El Real Valladolid saca un empate áspero, pero solo depende de sí mismo para subir

El partido empezó con sorpresas. Pezzolano no sería Pezzolano si no asombrara a todos con el once titular: un inmenso Javi Sánchez desbancó a Boyomo en el eje de la zaga, Iván Sánchez dejó a Raúl Moro en el banquillo de inicio y el canterano Adrián Arnuncio 'Arnu' (17 años) debutó en el primer equipo como punta en el ataque en lugar del veterano Álvaro Negredo y superando en las preferencias del técnico a otro delantero del Promesas como Isra Salazar. Sin los lesionados Sylla y Marcos André, la puerta se abrió hacia el filial. Víctor Meseguer volvió a la consolidada medular, una vez cumplida su sanción. En el Espanyol, Manolo González reemplazó al sancionado Omar El Hilali con Óscar Gil en el lateral derecho y dio carrete a Nico Melamed en lugar de Puado por la izquierda del ataque.

Con el ambientazo de las grandes citas en las gradas de Zorrilla, el Real Valladolid tiró de brío inicial en un partido que se espinó rápidamente. Un primer balón de Oliveira al que no llegó Meseguer apuntó una versión estirada del Pucela que no tuvo continuidad. La contienda entró pronto en un intercambio de golpes, fruto de intensos duelos, donde nadie hacia prisioneros. Anuar recibió el primer sopapo en la nariz y tuvo que ser atendido por una hemorragia nasal, el primer capítulo de una guerra de guerrillas que convirtió el partido en un campo de minas. Masip aceleró algunos corazones al recoger sobre la frontera del área un balón por el que pugnaba Braithwaite. El Espanyol dio un paso adelante un césped lleno de concertinas tácticas, Jofre logró engatillar un disparo, pero chocó contra Anuar tras la ejecución y se marchó lesionado para dar entrada a Roca.

El partido entró en fases de creciente aspereza y, con poco fútbol que llevarse a la boca, quedó sostenido por la gran carga emocional de dos rivales luchando por el ascenso. Las faltas se sucedían para confirmar la arritmia del choque. Hay bocadillos de guijarros de más fácil digestión que algunos tramos de una primera parte rellena de cemento por todos lados. El Real Valladolid se colocó en bloque bajo para guarecerse y sólo un par de centros de Iván Sánchez y Luis Pérez volaron sobre el área perica. A la media hora, Anuar se retiró tras los golpes sufridos, lo que dio entrada a otro guerrero como Lucas Rosa y un conato de rebelión en la grada, que pedía ya la inclusión de Raúl Moro, y cantó brevemente contra Pezzolano.

Sin desarrollar un juego excelso, el Espanyol sí fue capaz de acampar algunos minutos en terreno blanquivioleta. El Pucela selló las líneas y se dedicó achicar agua, repeliendo cada ataque blanquiazul con su gran coraza. Los continuos parones y entradas de los médicos al campo alargaron la primera parte siete minutos más y en ese lapso el Pucela decidió presentar su candidatura ofensiva. Monchu remató por primera vez para el Real Valladolid en el 45+1 tras un balón que le dejó un Arnu empequeñecido hasta entonces entre Sergi Gómez y Cabrera. Lucas Rosa se elevó para rematar ligeramente desviado un centro de Luis Pérez que dejó flotando el 'huy' en la grada. En una primera parte de mucha tosquedad, el Pucela se animó en el descuento.

Y por esa línea siguió en una segunda mitad en la que quiso pisar el acelerador. Escudero puso un balón al área en una jugada bien trenzada, Joan García estuvo a punto de salir con la pelota en las manos fuera del área y Lucas Rosa le robó la merienda a Óscar Gil antes de chutar desviado. En un par de pestañeos, era el Real Valladolid el equipo con más prestancia atacante, aunque sin definición.

Las jugadas del Pucela adquirieron más ritmo, pero no lograron superar un partido dominado por los zagueros. Todo pudo cambiar en el 59, cuando Monchu saltó en el área para cabecear el balón, y recibió un empujón de Roca y un impacto del portero Joan García al tratar de despejar. Cordero Vega pitó penalti, pero el VAR le llamó a consultas y se detuvo en la acción del guardameta, sin tener en cuenta el empujón desequilibrante del centrocampista perico. Sin cortarse, anuló el penalti claro que había visto segundos antes.

El partido enloqueció:el Espanyol pisó el área de Masip, pero Nico Melamed simuló un penalti y recibió la segunda amarilla para dejar al conjunto barcelonés en inferioridad. El cielo se abrió para el Real Valladolid, que tocó la corneta sin éxito. La entrada de Raúl Moro enchufó al Pucela a las perforaciones por banda, pero por la izquierda el extremo no acabó de encontrar todo el petróleo. Negredo falló un gol cantado tras una gran transición de Moro, lo que retrató la crepuscularidad del otrora 'killer'. Isra Salazar se encasquilló en otro remate claro y percutió por la derecha con centros que no cuajaron, con el reloj desgranando minutos y el Espanyol aguantando el chaparrón. Pere Milla fue capaz de poner a prueba a Masip en una falta frontal y el Pucela quiso meter todo el gas posible en los diez minutos añadidos, pero Joan García no llegó a pasar apuros. El punto de un empate áspero sostiene al Real Valladolid en la cumbre. Para subir directo sólo depende de sí mismo. No es poco.