noviembre 2018, 15:06

Una de las grandezas del fútbol es que, siendo inferior, puedes acabar ganando. O empatando. Le pasó al Real Madrid el sábado pasado, y le pasó al Real Valladolid este sábado. Los blanquivioletas nunca fueron mejores que un Eibar muy sólido en todo el campo, ... pero acabaron puntuando, lo que siempre es de agradecer, porque en la portería estuvo Masip y los de Mendilibar tienen tanto problema con el gol como los blanquivioletas. Pero sobre la lluviosa mañana vallisoletana, el Real Valladolid ni defendió bien ni fue intenso ni atacó organizadamente ni fue preciso. El pero partido de lo que va de temporada, sin duda. Solo Verde, con dos disparos marca de la casa puso algo de canguelo en el ánimo del rival, que vivió mayormente cómodo los 90 minutos.

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Real Valladolid

Masip, Moyano (Antoñito, min. 72), Olivas, Calero, Nacho, Alcaraz, Míchel, Leo Suárez (Verde, min. 62), Plano, Toni y Ünal (Cop, min. 84)

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Eibar

Riesgo, Peña, Paulo, Arbilla, Cote, Escalante, Pape Diop, Joan Jordán, Orellana (Bigas, min. 76), Cucurella (Sergio Álvarez, min. 88), Charles (Kike, min. 69)

  • Árbitro: Cuadra Fernández. Amonestó a Arbilla, en dos ocasiones, Nacho, Rubén Peña, Calero, Diop

El Eibar supo encontrarle con relativa facilidad las cosquillas al Real Valladolid: la presión sobre Míchel y Alcaraz cortocircuitó al Pucela, que salvo 15 minutos de inicio fue superado en el primer acto por los de Mendilibar. Sergio había planteado de entrada una línea de creación con Plano, Suárez y Toni para buscar las espaldas de los medios centros, pero Diop y Escalante, en cuanto tomaron la medida al juego, cercenaron toda la creatividad blanquivioleta, obligando una y otra vez al juego en largo. Era lo que quería Mendilibar.

La lluvia no ayudaba. Todo lo contrario. La rapidez del campo reclamaba una precisión que la presión armera hacía casi imposible a un Valladolid que se diluía por momentos. Orellana hacía lo que quería entre líneas, y Plano y Suárez no concretaban casi nada de lo que intentaban. Solo Toni y un menos acertado Nacho -más exigido que en partidos anteriores- acertaban a hilvanar algún ataque. Etéreo, la mayoría de las veces.

Todo pintaba mal. O al menos no todo lo bien que en otras ocasiones.

Y la segunda parte no cambió el guion. Durante muchos minutos, hasta el error de Arbilla que le supuso al central enfilar antes de tiempo el camino del vestuario, el Valladolid fue un tentetieso que a pesar de los golpes lograba mantener la puerta a cero. No se explica muy bien, pero eso pasó. Charles, Orellana, Jordán estarán todo el viaje de regreso dándole vueltas a los errores que cometieron.

Tanto perdonó el Eibar que la esperanza de la grada es que la primera que tuvieran los de Sergio fuera gol. No lo fue por centímetros. Como la segunda. Ambas de Verde. El italiano revoluciona al equipo y, en mayor medida a la grada. Sus disparos y sus centros desde la esquina metieron miedo al Eibar, que con uno menos decidió contemporizar y salvar el punto que tenían, algo que tampoco desagradó al Pucela.

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